Pildoritas 119 (año VII)

¿Estamos bien pero vamos mal?, (Critica constructiva)

Como  sabemos la Revolución  está enfrentando varias guerras a la vez, o mejor varios frentes de guerra, enemigos: dos, por un   lado el frente internacional representado por  el imperio  y los medios que domina a nivel planetario, que cual aves de rapiña pretenden sobrevivir a costa de nuestros recursos y  por otro lado los lacayos de aquí con sus medios a nivel local.

Las batallas libradas aquí, han sido cruentas y de variados frentes, el frente de la llamada guerra mediática, con actores a quienes les ha dado en carterizarse, las accione violentad de calle, prácticamente derrotadas y quizá la más difícil que es la que afecta el bolsillo del venezolano, su estómago y su psiquis, es la que a su vez tiene frentes muy definidos que son, la que a toda costa afecta los bienes de consumo de primera necesidad, alimentos, medicamentos, artículos de aseo etc., y una muy sensible como son los rubros que afectan la movilización como son los repuestos para vehículos, cauchos baterías, lubricantes etc. y además los insumos para la construcción y artículos ferreteros en general,  por sólo nombrar algunos que junto a los servicios   son los que tocan directamente la calidad de vida de los ciudadanos.

En este campo, por lo que uno logra inferir en el contacto diario con la gente de todos los estratos sociales, es que existe la sensación de que el gobierno está perdiendo esa batalla. Las razones: siguen las colas en todas partes, sigue la especulación boyante, las denuncias pareciera que no tienen ningún efecto. Es lo que se observa, al menos aquí en el Táchira, como sabemos un Estado fronterizo, que debería tener un tratamiento especial, porque aquí se agrega el fenomenito del contrabando, manejado por mafias que lucen inderrotables.

Es verdad que en algunas oportunidades, pocas, se han decomisado productos acaparados o que intentaban sacarlos de contrabando, pero ello no se nota en los mercados en el abastecimiento y menos en los precios, por ejemplo es inexplicable que aquí en el Táchira, productor de  cebolla, ésta esté a 123 bolívares el kilo y la papa a 70, por sólo nombrar dos rubros básicos e infaltables en la mesa diaria.

El pueblo ve por ejemplo cómo en las grandes capitales de otros estados del país se muestran los resultados de inspecciones que ponen orden en los precios con la aplicación de la Ley respectiva, fijando el precio justo y sancionando a los infractores, ello no se replica a nivel nacional, pues aquí una batería o un caucho por mencionar dos rubros de consumo masivo, siguen siendo vendidos a precios altamente especulativos, cuando se consiguen y en el caso de la baterías se concentra la venta en un solo expendedor como es la DUNCAN, en donde hay que hacer una cola kilométrica de semanas, lo cual no sucedía antes del inicio de esta guerra. pues dicha empresa distribuía en todo el estado su producto, en múltiples puntos de venta y era fácil encontrarlo, ahora la nueva modalidad de venta ha incrementado la corrupción y por ende la rabia, aun contenida de la gente, igual sucede con los cauchos lo cual termina en que el pueblo achaca todos sus desdichas al gobierno, pues se pregunta: ¿Cuál es la razón para que no se ponga orden y se obligue a esas empresas a que doten de sus productos a quienes antes de la guerra distribuían y  expendían sus productos?, ello con seguridad facilitaría su adquisición e incluso el costo por la lógica competencia, y acabaría con las colas que tano afectan el ánimo o mejor la animadversión de la gente. También se pregunta la gente: ¿Por qué no se publican definitivamente las listas de precios para que el pueblo se informe y tenga en sus manos un  instrumento de defensa?.

Yo tengo que contar a mis lectores que en la actualidad estoy pasando por el trance de haberme quedado sin batería, es como si me hubiese quedado sin carro porque me ha sido imposible conseguir una, fui a la DUNCAN  y lo que obtuve fue una negativa,  y un ¡haga la cola por lo menos de una semana¡  pero pude, al observar el interior de dicha empresa que hay en existencia enorme cantidad del producto, al hacerle la observación a uno de los empleados, la respuesta fue que lo de la venta en un solo lugar de la ciudad era una acuerdo con el gobierno y estuvo de acuerdo conmigo que las colas se acabarían si los puntos de venta fuesen como antes, distribuidos en diferentes lugares de la ciudad, pues había suficientes cantidades del producto, intenté por Mérida llamando a un amigo y me respondió que allá era exactamente igual. Otra pregunta: ¿Dónde están las baterías de otras marcas y las bandas para frenos, el aceite, los filtros y la mayoría de los repuestos?

Esto sirve de ejemplo como para pensar que no estamos enfrentado de manera efectiva esta guerra, que no se dará por ganada hasta que el pueblo no siga sometido a la humillación de las colas, a no conseguir lo que busca, y a tener que pagar precios exagerados cuando los encuentra para poder cubrir sus necesidades, esto para quienes perciben ingresos que se lo permiten, sin pensar en quienes apenas tienen recursos que les ubican en las estadísticas de la pobreza casi que extrema, porque encima de ello, no pueden amoldarse a las armas que impunemente utiliza la derecha para que cada vez más gente achaque sus males al gobierno.-

Pareciera a veces, que estamos ubicados en aquella frase que un día pronunció el inefable director del panfleto “Tal Cual”, cuando era ministro y dijo: “Estamos bien pero vamos mal”.-



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Saúl Molina


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