Érase una patria convertida en prostíbulo

La fetidez del aliento alicorado de sus clientes, casi todos ellos almidonados burgueses, perfumaba su entrada. El Palacio del Burdel estaba una cuadra más allá de la esquina de Bolero.

Sus luces, como todo burdel que se respete, eran tenues e incitantes. Su portero, algún nativo de bajo rango y de color, como siempre. Acudían a pagar placeres entre las rojas luces y los wiskis 18 años, la patria era la meretriz más codiciada. Subastada cada noche al mejor postor. Entre las sábanas pálidas de la patria desteñida, la copulaban borrachos oligarcas para abultar sus cuentas bancarias. Era la cuarta república y cualquiera de sus presidentes.

Un día, más bien una noche, tarde, después de un resultado electoral sorprendente, traspasó el umbral de la puerta del burdel un ser extraño, un teniente coronel desconocido hasta entonces. Su uniforme y su mirada ya hicieron sentir que se acababa el negocio. Los administradores llamaron a que las prostitutas lo sedujeran, comenzó la música infernal de los mariachis con trompetas vendidas a soplar notas para tratar de cautivarlo. Con recio coraje dijo: “Yo no compro placeres, creo en el amor” “Yo no vine a pagar, vine a vivir el placer de la justicia, que es lo que le gusta a mi alma.”

Así entró al burdel, aquel soldado irreverente. El nuevo señor de la casa.

El asombro fue total. El nuevo dueño prendía las luces del prostíbulo y abría las puertas de los cuartos. En ropas menores corrían los proxenetas para tratar de huir. ¿Amor? ¿Quién habríase atrevido a nombrar esa palabra en el recinto del diablo? Las sábanas quedaban manchadas con desfalcos y robos, con trampas y ladrones de costumbre.

Entre las dulces sábanas de la patria, en la cama más pobre, el pueblo empreñó!!

El Burdel del Delirio se vino a nada.

Hugo Chávez Frías, era el nuevo presidente.

Mandó de inmediato a romper cuanta botella de licor quedara en las despensas, a quemar las sábanas de las camas malditas donde se ultrajó a la patria. Llenó nuestro cielo de esperanzas.

Se levantó el pueblo, que dormía, asombrado por el estruendo grito de su garganta pura, ¡Tenemos patria! ¡Carajo! El pueblo que cuando reclamaba algo era tildado y perseguido como terrorista, y los lacayos que cuando respondían tan solo concurrían a la defensa propia, tuvieron la oportunidad histórica de cambiar de puesto. El Coronel habló de revolución y la revolución se hizo. Ya la prostituta no era puta. Era dama. Ya el cliente no era venerado, era enemigo farsante. El teniente coronel Chávez los botó a patadas. Ya no era un burdel, era una patria.

Hugo Rafael Chávez Frías, temible nombre del profeta del amor.

Prendió las luces y abrió las ventanas de una patria mancillada por siglos en las alcobas de los ricos. Mientras duró su vida, sentenciada por la cicuta imperial a desvanecerse antes de tiempo, escribió con sangre en las paredes de aquel viejo prostíbulo: Unidad, lucha, batalla y victoria. Elijan a Nicolás maduro presidente, se los pido desde mis entrañas, que no vuelvan los hedores de alcohol a rodear las fiestas de los oligarcas en esta casa.
Eso pidió el grande, el gigante, antes de irse. No hubo gigante que ocupara su puesto, tan solo su mejor soldado tuvo que cumplir la orden de seguir al mando.

Nicolás, Nicolás, Nicolás.

La tarde se llevó su cuerpo. Cientos de miles en esta patria, como pudieron vinieron a despedirlo, llenando de llanto a la patria entera. Millones somos quienes hoy tenemos el deber absoluto, irrevocable y total de hacer cumplir su voluntad. Que nadie se confunda. Vendrían tiempos duros, tratarían de confundirnos, para tratar de llenar de putas otra vez a la patria, la desesperación de los fornicadores abstinentes reclamarían petróleo. Que nadie se equivoque. Sorteando a los jerarcas de la prostitución mundial, al imperio de las grandes putas del mundo, Chávez, el coronel de aquella noche terrible que desarmó el burdel donde se rentaba la patria, nos dejó a Nicolás, su hijo.

¡Es una obligación total, estar a su disposición para preservar la patria, quien no la haga, será simplemente, un traidor!

¡QUE VIVA CHÁVEZ, CARAJO!!!
¡QUE VIVA NICOLÁS, CARAJO!!!

@hombrenuevo



 



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Raúl Bracho


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