Espartaco

Colas y sus escenarios

Desde los últimos meses del año pasado oímos a cada rato sobre la guerra económica. Cuando vamos al supermercado en la búsqueda de productos necesarios para el hogar, se puede oír que ahora para todo hay que hacer colas. Sobre las colas existen dos escenarios; uno el de las compras, en donde los lamentos, pululan por todas partes.

En las colas, se pueden ver tantas cosas, que existen quienes aprovechan la situación para meter en la cartera alguna cosa pequeña que esté en un estante; se presentan casos, de los que llevan niños, que no evitan que éstos agarren alguna chuchería, y es común, un desorden al momento de tomar el papel sanitario o la harina precocida, que dá la sensación que el que se acerca aunque vea un montón hasta el techo, piensa que se vá a terminar antes que él llegue a tomar su parte; el otro escenario, es de las colas de los bancos, allí en los tele cajeros, algunos se enfadan porque ahora los adultos mayores cobran utilizando las tarjetas electrónicas, las molestias se basan porque ha crecido el número de personas que hacen las colas, debido a que los “viejos” son muchos y hacen que éstas sean más grandes; en ese caso, la refunfuñadera es menor; en el interior de los bancos, la situación es diferente, se aprecia mucho silencio y miraraderas al piso, el murmullo es entre hombros o muy cercano con el vecino de la cola, allí existen restricciones que las reglas de los bancos imponen: nadie puede usar celular, no se puede entrar con gorras, cero fumar, nada de lentes oscuros o armamentos y hay que mantener un estricto orden en la cola; sin embargo, por esa situación nadie protesta, ya que el pensamiento solo esta puesto en el momento en que cada quien, vaya a recibir sus reales; en ambos escenarios, se deja colar, sobre todo, cuando observan que existe la presencia de alguna figura del Chavismo: “Tenemos patria”…

En Venezuela, las colas no son nuevas. En años anteriores, existían las grandes colas alrededor de la Corpomercadéo de Caldera y de CAP (primera versión), las de la beca alimentaria de Lusinchi, las que se formaban frente a los bancos en quiebra como el BTV, Comercio, Latinoamericana, Maracaibo, entre otros; en donde la gente se aglomeraba, para tratar de ver si podía retirar sus ahorros o cobrar la quincena; me acuerdo, que quienes cobrábamos en el BTV, en una quincena, que a la época, llegaba a unos traes mil bolívares, al momento de cobrarla (en mi caso), me la pagaron en monedas de a un (01 Bs) Bolívar que representaba una caja de zapatos llena de bolívares sencillos; se podía observar, como algunos empresarios que lograron retirar sus dineros, los sacaban en una carrucha cargada (de saquitos llenos de monedas de a un bolívar), debido al volumen y al peso de las monedas. De esa época, pareciera que muchos de esos que están actualmente en las colas, ya se olvidaron.

En Venezuela hay colas, si es verdad, no se puede negar que existen, pero las colas más visibles son para comprar o para cobrar, las demás en menor cuantía, son para cancelar servicios, esperar en consultas, sacar alguna documentación, entre otras. Las colas para cobrar, tienen su origen, que a las de las operaciones normales, se le agregan más de dos millones de pensionados; mientras en las colas para comprar, se suman a quienes acuden acompañados de una tropa, para luego de las compras ir a revender o a especular, producto del acaparamiento domestico, que en el Zulia lo llaman “bachaquéo”. De aquí se evidencia que en Venezuela existe poder adquisitivo, porque existen ingresos en los grupos familiares.

Las colas en los países desarrollados, tienen otras dimensiones. Quienes vean la televisión española, Dossier, CNN o cualquier noticiero en los canales de televisión de los países del norte, verán colas para anotarse en el subsidio temporal por desempleo, para buscar trabajo, para solicitar prórroga en la cancelación de las casas, observarán grandes colas protestando las medidas económicas de los gobiernos, colas de pedigüeños para subsistir; es decir, existen colas porque no hay ingresos suficientes (o inexistentes) en los grupos familiares, lo que indican que no pueden comprar, porque no hay poder adquisitivo.

En Venezuela, con todas las dificultades, se avanza en las políticas sociales que benefician al pueblo como norte de La Revolución Bolivariana.

Todos, sin exclusión debemos ver estas realidades, y decir con la frente en alto: SI HAY PATRIA…

 



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1986 veces.



Rafael Pineda Piña


Visite el perfil de Rafael Pineda Piña para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Rafael Pineda Piña

Rafael Pineda Piña

Más artículos de este autor


Notas relacionadas