La iglesia católica calla

Al fin llegó la voz de Dios a los curas de la iglesia venezolana que andaban gritando fraude, en vez de enseñar y compartir con sus fieles, la palabra de nuestro Señor y, de por sí: habían perdido el Norte y hasta el Sur de tanto mentir descaradamente y sin vergüenza ninguna, se habían puesto a la orden de los poderosos en acercamiento habitual con la oposición y, últimamente con Capriles, en que él como su líder, está del lado del capitalismo salvaje y, son tantos los pecados acumulados, de por mi culpa (de ellos) que, el papa Francisco debió intervenir con prontitud, debido al cerro de quejas que consiguió en El Vaticano, que no le quedaba otro camino de pacificador al mandarlos a echar un parado, de no inmiscuirse más con parcialidades políticas, por lo que tienen que dejar de prestar sus servicios a un solo bando.

Quien no recibió con beneplácito esa orden fue Baltazar Porras que, de inmediato salió a despotricar del gobierno y del posible asilo político ofrecido a Snowden y sin querer queriendo se le salió la clase de no dar su brazo a torcer ni descanso a su conciencia que implica no perdonarle al gobierno socialista el no dar, su consentimiento que lo hiciera cardenal apátrida, tal cual, su pensamiento radical y acciones emprendidas cuando el golpe de estado contra el presidente Chávez, a quien le solicitó que firmara su renuncia y, desde allí en adelante se quedó sin el santo y la limosna que le quema y le magulla el alma de su impiedad.

Y, otra cosa que le pidió el Papa a la CEV es, que de una vez acabaran con esas huelgas de estudiantes en sedes eclesiásticas y, que aconsejarán a esos revoltosos que en vez de estudiar, la única arma que saben emplear con profesionalismo es la huelga de hambre que les permite engordar más de caprichos y enredos políticos que no solucionan nada y más bien los convierten en unos vagos violentos que cobran por engañar a una parte del pueblo que comulga con sus actos de irreverencia tan seguidos y, que los exalten a que hagan un esfuerzo patriótico de tenacidad de dedicarse con más fe en el porvenir de esta tierra que es de todos en donde ellos practican el parasitismo engañoso que los pone al alcance de un fanatismo especulativo sin razón y negada a la paz.

Parece ser que el Nuncio regresó de Roma bien molesto y con muchas cargas emocionales y, objetivos que directamente tienen que orientar a la nueva iglesia de Francisco que, no es otra que la que él quiere que esté más comprometida con las soluciones pacíficas de la inmensa mayoría del pueblo conformado por pobres que necesitan de la voluntad creadora de los que pueden colaborar y es su deber hacerlo sin otro fin que no sea por el bien supremo del resguardo a que todo ser humano tiene derecho y, que una parte de la sociedad les niega desde el poder, no así los jerarcas de la iglesia católica que existen para otros fines más sublimes que no han sabido desarrollar a cabalidad en favor de los oprimidos del mundo y, en particular de los venezolanos que como católicos o no, deben ser atendidos con profundo respeto y a ser bañados de fe y, ese es el papel que han confundido los sacerdotes venezolanos que se han dedicado a hacer política en contra del gobierno en que más son las veces que mienten descaradamente y actúan llevados de una mala fe que los aparta del camino que deben seguir con Jesucristo bien lejos de la realidad de su iglesia que viven opinando siempre en función de la oposición.

Lo cierto es que hubo una reunión de acercamiento entre la CEV y el Estado que representado por el ministro de Interior, Justicia y Paz dentro del Plan de Seguridad de la Nación se reunieron para afrontar con ideas un mejor operativo que quien quita que la iglesia aportará muchos curas, para que recen por el bien de las almas perdidas y sin control que están metidos de lleno en recrear la inseguridad en contra de la paz social y, con ello se salen de la rutina cansona en que se han metido y, mientras los funcionarios anden con sus armas de reglamento, los curas deben andar con sus cristos por delante. Y así es posible que llegue la paz deseada y gracias a la iglesia católica, la lucha continúa en mutuo reconocimiento.


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Esteban Rojas


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