Pobreza, desempleo, paz, impunidad Acuerdo Humanitario y TLC, según la última encuesta de Gallup, conforman la masa crítica del declive de Uribe Vélez. Es su Talón de Aquiles.

No obstante todo el montaje de los medios masivos de comunicación y la descarada manipulación de las encuestas para dar una sensación de invulnerabilidad, es un hecho la caída de la opinión favorable del gobierno fascista en los últimos 90 días. Tendencia que se incrementará con el auge del debate por la sucesión presidencial que ocurrirá el próximo 8 de mayo.

Desde distintos ángulos se está cuestionando y desenmascarando el actual régimen de la mal llamada Seguridad Democrática.

Es muy sintomático del debilitamiento político de la actual administración el aplazamiento en Washington del TLC entre Colombia y Estados Unidos, después de que Uribe proclamara con soberbia su firma así “cayeran rayos y centellas”, ofreciendo de paso todas las ventajas a los negociadores gringos, que solo a un vasallo del imperialismo se le puede ocurrir.

Bastante revelador, igualmente, de la capacidad del movimiento popular para impedir los proyectos gubernamentales más regresivos, como ocurrió ya con el derrotado referendo del Fondo Monetario en octubre de 2003. El actual empantanamiento del TLC no es más que el resultado de sucesivas y potentes movilizaciones lideradas por las organizaciones populares en los últimos 18 meses. Consultas populares a indígenas que lo desaprobaron, gigantescas manifestaciones por todo el país, consultas en universidades que lo rechazaron, campañas publicitarias de empresarios y estrategias políticas como la que está impulsando el candidato presidencial Horacio Serpa, han hecho que la opinión desapruebe en un 50% este convenio.

Ahora el Mesías paramilitar está anulado en su voluntad política porque la racionalidad de su proyecto reeleccionista ralentiza en la coyuntura su ímpetu pro yanqui y fascista.

Pero la cosa no para aquí. Hay flancos donde el régimen es bastante frágil. La pobreza y la miseria se han incrementando de manera asombrosa por culpa de las equivocadas políticas económicas y sociales del actual gobierno que favorecen descaradamente a la plutocracia oligárquica. Según el informe sobre desarrollo humano de Naciones Unidas, la pobreza se disparó al pasar del 54% al 66%, el desempleo sigue entre el 15% y el 16% y el costo de la vida es insoportable, especialmente por cuenta del alocado incremento de los servicios públicos y la débil capacidad de los salarios. El movimiento social y la oposición política tienen que focalizar toda su acción y agitación en este aspecto en los próximos días, para que el pueblo y la opinión pública despierten y actúen enérgicamente contra la reelección de Uribe en los eventos electorales previstos.

Ocurre igual con el tema de la violencia. Con casi cuatro años de guerra, la opinión publica pide -75%- con ahínco el intercambio humanitario, que la administración sabotea con maniobras de distinto orden, como la que está en curso con un comisión internacional con Francia y Suiza, para darle cobertura a los operativos que se están realizando en estos momentos de rescate sangriento de los canjeables en manos de las FARC en los departamentos del Meta, Guaviare, Caquetá, Valle y Putumayo. De la misma manera se esta exigiendo el desmonte y el fin de la impunidad a los paramilitares -85% de la opinión-, que cuentan con la complacencia del Ministro del Interior y del Alto Comisionado de Paz, que hicieron recientemente todos los arreglos para encuadrar las bandas narcoparamilitares en la logística y la organización de la campaña por la reelección.

La opinión mayoritaria está pidiendo, también, la solución negociada del conflicto armado porque el triunfo militar sobre las guerrillas no cristalizó, y la cancelación de las campañas de guerra que desangran los presupuestos públicos porque no hay resultados definitivos y si más bien un estruendoso fracaso del Plan Patriota en el sur.

En la campaña política en curso el tema de la solución de la guerra civil colombiana será el más candente.

Estos son los datos que ofrece la última encuesta y que deben fortalecer la movilización de la oposición contra las pretensiones oligarquicas de prolongar por otros cuatro años más la catástrofe de la actual administración.

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