Las dos Venezuelas

Cuando oía hablar de la guerra económica yo entendía que era la utilización por el Imperio de su inmenso control de la economía mundial y de los políticos de la oposición para desestabilizar a Venezuela, un país con una agricultura de puertos y una esmirriada industria ensambladora dependiente de las importaciones,  para luego asestar un zarpazo y arrebatarnos nuestros recursos económicos.  Y eso me pareció fue corroborado cuando en  VTV presentaron las inspecciones a comercios y empresas con el hallazgo de precios especulativos en todos los renglones de la economía familiar y el apoyo tácito de los medios privados que no publicaban tales noticias y de los políticos de oposición que no hacían comentarios al respecto. Así mismo el contrabando de extracción hacia Colombia y Guyana.

   Pero ahora estoy más con fundido que nunca después de pasar unas dos semanas entre Calabozo y San Fernando de Apure. No entiendo lo que está pasando en nuestro país. Una cosa es la que se presenta en la VTV y otra es la realidad vista por mí. Es decir, que hay dos países con el nombre de Venezuela, la virtual que nos muestran en televisión y otra dolorosamente real.

    Desde Calabozo hasta  San Fernando de Apure el comercio buhoneril llamado eufemísticamente economía informal maneja con sabor a robo la economía familiar, porque acapara los productos de primera necesidad y los vende a precios especulativos. Aunque no me consta personalmente parece que esa práctica económica se extiende a todo el país.

   La economía buhoneril acapara los productos en una forma sencilla mediante “el colero”, un nuevo personaje de la economía en Venezuela y una exquisita organización hamponil a la cabeza de la cual aparentemente hay funcionarios públicos.

   “El colero” es un sujeto, hombre o mujer, que por una cantidad de dinero previamente establecida hace cola con su grupo familiar desde la noche para la compra a la mañana  siguiente de harina pan, azúcar, leche en polvo, mantequilla, etc., en los diferentes sitios donde el gobierno hace ofertas públicas de esos productos  que luego aparecen en puestos de buhoneros con sobreprecios de hasta el 1.500% por encima del precio regulado. Nadie que no sea “colero” puede hacer cola para comprar los productos en venta, porque es amenazado por supervisores de los “coleros”. En el caso del cemento y el fertilizante urea, la venta es directa del jefe inmediato de los buhoneros al cliente que está esperando en un vehículo de transporte.

  Como remate a mi estado de estupor por la anarquía a la vista de todos, se sumó el estado lamentable de las carreteras, en ese renglón estamos a nivel de la cuarta república. Destacan el puente Aldao de Calabozo que tiene manifestaciones de colapso en un futuro bastante próximo; es evidente la separación de las placas centrales. La carretera Calabozo- El Calvario  que es casi intransitable por los miles de huecos,  tiene dos puentes “provisionales” a punto de colapsar, instalados hace más de 12 años. La carretera El Pao- Los Dos Caminos y la carretera Zaraza que empalma con la de Oriente son transitables a duras penas.

   Creía que los apagones eran cosa del pasado pero están vivitos y coleando. Para rematar estuve casi aislado del mundo porque el servicio de Internet de CANTV  es intermitente con espacios muy largos de extrema lentitud en varias zonas de Calabozo. ¡Y pensamos en una Venezuela atracción turística!

   Cuando yo oía decir que en el Estado Apure había guerrilleros mi voz se sumaba a la de quienes decían que eso era mentira. Sin embargo parece que eso es una lamentable verdad. Yo no vi a los guerrilleros, pero un ganadero de la zona de Achaguas me confesó que él le pagaba vacuna a unos sujetos que aparecieron en su hacienda uniformados y armados con fusiles que se presentaron como guerrilleros. Un familiar mío me contó que él había visto cerca de Guasdualito  hombres armados y uniformados con medio rostro tapado con un pañuelo de colores que parecían guerrilleros.  ¿Dónde está la verdad?

rengifoa@gmail.com



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