Por qué 5 revoluciones y hasta más

El Equilibrio Social en Socialismo

Saltar de un modo clasista a otro no clasista, como lo es del modo burgués al socialista, es verdaderamente cuesta arriba. Los cambios revolucionarios, de los que tenemos sólo informes históricos, tienen como fundamento imprescindible la modificación o cambio de la estructura económica, es decir, en la manera como los trabajadores se relacionan técnicamente con los medios de producción, según las relaciones de propiedad sobre estos, o sea, si tenemos trabajadores por un lado y no trabajadores o dueños privados de los medios de producción, por otro; unas relaciones sociales que cambiarían con el modo comunista de producción.

A los feudales no les costó mucho la adaptación de  los esclavos a siervos con medios de producción propios y  con derecho a la vida. Hoy en día, si pudiera elegir, cualquier trabajador escogería ser siervo, sirviente o artesano al servicio de un maestro de oficios, en lugar de ser esclavo sin propiedad privada alguna, ni siquiera la de su vida.

Sin embrago, tampoco resultó  fácil la idea de liberar a los siervos, campesinos, sirvientes y ayudantes de artesanos para que se convirtieran en hombres libres, desatados de toda servidumbre, de la parcela particular enfeudada, para que se convirtieran en hombres libres capaces de ponerse al servicio de patronos fabriles, de arrendatarios y de burgueses; capaces de  convertirse, decimos, en asalariados o vendedores de su fuerza de trabajo en lugar de su trabajo. La expropiación forzada de todo tipo de medios de producción emprendida por la burguesía o por los ricos fue devastadora[1].

Ya señalamos la anatomía del modo burgués (http://www.aporrea.org/actualidad/a194177.html), en consecuencia,  cuando se intenta cambiar del burguesismo al socialismo, la oferta de un cambio en la estructura económica, un cambio de base,  no bastaría y hasta fallaría si no se combate en paralelo los demás componentes anatómicos del modo de producción capitalista.  

De allí que se plantee e intente una revolución productiva en la infraestructura, con nuevos patrones de relaciones técnicas entre los trabajadores y los medios de producción, entre las diferentes oferta  y demandas tanto de medios de producción como de bienes de consumo final, y asimismo una mejor articulación entre las especialidades tecnoprofesionales y las necesidades de tales o cuales bienes, la única fórmula expedita para acabar con el desequilibrio económico que caracteriza a los modos clasistas, con el desempleo crónico, cosas así. Por ejemplo, unos medios financiados por el Estado a empresas productivas con fines más sociales que personales, más al servicio de la sociedad y menos al de los empresarios involucrados; una mejor correspondencia entre los estudios ofrecidos por el Estado y las necesidades productivas regionales y  locales. Una mejor cuadratura entre la producción agrícola y la agroindustrial, y la de ambas con la industria en general. De poco serviría una desarrollo industrial de  medios de producción, sin suficiente producción alimentaria para la cesta básica.
 
En la Venezuela antañona, un cambur valía una chiva (Bs. 0,05); esa fue una baratura de la remuneración al campesino para desestimularlo, para conservar el desequilibrio entre el agro y la industria, entre el campo y la ciudad. Que este mismo cambur hoy cueste Bs.F. 5,00 es simplemente un ajuste revolucionario. Debemos ir acostumbrándonos a nuevos y más justos precios.

En otra revolución, las comunas representarían unos microestados con toda la autonomía y soberanía que ha caracterizado al Estado centralista reinante todavía, una nueva e invertida superestructura. Igualmente, se plantea una revolución de la conciencia, cultura o ideología, esto es, una revolución disparada directamente a ese componente anatómico superestructural. ¿Para qué serviría una socialización masiva de los medios de  producción, si la actual conciencia burguesa del proletariado siguiera incólume?

Otra revolución dirigida a la organización del trabajador público, de tal manera que, sin reducción de personal, se logre máximos rendimientos con funcionarios que trabajen 100% de su jornadas, o sea, una revolución dirigida a reducir el manguareo burocrático, el ocio y las pérdidas de tiempo en papeleos innecesarios, duplicatorios, las más delas veces. Por ejemplo: si el Ministerio de Educción archiva las cédulas de su personal, ¿por qué los funcionarios que acudan a otro Ministerio, y señalen a aquel  organismo como su lugar de trabajo tienen que dirigirse personalmente a dicho Ministerio a solicitar constancias, en lugar de que sea el organismo interesado  el que lo haga.

Otra revolución está dirigida a un redimensionamiento del uso del espacio, a una reestructuración geográfica porque en algunos casos existen municipios muy  populosos  para una sola Alcaldía, y en otros casos, las hay con una baja densidad de población. Estos últimos municipios bien podrían fusionarse en uno mayor y conservar una  Alcaldía.única En resumen, se trata de una revolución con varios frentes de ofensiva contra varios frentes constitutivos del modo de producción capitalista. De esta nueva manera de hacer revolución a lo bolivariano, se desprende que la revolución dirigida hacia el reemplazo de la estructura económica terminaría siendo un efecto y no una causa revolucionaria.

09/09/2014


[1] Véase Honoré de Balzac, Los Campesinos.



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Manuel C. Martínez


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