¿Un paquetazo neoliberal en Venezuela, es eso posible?

Mis queridos lectores, en un primer momento, uno debería rechazar de plano la posibilidad que un conjunto de medidas económicas que se están tomando pudieran tener algo que ver con el tipo de paquete económico que solía recomendar el Fondo Monetario Internacional a los países que entraban en crisis, tal como fue el caso de la crisis de los tigres asiáticos, hace unos cuantos años atrás.

Sin embargo, es necesario hacer un análisis más profundo de la situación.

En primer lugar, tenemos la noticia de que el Banco Central ha aumentado el encaje bancario por tercera vez, el porcentaje subió de 17 por ciento a 19 por ciento el 25 de octubre de 2013, de 19 por ciento a 20,5 por ciento el 6 de diciembre y el 31 de marzo a 21,5 por ciento, esto se hace con la intención de disminuir el circulante en la calle para intentar frenar la inflación que el año pasado cerró en 56,2 por ciento.

Creo que es necesario una pequeña explicación de cómo opera el encaje bancario (quienes quieran una explicación más detallada pueden consultar mi artículo del lunes 28/10/2013, el aumento del encaje bancario, una lectura entre líneas, http://www.aporrea.org/actualidad/a175931.html).

El encaje bancario obliga a los bancos a guardar en sus bóvedas por cada Bs. 100 que reciban de depósitos, Bs. 20, en caso que el encaje fuera de 20%. Los Bs. 80 restantes los puede prestar a otra persona, y lo hará depositando el dinero en una cuenta corriente, sobre la cual deberá guardar el 20%, o sea, Bs 16 y podrá prestar los restantes Bs. 64, y así sucesivamente. Esto es lo que se llama el mecanismo de creación del dinero.

Obviamente, si aumenta el porcentaje de los depósitos que los bancos no pueden prestar se reducirá la cantidad de dinero en la economía, y según lo que opinan la mayoría de los economistas, eso debería ayudar a reducir la inflación, porque la razón de esta, es que en la economía hay mucho dinero para la cantidad de bienes y servicios que se ofrecen.

Ahora, estemos claros y esto es lo que no se dice, algunos que consumían hoy ya no lo podrán hacer, es decir, desde un punto de vista humano, hay gente a quienes se les cerrará el acceso al mercado y a los bienes y servicios.

El anuncio se produce seis días después de que la agencia Fitch Ratings rebajara la calificación de solvencia de Venezuela de "B+" a "B" con perspectiva negativa, debido a la demora de políticas que hagan frente a "la creciente inflación", "la inestabilidad macroeconómica" y a una "distorsión" en el mercado de divisas. Es interesante este dato de la agencia Fitch, aun cuando sabemos que estas agencias han tenido una conducta reñida con la ética en el caso de calificar instrumentos financieros creados en la euforia de una burbuja económica, como los valores basados en las hipotecas subprime (hipotecas de alto riesgo de insolvencia).

Ahora bien, también se ha dado un aumento poco publicitado de productos de la cesta básica que se venden en las redes Mercal y PDVAL. La pregunta es ¿qué se logra encareciendo estos productos? Estos productos están fuertemente subsidiados, es decir, que el Gobierno Nacional los vende por debajo del costo, lo que significa una pesada carga en el presupuesto. Al sincerar los precios, el gobierno dispondrá de más dólares para hacer frente a otras necesidades. En resumen, el gobierno debe reducir el gasto público para hacer rendir los petrodólares cuya afluencia se ha estancado al mantenerse el precio del barril de petróleo alrededor de los 100 dólares. Tal como podemos observar tenemos dos medidas que entran en contradicción, por una parte, el aumento del encaje bancario pretende bajar la inflación, y por la otra, la sinceración de precios catapulta la inflación.

Otro anuncio que se ha dado es la futura sinceración de las tarifas de la electricidad, es decir, que debemos esperar un aumento de las mismas, lo que también catapulta la inflación, además, desde hace tiempo, se viene hablando de un aumento del precio de la gasolina totalmente subsidiada.

Todas estas medidas tienen por objetivo hacer caja, es decir, que el gobierno ahorre dólares que se gastan en el subsidio al consumo de la población.

Lo que llama la atención es que estas medidas se estén tomando o anunciando en un momento de elevada tensión política lo que podrías echar más leña al fuego. Aunque también estas medidas están pasando como desapercibidas justamente porque la gente está más centrada en la situación política.

Por último, no podemos dejar de mencionar a SICAD II, es decir la creación de un mercado cambiario donde el precio del dólar lo establece la oferta y la demanda. Una medida que intenta legalizar el dólar paralelo, pero que a la larga pueda ser un primer paso para terminar con el sistema de control de cambios, y establecer un mercado de libre fluctuación que ronde los Bs. 50 por dólar.

Justamente hoy, escuché el posible anuncio de una reforma fiscal, lo que pudiera significar un incremento de los impuestos, el impuesto sobre la renta y/o el IVA. Habrá que esperar para ver de qué trata esta reforma fiscal.

Es importante recalcar que estas medidas que están en proceso de implementación tendrán una repercusión negativa en la calidad de vida de los venezolanos, por la vía de una alta inflación y posiblemente en un crecimiento económico mínimo o negativo, y eso significa que la economía no tiene capacidad de generación de empleo suficiente.

Ahora bien estas medidas de alguna manera parecieran asemejarse al recetario del Fondo Monetario Internacional para los países subdesarrollados. En este sentido el FMI ha postulado lo siguiente:

  • Saneamiento del presupuesto público a expensas del gasto social. El FMI apunta que el Estado no debe otorgar subsidios o asumir gastos de grupos que pueden pagar por sus prestaciones, aunque en la práctica esto resulte en la disminución de los servicios sociales a los sectores que no están en condiciones de pagarlos.
  • Generación de superávit primario suficiente para cubrir los compromisos de deuda externa.
  • Eliminación de subsidios, tanto en la actividad productiva como en los servicios sociales, junto con la reducción de los aranceles.
  • Reestructuración del sistema impositivo. Con el fin de incrementar la recaudación fiscal, ha impulsado generalmente la implantación de impuestos regresivos de fácil percepción (como el Impuesto al Valor Agregado)
  • Eliminación de barreras cambiarias. El FMI en este punto es partidario de la libre flotación de las divisas y de un mercado abierto.
  • Implementación de una estructura de libre mercado en prácticamente todos los sectores de bienes y servicios, sin intervención del Estado, que sólo debe asumir un rol regulador cuando se requiera.
  • El concepto de servicios, en la interpretación del FMI, se extiende hasta incluir áreas que tradicionalmente se interpretan como estructuras de aseguramiento de derechos fundamentales, como la educación, la salud o la previsión social.
  • Políticas de flexibilidad laboral, entendida como la liberalización del mercado de trabajo.

Como se puede ver muchas medidas de la política económica que se está implementando parecen encajar en el recetario tradicional del FMI.

Sin embargo, debemos hacer un esfuerzo por comprender como hemos llegado a este punto y tener que tomar decisiones económicas que van a tener un impacto duro en la calidad de vida de los venezolanos.

Siempre hemos dicho que la política de gasto público dirigido al gasto social como una forma de propulsar la justicia social que saque de la miseria a un porcentaje importante de la población venezolana, es algo loable y desde un punto de vista ético irreprochable.

Dedicar una parte importante de la renta petrolera a proporcionar un nivel de vida digno a mucha gente, es algo que puede comprenderse  y apoyarse. Sin embargo, el problema ha estado en que la preocupación por lo social no ha estado acompañada por una preocupación de que los recursos dedicados al gasto social no solo provengan de la renta petrolera, sino de los impuestos cobrados a un sector productivo en expansión.

No es difícil entender que un país con una población creciente requerirá de un gasto social creciente, y que esto se convertirá en un problema, en la medida que la renta petrolera se estanque en un determinado nivel o inclusive pueda llegar a disminuir por una caída de los precios petroleros. Por lo tanto, es razonable pensar que lo mejor es tener un aparato productivo en crecimiento que vaya generando ingresos crecientes al gobierno por la vía impositiva, además, una economía en crecimiento ofrece oportunidades de empleo que hará que mucha gente no requiera la ayuda del gobierno.

Entonces, la necesidad de tomar estas medidas amargas en un momento político difícil radica en el hecho de no haber sido capaces de escapar del rentismo petrolero, algo que también puede ser muy difícil, sino piense que usted dispone de una renta fija que le permite adquirir todo lo que quiera, es posible que no tenga ningún interés en trabajar y producir. Lo más probable es que cada día gaste más y más hasta que ya se consuma toda su renta. Hay estudios que han demostrado que la mayoría de la gente que gana la lotería termina despilfarrando el dinero, para volver al empleo que tenían originalmente. La minoría invierte el dinero en algún negocio productivo y rentable que aumenta su riqueza personal.

Pudiéramos decir que Venezuela se sacó la lotería con el petróleo, y que se ha venido comportando como la mayoría de los ganadores de la lotería. La única solución a largo plazo es convertirnos en un país que satisface sus necesidades a través de los ingresos provenientes de una actividad productiva creciente, y que la renta petrolera provea los recursos para la inversión de dicha actividad. Al final de cuentas caemos en el cliché de siempre, pero al que nadie le ha hecho caso, es necesario sembrar el petróleo.

htorresn@gmail.com



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Hernán Luis Torres Núñez


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