Camarada Nicolás rectificar es de humanos

CAMARADA NICÓLAS RECTIFICAR ES DE HUMANOS Y DE HERMANOS. ESCUCHE EL CLAMOR DEL PUEBLO. MANDE  OBEDECIENDO AL PUEBLO. SUS ENEMIGOS, LOS NUESTROS, ESTÁN DEL OTRO LADO, SON DEL EQUIPO CONTRARIO.
Lo exigido, en esta oportunidad, es en relación al tema cambiario, específicamente a la rebaja del monto en dólares experimentada en el cupo para compras por medios electrónicos, medida que no soluciona la verdadera e importante (por su monto) fuga de divisas, pero si causa gran malestar, y con razón, en estratos importantes del pueblo venezolano que ha visto disminuido el monto del cupo de divisas cuando, por el contrario, debería ser elevado hasta alcanzar los cinco mil dólares por persona ($ 5.000) para compras de artículos de primera necesidad.
 
Le indico de manera sencilla para que el pueblo comprenda el porqué de estas exigencias. La mayoría de los bienes materiales que consumimos en el país nos vienen del exterior (son importados), lo importan grandes y pequeñas empresas nacionales e internacionales quienes obtienen dichos bienes, transportan a Venezuela, nacionalizan (pagan impuestos cuando no logran evadirlos) y colocan en el mercado para que distribuidores lo comercialicen lícitamente dentro e ilícitamente fuera del país.
 
Resulta pues que dichas empresas importadoras deciden dónde, cuándo, a qué precio, cuál calidad, que modelo o estilo, en fin qué mercancías obtener en el mercado internacional para vendérnosla a nosotr@s. Esas empresas eligen por nosotr@s, l@s consumidor@s finales. Son nuestras tutoras pues.
 
Además, muchas de dichas empresas crean mecanismos lícitos (¿…?) en el exterior que les permite sobrefacturar la mercancía que obtienen para comercializar dentro y fuera del país. Con esa práctica encarecen el bien (artículo o mercancía) sin que los organismos del Estado venezolano pudiesen y/o quisiesen detectar ilícito alguno; reportándoles estas ilícitas prácticas pingues ganancias. Es decir, se enriquecen con nuestros dólares, con nuestra renta petrolera (en el pase de manos quedan muchos dólares en sus cuentas en bancos foráneos) y al final de la cadena se enriquecen con los salarios del pueblo trabajador que se ve obligado a obtener dichas mercancías con y en las condiciones que impone quienes la mercadean.
 
Resultado: el Pueblo Trabajador, el que vive honestamente de su salario, debe consumir las mercancías que los comerciantes decidan por nosotros (calidad, modelo o estilo, etc.) y al precio que más les convenga; debemos comprar sin chistar porque no tenemos otras alternativas. Nuestras divisas son expoliadas por dichos “empresarios” y nuestros salarios arrebatados en nuestras propias caras. De paso, estos “empresarios” venden los dólares robados al Estado (a nosotr@s, a mí, porque el Estado somos nosotr@s, soy yo) en el mercado paralelo, lo cual les permite obtener entre 69 a 70 bolívares (según esté el cambio que ellos mismos establecen) por cada dólar obtenido a tasa preferencial (Bs. 6,30 por dólar) o al del mercado subasta -SICAD-  que hasta ahora se ha mantenido entre Bs. 10 y 13 por dólar. Por cada millón de dólares que nos roban obtienen entre setenta y ochenta millones de bolívares. Total, acumulan a su favor grandes fortunas en moneda nacional que les permite volver a obtener dólares baratos, invertir capitales en bienes muebles e inmuebles y, por su peso en la vida económica y política del país, impedir a toda costa y cueste lo que cueste (sobornos a entes y “servidor@s” públicos, quiebras fraudulentas, oligopolios, sabotajes, etc.), que en el país se produzcan los bienes que monopolizan. Negocio redondo pues para nuestros verdugos, nacionales y extranjeros.
 
Nuestras exigencias tienen como finalidad resolver, a favor del Pueblo Trabajador, el que vive honradamente de su trabajo, el que día a día genera plusvalía, su problema existencial y, a la vez, defender la renta petrolera que también nos pertenece.
¿Cómo lograrlo? Muy fácil y con la seguridad de que las divisas obtenidas por el Pueblo Trabajador (nosotr@s), bajo el sistema de compras electrónicas, nos permitan obtener en el exterior, fuera del país, bienes que no se produzcan en Venezuela (o de escaza oferta) para satisfacer nuestras necesidades existenciales y de paso asegurar que dichas divisas no pasen a formar parte de ese mercado perverso y especulativo de los que manejan el “mercado blanco de divisas” (OJO: l@s negr@s no manejamos dicho mercado por tanto es una falacia manejar el término “mercado negro”). Por otra parte, minimizaríamos las ganancias y posibilidades extorsionistas de los “amos que aún son del valle”. Negocio redondo pues, para la nación (país y sus habitantes).
Beneficios a obtener con un cupo electrónico de cinco mil dólares ($ 5.000), no acumulables, por cada trabajador(a) que cotice en el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales IVSS e igual monto para pensionad@s (no chimb@s que l@s hay por montones) del IVSS residentes en el país:
 
1.    Con cinco mil dólares anuales (5.000 $), equivalentes más o menos a cincuenta y cinco y sesenta y cinco bolívares (Bs. 55.000 a 65.000) según se cotice el Dólar en la subasta SICAD, podremos adquirir los bienes necesarios para resolver nuestros problemas existenciales durante un año y quizás más. Obtendremos, a nuestros gustos, precios, calidades y conveniencias calzados, prendas de vestir y exhibir, artículos electrónicos, enseres de cocina, lencería, repuestos automotrices y de toda índole, y pare usted de contar. Todos ellos no producidos en el país.
 
2.    Ahorraríamos buena parte de nuestros menguados salarios para dedicarlos a cubrir otras necesidades. Por ejemplo: en diciembre pasado solicité auxilio al defenestrado camarada Eduardo Samán, en su condición de directivo de INDEPABIS, para poder comprarme dos pares de zapatos (ver http://www.aporrea.org/contraloria/a179050.html), Cada par de zapatos se “ofertaban” en la tienda “Mario Nardi”, localizada en el CCCT, en seis mil novecientos noventa y ocho bolívares (Bs. 6.998,oo) equivalentes a un mil setenta y seis dólares ($ 1.076,oo) al cambio oficial. De haber tenido la oportunidad de comprarlos con la tarjeta electrónica, mi cupo CADIVIS para compras en el exterior, los hubiese obtenido (según oferta de Amazon que en nada es solidaria) en ciento tres dólares ($ 103,oo), equivalentes a seiscientos setenta bolívares (Bs. 670,oo) que calculando costos exagerados de transporte e impuestos, para recibirlos en la puerta de mi hogar, pudiesen haberme costado más o menos mil bolívares (Bs. 1.000,oo). Total, me hubiese ahorrado cinco mil novecientos noventa y ocho bolívares (Bs. 5.998,oo), es decir casi doce mil bolívares (Bs. 12.000,oo) en los dos pares de zapatos que intenté y necesitaba adquirir pero no pude. O sea hubiese podido adquirir doce pares de zapatos. Este enero, creyendo “agarrar mango bajito”, me acerque a la citada tienda y para mi sorpresa la “oferta” del día los tasaba en siete mil doscientos ochenta bolívares (Bs. 7.280,oo). ¡Que barbaros! Como que al leer mi citado escrito protesta (“Camarada Eduardo Samán, me quiero comprar dos pares de zapatos”) procedieron a remarcarlos para demostrar quién es el que manda: INDEPABIS (Gobierno Nacional) o comerciante (¿…?) especulador y ladrón. Ese mismo día consulté y Amazon si los había rebajado: de 103 a 89 dólares. Bajo la demanda de calzados por haber finalizado las fiestas decembrinas.
 
3.    En parte, frenaríamos el desfalco que estos “comerciantes” le hacen al Estado y contribuiríamos a minimizar las fuentes de financiamiento que tienen l@s etern@s enemig@s del país, sus enemig@s, l@s nuestr@s, l@s mi@s, l@s que están del otro lado y, al parecer, de este lado también (l@s más peligr@ss@ pues, diría el General Arcay: “los alacranes”).
 
4.    Contribuiríamos a la creación de una gran empresa nacional, dedicada a la gestión comercial (obtención de bienes en el exterior), acopio, transporte y legalización de la mercancía (no me refiero a MRW, empresa de la corona española, u otra similar).
5.    Beneficiaríamos, con nuestras compras, a pueblos hermanos que producen tan buena o mejor mercadería que la ofertada en el comercio dominado por los imperios (otro golpecito pues).
 
Acompaña esta exigencia, implementar similar medida para poder, con nuestros “bonos de alimentación” y “bonos de salud” o cómo se les denomine, obtener en el exterior alimentos, bebidas y fármacos (medicinas) no producidos o escasos en el país. 
 
Beneficios a obtener con un cupo electrónico equivalente al monto del bono de alimentación (o de salud) por cada trabajador(a) que cotice en el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales IVSS e igualmente para pensionad@s no chimb@s del IVSS residentes en el país:
  1. Tendríamos una población más saludable, mejor alimentada y con mayor poder adquisitivo para invertir o gastar en otras áreas de la economía (vivienda, educación, recreación, etc.)
  2. Tendríamos la oportunidad de obtener bebidas, alimentos y fármacos de calidad, conocer sus lugares de origen, su caducidad, efectividad, sus contenidos de agentes cancerígenos o de otras sustancias nocivas para la salud, asegurarnos que en su producción no estén involucrados procesos transgénicos ni cargados de pesticidas, entre otras bondades.
  3. Pudiésemos establecer acuerdos con comunidades (cooperativas: agrícolas, pecuarias, artesanales, etc.) de países hermanos (diplomacia de los pueblos) que produzcan alimentos y medicinas por nosotr@s solicitad@s y requerid@s. Favoreciendo a aquellas con prácticas agroecológicas que respeten a la Pacha Mama. Erradicando de nuestros cuerpos, mesas y paladares fármacos, bebidas y alimentos transgénicos, vencidos, manipulados con agentes químicos y colorantes prohibidos para consumo de los habitantes de los grandes países exportadores de fármacos, alimentos y bebidas pero autorizados para la venta en países periféricos dependientes: “sólo para la venta a humanos y animales de países del tercer mundo”.
4.    Similar para el caso de comercialización de bienes, frenaríamos el desfalco que las grandes mafias establecidas en cadenas de supermercados y farmacias le hacen al Estado e igualmente contribuiríamos a minimizar las fuentes de financiamiento que tienen l@s etern@s enemig@s del país. Mafias que por ejemplo adquieren aceite de oliva en España o Portugal (de la peor calidad), a menor precio que el fijado por la Comunidad Europea para el de óptima calidad (2,5 euros por litro=1.000 c.c.) y lo expenden en sus antros, establecimientos, en la bicoca de doscientos ochenta y dele de bolívares (a más de 280,oo bolívares por frascos de 700c.c.). O sea, compran a menos de 2,50 euros el litro, equivalente a más o menos a 3,75 dólares por litro, es decir a 25,37 bolívares el litro y nos clavan 700 c.c. en más de doscientos ochenta bolívares. ¡Que barbaros! Si tuviésemos la oportunidad, como lo estamos exigiendo en esta ocasión, de obtener, por nuestros propios medios, esa particular mercancía nos saldría por un equivalente de cincuenta bolívares (Bs. 50,oo) el litro de la mejor calidad y  puesto en las puertas de la casa, es decir a cuarenta bolívares (Bs. 40,oo) el frasco de 700 c.c. O sea, con el equivalente de lo que nos estafan esas mafias por vendernos 700 c.c. de aceite de oliva obtendríamos siete frascos, es decir casi el consumo anual de ese producto por una familia tipo en Venezuela.  
 
5.    Con los impuestos que ingresen al Fisco Nacional, productos de la importación de fármacos, bebidas, alimentos y cachivaches de toda índole (no producidos en el país) contribuiríamos a desarrollar nuestra estancada producción agropecuaria y lograr, en el corto plazo, la tan cacareada “soberanía alimentaria”
 
6.    Contribuiríamos a la creación de una gran cooperativa nacional, donde tod@s seamos soci@s, dedicada a la gestión comercial (obtención de fármacos, víveres, alimentos y bebidas en el exterior), acopio, transporte y legalización de la mercancía hasta llegar a manos del pueblo consumidor.
  1. Más aún, contribuiríamos a aligerar la carga del ministro y demás funcionariado del Ministerio del Poder Popular para  la Alimentación que no les alcanza el tiempo para velar por el normal abastecimiento de los alimentos que se consumen en el país y de paso contrabandeamos a países vecinos en gándolas que nadie ve en los pasos fronterizos custodiados por las “autoridades competentes”. Les quedaría tiempo para retirar de los anaqueles de Mercales, Pedevales y “Bicentenariales” las vencidas latas de “petit pois” y otros artículos basura que el pueblo trabajador no consume y adornan los espacios generalmente vacíos de esos establecimientos. El pollo y carne de res (pellejos forrados con carne) que allí se expende, y cuyos principales clientes lo constituyen restaurantes y supermercados, lo pudiésemos obtener ya, en el corto y mediano plazo, al mejor precio, de óptima calidad y frescura en granjas comunitarias que contribuyamos a establecer con nuestros impuestos de importación pero eso sí, sin la intervención del MPPP la Agricultura y Tierras que en más de catorce años, con el mismo funcionariado “dirigiendo” operaciones y con cada día más presupuesto no ha querido establecer en el país.
Ciudadano Presidente, sometemos a su consideración estas exigencias, pues como vemos, sufrimos y experimentamos las cosas, desde aquí, desde abajo, desde nuestros sitios de trabajo y lucha, desde nuestras comunidades, “usted no está arrimando la bola pa’ nuestro mingo y el enemigo tratando de echar un boche clavaó”. “Mosca pues que el chancero tampoco está de nuestro laó”.
 


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Edgar Pérez Rueda


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