En Octubre de 2012 el pueblo se decidió por Chávez, quien, utilizando la terminología hípica, era “una fija”.En Diciembre de ese mismo año, como despedida anticipada al Comandante, el chavismo arrasó en las gobernaciones y en abril del 2013, a pesar del iluso optimismo de la derecha venezolana y sus socios foráneos, Nicolás Maduro fue impuesto por el soberano, provocando el lloriqueo incrédulo que aún persiste en algunos capitostes golpistas de la oposición…y ahí están, atizando la conspiración para un asalto al poder con la violencia que ahora llaman “salida no dialogada”…Esta gente es tan tozuda que es capaz de negar la elección del Papa Francisco, después del recibimiento hecho por este al Presidente venezolano, quien además lo bendijo haciéndole la señal de la cruz en la frente. Porque es que éste Maduro ha resultado más “duro” de cuanto muchos esperaban…y ojalá no le hagamos “mal de ojo”.
Pero, ahora viene lo que debe ser la estocada de remate electoral: la elección de los alcaldes y concejales de todo el país. Y como Maduro ha puesto en el orden del día el “gobierno de calle” y la lucha a fondo contra la corrupción a todos los niveles de la administración pública, sería bastante saludable para el proceso bolivariano que en la escogencia de los aspirantes sea utilizado el rasero de de la honestidad, la capacidad y la eficiencia para así rendirle el mejor y mayor homenaje al Comandante Chávez quien siempre insistió en esto. Nada de boberías grupales, de tendencias o manías sectarias, sino seleccionar los mejores dentro del espíritu –que debe hacerse práctica- del muy ponderado Gran Polo Patriótico (GPP), sin visos de secuestro por quienes aún, dentro del proceso, se puedan creer dueños de la sartén aunque la tengan tomada por el mango . En este delicado momento del proceso revolucionario, la vanguardia debe ser clara, muy clara, en la escogencia de los cuadros para las difíciles tareas que se tienen por delante a corto, mediano y largo plazo.
