Vendo voto

Por motivos ajenos –aunque soy chavista- pongo a disposición del que
ofrezca más por mi voto por los apuros económicos que me secundan y la
falta de comida, me tiene como trapo al sol.

Razones más que suficiente me llevan a tan inmoral acto, pero no
ofenda sin saber que más adelante ofreceré el porqué, que en todo
tiene que haber un motivo en que uno tiene que pecar de buena fe a ver
si consigue entre los candidatos y candidatas que aspiran a llegar a
ser alcalde o alcaldesa lo que creo conveniente vale mi voto y, como
sé que hay muchos ofrecimientos por debajo de mesa aspiro y deseo que
den lo que pido, ya que es norma que después que el ganador o la
ganadora se encarama en el cargo más nunca podré entrar en contacto
con su persona al pasar a ser un mirón de palo y, como no podré
molestar ni solicitar obtener algo de ella que no sea de la rutina
habitual y, difícilmente me tomen en cuenta dentro de su
administración.

Jamás le había puesto precio a mí única defensa que tengo como
ciudadano que puede contribuir en elegir a quien se ofrezca y me caiga
bien, porque, por lo general son desconocidos que piden nuestra
colaboración de que lo escojamos para el cargo que él se propone ganar
y, después que ganan y comienzan a ejercer todo el beneficio es para
ellos y el entorno que lo conforman de allegados y partidarios sin
acordarse de los que como yo, le dimos el voto. Son tantos los malos
ejemplos que como recuerdo que quedan que alguna vez hay que
rebelarse.

Fuera de campaña –me refiero a los días después antes de ir a las
urnas- uno se informa que fulano o fulanita ofrece lavadoras, tanques,
neveras, pulidoras, bloques, cemento y, pare usted de contar que las
agallas que tenemos de pendejo se inflaman y, entonces viene el deseo
de acogerse a esa técnica de la regaladera de última hora como el que
está rematando lo que tiene, pero éstos no, sino que incentivan a los
decepcionados como yo a llevarlos a votar por ellos por el
electrodoméstico a convenir, pero con la bajadera de precios de los
artículos del hogar que hizo el gobierno me fue oportuno ponerme en
los que me hacían falta, por lo que no acepto nada de eso sino algo
fuera de lo común que me dé vida. Aunque no me quejo de este año que
se va que me deja enredado y limpio y no me comprime eso que el que
viene algo ha de traerme que amortigüe mi situación que en parte me es
ajena y en parte la comparto a regañadientes.

Lo cierto es que la comida sigue cara y el Gobierno de Maduro no ha
dicho ni ha hecho nada al respecto, lo que subió, todavía está arriba
y, lo que escaseó sigue escaso y las colas a la orden del día están y,
quien vendió su voto de sus dos neveras lo que saca es hielo y agua,
porque ni carne ni pollos ni pescado ni de dónde ni cómo y, el
sueldito ahí y los aguinaldos se los tragó los electrodomésticos y, la
tarjeta de crédito agoniza de tanto que la metí en cada negocio que lo
que me queda es sacarla de la cartera para manosearla de vez en cuando
y, como además no tengo dólares para abrir la cuenta con opción a
compra de carro importado que es lo único que no tenemos en la
familia, ya que aquí no se consiguen y si se consigue con qué lo
compramos y, entonces como ven qué me queda, pedir y exigir con base a
algo que vale, pero gracias a dios que siempre hay alguien dispuesto a
colaborar y a darnos la manito que nos saque de esta mala situación
que nos abra el camino al futuro en carro importado como si fuéramos
de clase media arriba.

Por lo que les informo que después de plantearle lo que quería a la
representante chavista a alcaldesa no llegamos a ningún acuerdo al
querer meterme un electrodoméstico usado por los ojos me fui al otro
bando el de la unidad y, sin poca discusión aceptaron depositarme
mensual no mil dólares como yo exigía, sino quinientos mensual a la
cuenta que pronto abriré en un banco del Estado que agarrando aunque
sea fallo me pondré en un carro pequeño de cinco mil dólares que será
el total de quinientos dólares en doce meses. Así que muerto la traba
de mi desconsuelo, soy feliz con ánimo de luchador insólito, y ya hice
uso de mi voto por ellos que, eso nadie lo sabrá y seguiré siendo
chavista, ya que el voto es secreto y yo callado estoy esperando que
llegue el lunes para comenzar a practicar el manejo del volante que
aunque sea imaginario manejaré y, lo peor que me pasa ahora es que mis
tres hijos también quieren manejar el carro importado de la unidad y,
mi mujer que no se queda atrás en nada, me dijo, mi amor, para las
próximas elecciones pides un apartamento en Nueva York y, yo con la
señal de costumbre metí el dedo en la tinta y, salí como un escuálido
más.


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Esteban Rojas


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