Suelos, semillas y agua, tres fundamentos para la vida campesina

Suelos, semillas y agua son tres factores que deben ser considerados y controlados en el complejo ámbito de la agricultura, en vista de que el manejo inadecuado de uno solo de ellos redundaría en resultados no deseados en materia agrícola. Para la comprensión de estos elementos es importante superar los criterios aéreos que se tienen sobre los problemas de la agricultura, pues muy comúnmente son reducidos sólo al problema de la producción que en sí mismo es fundamental, pero la agricultura como ciencia requiere de una mirada a los problemas estructurales que la definen.

El conocimiento de los suelos, sus potencialidades y la adaptación de éstos a las características de los cultivos, representan condicionantes para el logro de una agricultura exitosa. Desde hace mucho tiempo se viene repitiendo –quizás sin el conocimiento suficiente-, en los centros educativos del país, opiniones que versan sobre la pobreza de algunos suelos venezolanos, e incluso se comparan éstos con los niveles de rendimiento de otras regiones, como es el caso de los suelos argentinos.

Particularmente, sin ser especialista en la materia, considero que en función de no pecar en generalidades es recomendable impulsar un levantamiento de suelo que conlleve a una clasificación más adecuada para determinar no sólo su calidad, sino también su comportamiento en el desarrollo de diversos cultivos, fertilidad y salud del suelo, selección de su uso, ya sea agrícola o pecuario. También debe analizarse la distribución física del uso y las actividades sobre la labranza; evidentemente está la mecanización, pero debe implementarse la mínima labranza, y utilizar la tracción animal como vía a la conservación de los suelos.

El agua representa el otro factor necesario para desarrollar una agricultura sostenible, los suelos no podrían elevar su capacidad productiva si los mismos no están provistos de los recursos hídricos que garanticen la irrigación de los diversos cultivos. En cuanto a esto, Venezuela es uno de los pocos países del mundo que posee gran disponibilidad de agua, tanto superficial como subterránea, en algunas oportunidades se ha llegado a afirmar que este país posee los reservorios de agua dulce más grandes del planeta, por lo que esta variable no representa un factor que incida negativamente en el desarrollo de una agricultura sostenible que garantice la soberanía y seguridad agroalimentaria. Para confirmar estas aseveraciones se requieren datos y estadísticas de los organismos que en materia de ambiente pudiesen ratificar la veracidad de esta importantísima información.

Un insumo estratégico para el desarrollo de las ciencias agronómicas son las semillas, las cuales complementan, de acuerdo al estudio y fertilidad, los suelos donde se desea plantarlas y la calidad y cantidad de las aguas, ésta viene a ser la ecuación perfecta para lograr una agricultura sana y sostenible en el tiempo que pueda desarrollarse agroecológicamente a fin de satisfacer las demandas alimentarias del país.

La introducción de semillas modificadas genéticamente al mercado de las semillas en Venezuela es el resultado de la aplicación de las políticas de la llamada “Revolución Verde”, o lo que es lo mismo, un paquete tecnológico proveniente de los grandes centros económicos que han hecho del problema de la producción de alimentos un negocio de altísima rentabilidad. Se producen semillas modificadas con el objetivo de lograr un alto rendimiento, pero éstas quedan imposibilitadas para su reproducción y requieren de insumos adecuados especiales. De esta manera, se conforman verdaderos “paquetes verdes” de dependencia que han afectado negativamente, pues han hecho de la agricultura nacional un eslabón más en el negocio de la industria transnacional de los alimentos. En virtud de combatir esto, en algunos países insurgen movimientos de resistencia en defensa de las semillas autóctonas y contrarios a los paquetes de agro-insumos que afectan el desarrollo de una agricultura soberana.

Aparte de las variables mencionadas, habría que sumar la cuestión de los sistemas micro-climáticos, que no representan un factor trivial porque se trata de condiciones muy distintas al trópico. El tema de la alta diversidad en tiempo y espacio de plantas, animales, microorganismos, climas suelos, entre otros, que ocurre en las regiones del trópico, han llevado al planteamiento de modelos agroecológicos e indo-campesinos más acordes a nuestra realidad.


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Arnaldo Guédez


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