No me defienda compadre

Inmerso en mi comunidad rural, para salvar de la sed a nuestro rebaño, no me enteré hasta ahora de sucesos como la salida del gobierno y la carta abierta de Giordani, hecho respecto al cual estimo excesivo la calificación a Giordani de traidor. Giordani no es un traidor, es un viejo engreído y resentido pero honesto, sin talento para la lucha por el poder contra los corruptos, que debió haber librado codo a codo con maduro, a quien no supo acercarse o no se lo permitieron. La lucha contra la corrupción no ha sido fácil para Maduro, como tampoco lo fue para Chávez y, Giordani, con su soberbia y desprecio por el liderazgo de Nicolás, no contribuyó a ella.

La carta de Giordani es un asunto que no merecería más profundización, a no ser por lo conceptos para demeritar el liderazgo de Maduro, al comparar a éste con Chávez. Tal comparación es dañina y perniciosa, vertidas en el peor momento que ha vivido la Revolución Bolivariana, pues el imperio no logró su propósito con el asesinato de Hugo Chávez y tras este fracaso ha desplegado su agresión con absoluta determinación de acabar con la Revolución Bolivariana a cualquier costo. El líder para enfrentar esa agresión es, sin discusión, Nicolás Maduro. Todos los patriotas debemos darle nuestro apoyo a Maduro y postergar nuestras diferencias.

No son justos quienes demeritan a Maduro, al intentar justificar a éste e incurrir en la misma comparación de Maduro con Chávez, como hizo Giordani; me refiero a la hecha por Rodolfo Sanz, en una supuesta defensa de Maduro, tan perniciosa, o mucho más perniciosa y mal intencionada que la de Giordani, Con amigos como Sanz, prefiero a enemigos honestos, como lo es Giordani.

Chávez restableció la obra libertaria que se perdió en Berruecos y Santa Marta, pero no supo rectificar la causa de esa pérdida, que no fue otra que la condescendencia del Libertador, y la del Gran Mariscal, para con los traidores. Como ellos, Chávez incurrió también en el error y causa de la pérdida de nuestra libertad, al perdonar una y otra vez a los traidores. Maduro tomó un rumbo distinto y ha afirmado que: sin justicia no será posible construir una patria libre y soberana y la justicia no sólo trata de la distribución equitativa de nuestras riquezas, sino también de condenar a quienes causen daño a nuestra sociedad, especialmente a los traidores y peor aún a quienes asesinan para acabar con nuestra libertad y soberanía.

La escasa estatura para visualizar a los grandes de la Historia no le da a Giordani para comprender que Maduro ha corregido por sí mismo el gran error de Chávez y de nuestros libertadores: la injusticia implícita en el otorgamiento del perdón a quien no lo merece, cusa histórica de nuestras derrotas.

Chávez eligió oportunamente y con acierto a Maduro para sucederle, un hombre honesto, de enorme corazón, de igual compromiso y sentido de responsabilidad, quien no ambiciona el ejercicio del poder que hoy ostenta, pero que dará su vida para cumplir con la tarea histórica que recibió en una herencia que no quiere. A Maduro le corresponde diseñar, también por sí mismo, una estrategia distinta a la que empleó Chávez para liberar a Venezuela y América Latino Caribeña del imperio, liberación a la que éste no se ha resignado y contra la cual prepara ahora un ataque definitivo y concluyente, ese al que un joven oficial de nuestra Fuerza Armada supo llamar el desenlace, al que José Vicente hizo referencia, en un artículo que también leí tardíamente.



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Rafael Flores

Capitán de altura y productor agrícola

 eveliseyrafael@hotmail.com

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