En la arena política existen diferentes escenarios tal como existen distintos actores, pero en su esencia estructural, tanto los escenarios como los actores deben estar distinguidos y caracterizados por dos macro tendencias, que son las que determinan la bifurcación decisoria, al momento electoral; son dos, no tres, no cuatro o el numero que quieran elegir o hacer elegir los sesudos politólogos, militantes, críticos comunicadores. indivisiblemente son dos las tendencias (verdad vs mentira, amor vs odio, luz vs oscuridad, trabajo vs holgazanería, bondad vs maldad, vida vs muerte, paz vs guarimba, etc.) y allí debe estar concentrado nuestro espíritu y fuerza moral; allí debe estar toda nuestra atención, en profundizar el discernimiento de quienes desean el verdadero bienestar para nuestros niños, niñas, ancianos, mujeres y pueblo en general y quienes desean el poder para perjudicar el futuro de nuestro pueblo, de la humanidad en general; porque para nadie es un secreto que el sub suelo de Venezuela detenta las riquezas más grandes del mundo y que las llamadas grandes civilizaciones están al tanto de ello, desde hace mucho más tiempo que nosotros, y por supuesto ven con voraz anhelo ponerle sus garras y hacerse de ellas para garantizar su existencia presente sin importarles absolutamente nada; sin pensar en ambiente, generaciones futuras, equilibrio ecológico, sin importarles más que sus intereses, y vienen desde hace muchos años invirtiendo y gastando en ese objetivo.
Esas operaciones que comandan los grupúsculos llamados oposición, o como se quieran llamar, son producto de esos gastos de operación extranjeros, que estos apátridas (oposición), por hacerse de dinero fácil, se venden, se prestan y hacen daño a nuestro país sin medir las consecuencias de ello. Pero aquí está un Gobierno Nacional y local que expresa y materializa un pensamiento de amor, fraternidad y justicia social, que genera frutos de dignidad, desarrollo y crecimiento en su pueblo. Este Gobierno no brotó de la nada, este Gobierno lo creó el poder creador del Pueblo, valga la redundancia. Por lo tanto es nuestro deber cuidarlo, cultivarlo, defenderlo y ante todo hacerlo perfectible; pero, dentro de nuestro recinto, dentro de nuestra conciencia, saber que si bien es cierto, que los quinta columna existen, también es cierto que está un Pueblo, que viene avanzando a la vanguardia de este proceso indetenible de emancipación y transformación Nacional, que está en las aulas de estudio, en los centros de trabajo, en los hogares, preparándose y cumpliendo con el Legado del Eterno Comandante.
