Libertad para ser diferentes

Hablar del ser humano, de las relaciones sociales que establece con el entorno, de los modelos de conducta aprendidos, de la existencia sumergida en la cotidianidad de la vida misma, no es fácil, pero debemos hacer el intento de trabajar algunos elementos importantes que nos puedan conducir a la reflexión, porque el cambio hacia el socialismo, exige no solo una perspectiva diferente para observar el mundo, sino también, una manera distinta de actuar con los otros en la sociedad.

Leyendo a Rosa Luxemburgo, me llamaba la atención su impaciencia por revisar la actuación del ser humano en la época primitiva, y es que ella, buscaba la pureza del individuo, la manifestación en su estado más limpio, libre de la contaminación material, con la abundancia del amor, de la solidaridad regando los valles y hermanados para la conquista.

Luxemburgo quería llevar esta pureza del espíritu, esta belleza del alma, esta cooperación y armonía, que extraía del primitivismo a los revolucionarios polacos, alemanes, rusos, a todos aquellos luchadores por el cambio, porque consideraba de fundamental importancia, que se observara, el alma del revolucionario, del hombre y la mujer de la nueva sociedad, como un alma libre de las ataduras del sistema capitalista.

Libertad para ser diferente, es lo que la economista, con sus publicaciones exigía a los compañeros de lucha. Y es cierto, con la eliminación de las amarras del imperialismo nos hacemos libres, pero esa libertad debe ser a plenitud. Una libertad que nos conduzca a la toma de conciencia para sí como nos planteaba Marx en El Manifiesto Comunista , comenzando por descartar todos aquellos aprendizajes y modelos equivocados de vida, saturados de inconformidad, de vanidad, de maldad, donde el egoísmo como practica habitual capitalista supera la solidaridad y el amor.

Cambiar de modelo de vida, de ese modelo diseñado por el capitalismo salvaje para destruirnos los unos a los otros, para llevarnos a la batalla de la competencia, para llegar a ser replica del otro, es y debe ser el objetivo relevante de todo aquel que desea vivir en la nueva sociedad socialista, bajo los principios de equidad y respeto por los seres humanos.

Comenzar a inspeccionar nuestros propósitos, nuestros hábitos, nuestra manera de relacionarnos con los otros donde lo que importa es la obtención de un beneficio o placer, es realmente necesario, porque la miseria humana que se acentúa sobre el materialismo que nos ha dado el capitalismo, esta adherida a nuestra vida como capa gruesa que no se puede quitar, de ahí que debemos aprender la nueva doctrina socialista que resalta los principios de solidaridad, cooperación, sensibilidad y amor para vivir en hermandad, con dignidad y respeto.

Ese ejército de hombres y mujeres que soñaba Rosa Luxemburgo, eran revolucionarios sensibles, llenos de amor por su patria, conocedoras de las masas y del protagonismo que debían ejercer. Eran los constructores junto al pueblo, de la sociedad socialista.

Libertad para ser diferentes, es el grito del pasado que nos dejó una mujer con un corazón hermoso por ” los de abajo” Rosa Luxemburgo. Es el juramento de Bolívar en el Monte Sacro, es el amor por la patria de Martí y de todos los luchadores por un mundo mejor.

Libertad para ser diferentes es volver a nuestros orígenes, buscar su esencia en nuestros indígenas, la esencia de la Raza del Sol, nutrirnos de ella, caminar con ella, buscar el horizonte del amor que dará alegría y justicia para nuestros pueblos.

Libertad para ser diferente fue la definición de Democracia, que encontré en un texto escrito por un psiquiatra, hace algunos años, definición que me lleno de luces, y que hoy al revisar los trabajos de Rosa Luxemburgo descubro con satisfacción:

“La libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de manera diferente”.


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Carmen Arelis Contreras


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