Crónica taquense

Una cabeza que debe rodar en el municipio Los Taques, estado Falcón

el pasado en el presente

Continua relatando,el señor Elías González González (vocero y palabrero de La Comunidad “Flor de la Guajira” en Jayana, municipio Los Taques, estado Falcón) que hace mucho tiempo, le contó, Felipe Montiel Uriana hombre sabio y mayor, quien estuvo en la capital de la Nación, Caracas, donde nació El Libertador Simón Bolívar, que allí viven muchos alijunas y no tantos wayuu y añuu como en Maracaibo, él eventualmente viajaba hasta allá para vender medicinas y artesanía wayuu,y pernotaba en casa de un paisano, en un lugar llamado, Los Mecedores, que queda al norte del más importante poblado de la Nación venezolana, allí hay una plaza y una urbanización llamadas “Don Diego de Lozada”, para honrar la memoria del fundador de esta ciudad, que el paisano al enterarse de esta situación le entró mucha rabia; ya que él leyó, en un libro que este alijuna fue un conquistador español, matarife de indígenas como arroz, y le provocó regresar a esta plaza tarde en la noche, y con un mazo quitarle la cabeza a esta estatua; pero observó que esta era de un metal muy duro.

También le narró de las hazañas y la resistencia que opuso el gran Cacique y Valiente Guerrero Guaicaipuro, de los indígenas de esas tierras quien muere peleando contra el invasor venido de allende el Océano. Elías no sabe si todavía esta plaza se llama así; pero de continuar con el mismo nombre, él piensa que debería ser cambiado por Cacique Guaicaipuro, y retirada la estatua de ese asesino de indígenas.

A continuación les transcribo la recriminación en un sermón que el Fraile Montesinos les hace a los españoles, en la Isla de La Española, pocos años después de 1492, en una iglesia de techo de paja.


-: “Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tal cruel y horrible servidumbre aquellos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras, mansas y pacíficas, donde tan infinitas dellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin darles de comer ni curarlos en sus enfermedades, que los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren, y por mejor decir los matáis por sacar y adquirir oro cada día? Estos indios, ¿acaso no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amarlos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis, esto no sentís? ¿Cómo estáis en tal profundidad de sueño tan letárgico, dormidos? Tened por cierto que en el estado en que estáis, con las abominaciones y crueldades que vosotros hacéis a los indios, no os podéis más salvar del infierno que los moros o turcos que carecen y no quieren la fe de Jesucristo”. Los esclavistas piden la expulsión del ofensor al Rey, quien le ordena a Colón reprender y silenciar al cura y sus compañeros dominicos; ya que “Cada hora de las que ellos estén en esa ínsula estando de esa dañada opinión harán mucho daño para todas las cosas de allá”.

jesusfreites11@hotmail.com

Cronista del Municipio Autónomo Los Taques



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