¿Sólo una manía?


Una manía es una preocupación excesiva. En psiquiatría el termino manía es la fase de euforia de un paciente bipolar. Pero ese es un tema muy profundo para nosotros y yo no pretendo quitarle la ocupación a los esposos Gessen. Siga leyendo.

Manía pues, convengamos irresponsablemente, es casi cualquier actividad que uno realice que a alguien le parezca excesiva. Así que uno tiene manía por el orden, manía por la comida , manía por el cine, por trotar, por fumar, por la televisión, por la música, por leer, por beber agua, por tomar pastillas, por manejar, por comprar, por cocinar, por decorar, por la limpieza, por restaurar, etc. Es decir que las manías son esas pequeñas obsesiones que nos acompañan a través de los años pero que no llegan ser, digamos, un caso psiquiátrico.
Yo creo por ejemplo que hay sectores en el país que han desarrollado ciertas manías. Criticar, por ejemplo. Hay gente que critica hasta la Misión Robinson. Que lo hicieron con un método cubano, que la UNESCO no ha debido certificar eso, que para que un anciano va a aprender a leer. ¡Dígame eso!, después de viejo. Hay otros que no la critican pero dicen: yo no hubiera hecho eso ahorita, sino en el 99, se perdió mucho tiempo. Hay otros que critican pero, “constructivamente”. Que hay que controlar bien a los instructores, que los televisores son una marca chimba, que no han debido comprarlos porque se los roban, etc.
Decir que las misiones son malas, es casi una estupidez. Esa manía no se ha desarrollado con seriedad en el sector de la oposición, pues supongo que al hacerlo se expondrían a que su manía de criticar al Gobierno se convierta en un verdadero caso psiquiátrico.

Pero que no pase con las misiones no quiere decir que en Venezuela no haya maniáticos. Analicemos por enésima vez el caso Súmate. Este partido que dice no ser un partido tiene manía por pontificar. Así los vimos (y las vimos) en ocasión del Referéndum Presidencial de 2004. Todos, todos los que saben sumar, sumaban que Chávez ganaba. OEA, Centro Carter y cuanto veedor sin miopía viera, vio. Súmate, restó. Y pontificó: hubo fraude. ¿Manía por la resta?

Desde allá hasta aquí han repetido sin cesar que si no se abre el 100% de las cajas de votación, ellos, los dioses el Olimpo considerarán que hubo fraude.

El viernes pasado el Consejo Nacional Electoral anunció que se llegó a acuerdos con los partidos políticos y grupos de electores para abrir, no 34% como se hizo el 7 agosto de 2005, sino el 45% de las cajas, en ocasión de las elecciones parlamentarias de diciembre próximo. Casi un diez por ciento más. ¿Qué dijo Súmate? “Eso es inaceptable”.

Y yo me pregunto: ¿Quién es Súmate? ¿Qué se cree la Machado? ¿A quién representan? ¿Y el Plaz? Quienes participan en las elecciones parlamentarias, han llegado a acuerdos, han aceptado las reglas del juego, con varios logros. CNE, gobierno y oposición acordaron, por ejemplo, abrir 45% de las cajas para la realización de la auditoría de votación. Para allanar el camino espinoso que impida una indeseable para todos, abstención. Ya se ha hecho así y el error ha sido cero. ¿Y Súmate? Dice que la escogencia aleatoria de las cajas fue fraudulenta.

Yo no estudié ni psiquiatría ni sicología, pero esta gente es insaciable. Y autoritaria. O se hace lo que yo digo o arrebato. ¿Ninfomanía? ¿Andromanía? ¿Sólo una manía que se acrecienta con el tiempo? Dios nos libre de que alguna vez sean Gobierno.

Periodista*



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Mercedes Chacín*


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