La paz no es ideologia, ni conceptos, ni es acción, es nada, es vacío que llena

            La vida vista como todo un proceso complejo de evolución cumple ciclos donde pone de manifiesto el fin superior de su eterna existencia. Los eventos históricos de carácter universal son determinados por muchos factores convergiendo en un solo punto, y eclosionan, y justo en ese momento se trazan las líneas maestras del rumbo que tomara la sociedad de acuerdo a condiciones muy particulares de esta.

            Ningún hecho en la vida es fortuito, de algún modo inteligencias superiores inciden para producirlo, la humanidad en su afán de controlarlo todo ha ido desarrollando métodos eficaces para influir en los eventos de la historia de los pueblos del mundo. Los eventos de orden político, social y económico tienen fuerzas ocultas que los alientan. De eso se trata el poder, del control, sin control no hay verdadero poder.

            El control es necesario para el establecimiento de planes a corto y largo plazo, para el sostenimiento de un sistema de ideas o creencias, de un orden económico determinado, claro está para poner en función ese poder de los intereses de quienes lo ejerzan, ese ha sido siempre el afán de los seres humanos, controlar, dominar, imponerse, para realizar sus aspiraciones más deseadas.

            Pero cuando observamos la naturaleza de todo cuanto existe, nos asombramos de  que como funcionan las cosas sin que una fuerza comprensible ejerza un control evidente. Mientras yo escribo esta modesta contribución, mi corazón late sin dificultad, no tengo que darles ordenes especificas para que el mismo logre su funcionamiento, un cuerpo tan perfecto, una de las grandes maravillas con la que contamos y yo no tengo que incidir para que el mismo funcione de manera adecuada.

            Los controles que el hombre impone de algún modo rompen la cadena de mando de las energías vitales que permiten el perfecto funcionamiento de todo. Lo más absurdo que he visto es como los sistemas son creados no para darnos libertad sino para encarcelarnos y  privarnos de esta. Es por ello que jamás las ideas nos darán libertad, nos crean otros escenarios de control capaces de conculcarnos las libertades innatas con la que nacemos y somos.

            Todos los sistemas están intervenidos, existen pequeños grupos de seres humanos que han basado su poder en los conocimientos que poseen, y los usan al margen de todos los demás para tener control y por supuesto para mantenernos bien alejados de la revelación de la verdad. Las crisis muchas veces son necesarias para legitimar estructuras caducas, no tiene sentido un sistema sin contradicciones internas que justifiquen mecanismos sus mecanismos de control a todos los niveles.

            Chávez poco a poco, de manera gradual, por el vasto conocimiento acumulado, no de libros, sino de vivencias se fue dando cuenta como los factores de poder en las naciones todas eran controlados por las mismas personas o grupitos de personas. Sus actuaciones se fueron distanciando así de esa lógica de dominación de unos pocos, ejerciendo una poderosa influencia en todo el ámbito político mundial.

            Muchas veces hablamos de paz, pero no actuamos para producirla, la paz solo se logra cuando somos capaces de pagar el precio para conquistarla. Es posible construir esfuerzos sinceros, pero mientras los hermanos no se vean como tales, y los siga dividiendo las ideas políticas, los resentimientos acumulados, jamás se producirá la reconciliación verdadera.

            El perdón es necesario, debemos aprender a reconocer nuestros propios errores, ante el pueblo, ante la nación completa, en especial ante aquellos que no piensan y siente igual, si queremos producir un dialogo sincero tenemos que dar el primer paso, Venezuela necesita de todos, no es verdad que Venezuela solo necesita de los chavistas, el chavismo verdadero se trascendió a sí mismo, se transmuto en sublime reconciliación con lo más excelso de lo humano.

            El único modo de derrotar las tinieblas del odio y la violencia, es con el amor. El amor es y sigue siendo el más poderoso aglutinante de las fuerzas sociales, sino es así ¿a que vino Cristo?

            No se queden en la esfera de las luchas ideológicas, ustedes son todos hermanos, las conquistas de esta época de luces deben de ser alcanzadas con el amor eterno.

            Es por ello que los conductores de una nación han de ser seres iluminados, o si no, se los traga la tinieblas.



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Rafael Guillén Beltre


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