Palestina y el mundo contra la demencia Sionista.

La brutalidad sin límites del estado de Israel no puede seguir escurriéndose detrás de sus argumentos falaces del antisemitismo Palestino para burlar a la consciencia del mundo.

Los genocidas sionistas están atrapados en sus propias “estrategias” de muerte y destrucción, pero hay un mundo que falla, una parte de la humanidad contempla con indiferencia y frialdad espeluznante esta terrible tragedia que degradando la condición humana nos señala la vergüenza ajena en cuanto a sus verdugos.

Sometidos los Palestinos a un baño de sangre, locura sin límites, catapultada por un pensamiento compulsivo, estructurado en lo anticipatorio patológico, sobre la amenaza delirante de los que les consideran inferiores y despreciables; el sionismo en galope apocalíptico sobre la cabalgadura de Othar, el Atilano corcel, arrasa sin remordimiento a quienes representa en sus temores recurrentes como la gran amenaza, el pueblo Palestino, pobre, inerme, precarizado por el asedio de sus bárbaros vecinos, acorralado, bloqueado y recibiendo afrenta de los organismos internacionales al desentenderse éstos con cinismo criminal de la responsabilidad que les corresponde en cuanto a hacer respetar los convenios internacionales y demás figuras jurídicas en lo concerniente a la convivencia, los derechos humanos y la paz mundial.

Para el sionismo el destino de Palestina tiene nombre y apellido: tierra arrasada, exterminio, los hijos de la hecatombe hitleriana se asimilaron a sus carniceros y la emprenden con ahínco y calculo extremo, no les importa el mundo y sus opiniones, la arrogancia engendrada en la ofuscación fascista y la comparsa originaria estadounidense hacen de nuestro planeta un sitio más complicado y peligroso, se desentienden de las mayores y potenciales complicaciones, presumiendo permanentes la hegemonía atropelladora respaldada por su complejo y poderoso aparato militar, dejando de lado lo que la historia tanto ha demostrado en su devenir: el ocaso de todo imperio.

No es fácil explicarse como las otrora victimas reproducen conductas que les fueron infligidas, pero es evidente; que más allá de las “razones” ideológicas o aderezándolas, verbigracia su tinglado doctrinario materializado en las prácticas totalitarias, despóticas, antidemocráticas, violadoras de los derechos humanos, ejercidas a través de las ejecuciones terroristas; el fascismo, sus conductas, se sustentan en la insania psicológica, condición emergente de la confluencia de variados factores psicodinamicos cuya sinergia propicia la gestación o aparición de los mencionados esquemas de pensamiento.

Es indiscutible que se necesita de una humanidad o persona anclada en lo patológico (psisociopatologia) para la proclividad al atropello, dígase la estructura caracteriológica forjada en la práctica social siendo el ejercicio de la política su vehiculización, bajo determinantes indiscutibles en lo concerniente a la realidad imperante y el momento histórico con su elevada complejidad y atávicos paradigmas bloqueando la perspectiva del impulso cualitativo hacia situaciones de liberación, superando opresiones.

La educación liberadora es un camino para minarle la senda al fascismo, pero se impone una vigilancia, una preocupación constante de las actuaciones colectivas e individuales, por cuyos intersticios se dejan deslizar inadecuaciones conductuales justificadas por el más ramplón pragmatismo.

La batalla contra el fascismo se debe dar en los planos ideológicos, económico y político, la humanidad necesita remozar sus utopías y eso solo es posible mediante el compromiso militante, la batalla del pensamiento y el rescate de la ilustración.

El fascismo y el sionismo haz y el envés de una misma moneda en su pulsión de muerte y sadismo, crueldad y megalomanía debe ser detenido, la tragedia palestina es inadmisible, su contemplación, el quietismo nos degrada, la humanidad debe dar un salto moral que no deje dudas.


24 Julio 2014


Esta nota ha sido leída aproximadamente 1702 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter