Pildoritas 11 (año VII)

A grandes males, grandes remedios

Los venezolanos, letrados e iletrados, de todos los niveles de las escala social, sabemos porque estamos cansados de oírselo a economistas, políticos, opinadores, etc., que el problema en la comercialización está en la distribución que es el eslabón de la cadena entre el productor y el vendedor final o entre el importador que no produce nada y el vendedor final y que en esa instancia distributiva es donde se encarecen, por lo general de manera escandalosa y abusiva los precios que afectan de manera terrible a los consumidores.

La pregunta es: ¿si hay consenso en que allí está el cuello de botella y un ejemplo entre cientos, muy claro fue el de la cebolla, denunciado por el mismísimo Presidente Maduro lo que viene a confirmar lo que todo el mundo sabe y vive en carne propia y que se repite con frutas, hortalizas, carnes, granos, lácteos etc., así como en otros sectores como medicamentos, repuestos y cientos de productos más, ¿por qué no se toma entonces de una vez por todas una medida heroica que acabe con los abusos de los distribuidores mayoristas y/o proveedores? Bien sabemos que estos personajes, lo único que hacen es comprarle a los productores a precios de hambre y transportarlos a sus clientes con aumentos de abuso lo que hace que los vendedores finales se agarren del argumento de que les venden caro y que por tanto ellos deben vender también caro y quien en realidad viene a pagar las consecuencias es el consumidor final que pasa por las penurias de tener que dejarse especular para poder comer y cubrir otras necesidades, prefiere soportarlo y hasta privarse de algunas cosas porque su presupuesto no le alcanza, que acudir a los organismos supuestamente reguladores, contralores y sancionadores a sabiendas de lo inoperantes que estos, en muchos casos han demostrado ser.

Entonces la salida, y que alguien me lo refute, es que se eliminen por ley, ahora que tenemos la habilitante, los distribuidores y el estado asuma, podría ser provisionalmente mientras se desmontan las mafias y se substituyen por honestos, a través de un pul conformado por los recursos de movilización de varios ministerios como el de Defensa, Transporte, PDVSA, Alimentación, quienes desde centros de acopio se encargarían de distribuir a nivel de todos los expendios, desde los más grandes hasta los más pequeños, todos los productos de origen nacional e importados o que los vendedores finales acudan con sus propia transportación, quienes la tengan, a adquirir los productos que expenden en sus comercios y así por esa vía abaratar sustancialmente los precios, en lo que respecta a la cesta básica y a otros productos de alto consumo y necesarios para el buen funcionamiento de la vida.

El ejemplo de la cebolla es emblemático, pero pongamos otro: Cuando uno va al odontólogo el argumento para el alto costo de sus trabajos es que los insumos han subido demasiado y al preguntarle dónde los adquiere dice que en tiendas especializadas y estas a distribuidores quienes con decir simplemente que el precio se incrementó, echa a rodar una especie de bola de nieve que crece hasta llegar al pobre cristiano que está sentado en la silla del odontólogo, así en todo, ropa, calzado, medicamentos, útiles escolares, no se diga repuestos etc., etc.

Ante situaciones extremas, medidas extremas, y el que sea al menos provisionalmente mientras se pone orden y quienes tienen en sus manos la distribución, entran por el aro, el gobierno con todo su aparato estructural que tiene sea quien se ocupe de distribuir, así como bien ha podido convertirse en vendedor final (MERCAL, PDVAL, BICENTENARIO, AREPERAS SOCIALISTAS, AGROPATRIA, FARMAPATRIA etc.,) lo cual daría al traste con esa especie de mafias en que se han convertido los distribuidores que simplemente lo que hacen es agarrar con una mano lo que producen quienes sí se parten el lomo en ello en campos y fábricas y con la otra entregar bien caros los productos a los expendedores finales, quienes a su vez no se conforman con recuperar su inversión y obtener una ganancia justa, sino que proceden a duplicar, triplicar y más los precios al consumidor final.

Con voluntad política y se me hace que Maduro la tiene y lo está demostrando es posible revertir los daños terribles que la oligarquía parasitaria le está haciendo a la economía venezolana y que se refleja en una inflación irrefutablemente inducida. De no hacerlo y solo decirlo, vayamos bajando la Santamaría revolucionaria, apaguemos la luz y vayámonos a rumiar nuestra derrota.-



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Saúl Molina


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