El aumento de la gasolina podría ser un detonante

Bolas por aquí, retruques por allá, lo que dice el refrán es que cuando el río suena, piedras trae.

Que si la gasolina está más barata que un botellón de agua, que por ahora está a 35 y 45 bolívares, dependiendo de la marca, que si patatín y patatán. Que el aumento va y sería entre ocho a 20 bolívares por litro na, guara diría un guaro que molleja diría René, mi pana maracucho.

Es lo único que en estos momentos tiene barato el pueblo más pobre, lo que le permite moverse en su catanare de un lugar a otro e ir a su trabajo, o salir un domingo con la familia a la playa o al campo, o a visitar a los abuelos a Barquisimeto. Es que el subsidio a la gasolina sube ya a 7.500.000 millones de bolívares anuales una bicoca en estos momentos. Será, por ahora, la rojita de Juan Pueblito.

  Consideramos como gente de pueblo y además chavista, que este es el peor de los momentos para consolidar dicho aumento, pues estamos inmersos en una guerra contra los aumentos usureros del comercio todo. Guerra, que aún no hemos ganado, sino que vamos paso a paso muy lentamente caminando por el sendero empedrado y cuesta arriba, de los llamados precios justos, que es muy relativo, pues lo justo para unos, puede ser injustos para los otros. La ley es la ley, y el gobierno debe tener el coraje de imponerla a favor del pueblo, cosa que aún no le vemos el queso a la tostada, pues en los comercios donde se marcha el gobierno, enseguida regresan a los mismos precios de usura, y en aquellos donde no ha pasado el INDEPABIS, comerciantes extranjeros como asiáticos, europeos y del medio oriente, siguen como si nada ocurriera, ciegos y sordos a lo que dice el gobierno de Maduro Moros.

O sea, haciendo lo que les viene en gana, para muestra un botón, tenemos en Valencia a un alcalde usurero.  Todo aumento tiene su precio a pagar y su costo político, y este sería muy caro por los momentos, pues no sería únicamente la gasolina lo que aumentaría, sino como siempre, se incrementarían los costos en los precios del transporte, pasaje publico, carritos libres y por puesto y todos los productos comerciales que se transporten en camiones, tráiler, remolques y sobre ruedas, o sea toda la mercancía que expende el comercio al pueblo, sea este escuálido o chavista, rojo o amarillo.

 Nos estamos curando todavía, de las heridas de estas recientes elecciones, que si ganamos que si no, que si perdimos las principales alcaldías de los estados más habitados, y otras menudencias importantes, para ahora echarnos este candelorio encima. Caracha negro, ¿es que acaso somos masoquistas? Es que con la gasolina no se puede hacer como con la leche si se la bautiza con agua el carro o el camión no arranca. No creemos oportuno el momento, para un aumento de la gasolina Pensemos en otras soluciones que las hay. No le echemos más leña al fuego camaritas. La lucha contra la usura y corrupción aún está cruda, y no ha rendido por completo sus frutos. Concentrémonos por ahora en esto, y en consolidar el sueño de Hugo Chávez, que fue el mismo de su pueblo, que por él se llamó chavista, y por él somos hijos de Chávez.  



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José Juan Requena


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