Nacionalizar la banca privada: imperativo histórico

Porqué el gobierno que preside el presidente obrero Nicolás Maduro debe nacionalizar la banca privada. Hay muchas razones de peso, aunque lo más importante es el beneficio que derramará con creces a favor del pueblo en general. La banca privada ha sido capitalizada con dinero público. La iniciativa privada carece de vigor o de interés para mover la máquina económica. La economía socialista es política.

El Estado debe hacer el cambio de marcha imprescindible para abrir rendijas en el círculo infernal en el que estamos metidos. Se trata de una banca que ha asumido la rentabilidad financiera generando un impacto social pernicioso para la población. Con una búsqueda exacerbada del incentivo mercantil en la que han perdido de vista el interés de la Nación.

Hay que detener el dominio de la oligarquía financiera sobre nuestra economía. Hay que detener la injusticia del proceso perverso de fuga de capitales-devaluación-inflación que daña a todos, especialmente al trabajador; al empleo y a las empresas socialista que lo generan.

Hasta cuándo Venezuela va a ser saqueada. El Estado no puede permitir el avance de situaciones críticas que amenazan con daños graves al interés nacional, y particularmente a las mayorías de nuestro pueblo. En este caso el Estado no sólo está eliminando un intermediario, sino a un instrumento que ha probado más que suficientemente su falta de solidaridad con los intereses del país y del aparato productivo.

La banca privada ha pospuesto el interés nacional y ha fomentado, propiciado y mecanizado la especulación y la fuga de capitales. En suma, se debe nacionalizar la banca porque no es admisible que domine o condicione el propósito de la actividad económica y financiera. Así, también el Estado ya no estará acorralado por los grupos de presión, lo cual incluye la parasitaria actuación criminal de los medios de comunicación social privados que operan como armas supletorias del sistema financiero privado.

El despiadado mercantilismo ha facilitado la especulación, la fuga de capitales y la dolarización de la economía. Por un acto de soberanía, el Estado debe rescatar legítimamente, del interés privado, un instrumento económico fundamental para orientar el manejo del ahorro nacional en función del interés general, contrariado por el privado.

Del mismo modo, la locura de “rayar” la tarjeta de crédito se ha convertido en otra insensatez, por ejemplo, hoy día no hay pasajes para ningún país que sirva de escenario para la obtención de un puñado de la chatarra del dólar; y qué decir sobre las ventas de automóviles que vienen abultado con su respectiva dieta o sobre-precio, así como la especulación inmobiliaria; abundan los ejemplos vandálicos, e innumerables marramuncias. Lo cual incluye que el país está convertido en una cola permanente, donde el pueblo huela comida allí amanece.

Hay que ir contra los oligopolios y el monopolio de la economía; debemos detener el capitalismo salvaje porque de lo contrario nos devorará. Debemos nacionalizar también el derecho universal humano que es la salud y la educación. La salud y la educación ha sido convertidas en un auténtico negocio especulativo y lucrativo. ¿Cuál es la duda? Cómo hablar de socialismo, sin haber luchado, y con una realidad en la que se impone el criminal sistema capitalista. “La mano invisible” está bien visibilizada y le ha inoculado un “control” a la población haciéndola inerte ante el voraz saqueo que está minando a la Nación.

El sistema liberal capitalista está agotado y no responde a ningunos de los paradigmas clásicos empleados, encontrándose ahora sin paradigma que aplicar. Se hace necesario desde el punto de vista democrático (en aras de la justicia social y el Estado de Derecho) y en ello los intereses más supremos de la población, cambiar el modelo capitalista actual y desechar la política económica y monetaria practicada hasta estos momentos, porque es imposible salir del neoliberalismo utilizando los mismos mecanismos que han sido los causantes del colapso de la economía, hundiendo a los humilde y todavía nos puede estrellar contra el suelo, si no se reacciona a tiempo.

Los defensores mercenarios del capitalismo son incapaces de reaccionar, sino es como consecuencia de una fuerte presión del pueblo y/o la clase obrera, pero para ello se requieren unas direcciones y políticas audaces que presenten el programa adecuado y impulsen tras de sí a las masas ciudadanas. Debemos evitar la furia del pueblo con el aire de la paz y profundizarse una economía política realmente social.

Hay que poner la economía al servicio de la producción y ésta al servicio de los seres humanos. En los manuales de economía se dice que en el fondo solo hay dos modelos de producción: Producir socialmente para satisfacer las necesidades humanas (Socialismo); o producir socialmente para la obtención del beneficio privado (Capitalismo). Con metafísica no vamos hacia ningún lado. Desaprovechar este momento histórico es un acto entreguista. ¡¡¡Viviremos y Venceremos!!!

albertovargas30@hotmail.com


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