Una razón más para combatir el Capitalismo

Me parecía curioso ver como muchos que defienden al Capitalismo y otros tantos que lo atacan, nunca lo definen; así como tampoco definen el Socialismo (éste es más difícil definirlo). Ahora entiendo que la complejidad de ese modo de producción hace muy difícil su comprensión y definición para aquellas personas que no tienen suficientes conocimientos de economía política.

Lo cual me recuerda aquella anécdota de Albert Einstein cuando un periodista le preguntó si podía explicarle la Teoría de la Relatividad para escribir su artículo, a lo que el científico accedió amablemente. Luego de terminar la explicación, el periodista le dijo con cierta vergüenza al Dr. Einstein que si podía ser un poco más claro porque no había entendido nada.

Luego de varias repeticiones de la explicación, para que fuese más sencilla y así la pudiera entender el periodista, éste finalmente pegó un brinco de alegría diciendo: “¡por fin, entendí la Teoría de la Relatividad!” a lo que Einstein le respondió: “bueno, lo que te acabo de explicar, ya no es la Teoría de la Relatividad”. La moraleja de esta anécdota es que para entender determinados conceptos, se requiere conocimientos suficientes o profundos sobre ese tema.

Pero muchas veces, el comportamiento de las cosas, ayudan a comprender su naturaleza. Con el Capitalismo ocurre eso: es más fácil entenderlo por sus efectos que por su definición.

Según el profesor Jason Hickel de la Escuela de Economía de Londres, asesor del movimiento The Rules, que luchan contra la desigualdad, y autor de un video titulado ‘La Desigualdad de la Riqueza Mundial’, un estudio realizado por la ONG Oxfam revela que las 300 mayores fortunas del mundo acumulan más riquezas que los 3.000 millones de pobres que existen en el planeta.

Sin embargo, el profesor Jason Hickel explica: “Citamos estas cifras porque nos ofrece una comparativa clara e impresionante, pero en realidad la situación es aún peor: las 200 personas más ricas tienen aproximadamente 2,7 trillones de dólares, y eso es mucho más que lo que tienen 3.500 millones de personas, que tienen un total de 2,2 trillones de dólares“. Agrega, además que el 1% de los más ricos aumentó sus ingresos en un 60% en los últimos 20 años, con la crisis financiera acelerando este proceso en vez de frenarlo.

El estudio de la ONG Oxfam también arrojó que los 240.000 millones de dólares de ingresos netos de las 100 personas más ricas del planeta bastarían para acabar cuatro veces con la pobreza extrema, según el informe ‘The cost of inequality: how wealth and income extremes hurt us all’ (El coste de la desigualdad: cómo la riqueza y los ingresos extremos nos dañan a todos).

Oxfam advierte de que la riqueza y los ingresos extremos no sólo no son éticos, sino que además son económicamente ineficientes, políticamente corrosivos, socialmente divisores y medioambientalmente destructivos; tomando en cuenta además, que los recursos más básicos, como la tierra y el agua, están concentrados en las manos de pocos.

La concentración de recursos en las manos del 1% más rico debilita la actividad económica y hace la vida más difícil para el resto – particularmente los que están en los peldaños más bajos de la escalera económica.

Esta desigualdad es posibles, porque el sistema Capitalista (que es el que domina el planeta) está diseñado para enriquecer a muy pocos a costa de la vida del resto del mundo. Es un modo de producción que se sustenta en el egoísmo como el combustible para la producción de bienes y servicios. Este sistema es la droga que ha ido matando lentamente a la humanidad y contaminando el planeta.

¿Será que hay que esperar la destrucción irreversible para darnos cuenta?


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Juan Carlos Valdez


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