Licencia

En las oficinas del Ministerio de Inteligencia del Reino Hundido, en el salón Ministro Machado, reúnen a connotados agentes del servicio. El más famoso de ellos Bond (o como el mismo dice: "Bond, James Bond"), fija su vista en uno de los violines que usaban la etnia Pemón del sur de Venezuela. Sonríe mientras recuerda cuantos dedos de frente
tiene el Ministro Machado: "¡muchos! Gracias a la calvicie...”, dice para si con inconfundible acento. Su mente

fotográfica presenta en carrusel a otros tantos insignes calvos venezolanos. Sonríe.

Entra el jefe y se dirige a la concurrencia. Después del saludo formal dice:

-Nos han recortado el presupuesto, señoras y señores. Desde hoy nos vemos obligados a reconsiderar los servicios que presta nuestra inteligencia. Hemos decido que cada quien haga de su (borrado) un pito. Solo tenemos instrucciones precisas para el agente 007, Bond, James Bond, y nuestros muchos agentes en Venezuela. Por órdenes de Su Majestad la contradictoria reina republicana Chepa Candela IV, la licencia para matar ha sido revocada. Ahora solo disponen de licencia para fastidiar.

Leyendo esta minuta de la reunión de inteligencia se entiende la diarrea de escritos por Manny Gentleman, Emeterio Gómez y Carlos Blanco, en El Universal; encabezados por el general Ibsen Martínez (general según el concepto de Alvaro Obregón), el generalito Barrera Tyzka(generalito según el conceptito de Alvarito) y Milagros Socorro en El Nacional; y para que no haya sorpresas, en aporrea.org y soberania.org la batuta la llevan Manuel Martínez y el Frente "nosequecosa petrolero". Pero son más, muchos más... Licencia para fastidiar.

En esa "soledad tan sola" (que canta Soledad Bravo con la misma frescura con que canta el Chamamé a Cuba) todos ellos, y desde diferentes trincheras del saber y del hacer, optaron por fastidiar. La burla como herramienta de trabajo: la verdad como víctima, la mentira reciclada y la manipulación como método de supervivencia (¿sobrevivirán?).

Licencia para fastidiar. No pueden hacer valer sus opiniones en ningún terreno y ahora arrinconados en esquinas que ellos mismos edificaron bloque a bloque, ladrillo a ladrillo, hacen el ridículo cuando pretenden ridiculizar a otros. Modifican a su antojo la Histora y sus propias historias. Uno de estos payasos pasó, sin vergüenza alguna, de ser miembro de número de una Academia a montar un número dizque académico para hacer reír a las doñitas del Este (dicho sin distingo de género). Con la liviandad que da la pluma muestran en su pataleo como perdieron el favor de los lectores. Lectores que alguna vez aplaudieron sus escritos y les consideraron gente honesta.

Llegará el día en que toda esta gente tenga que emigrar. No puede vivir en Venezuela gente que se burla a diario de los venezolanos con el mero fin de satisfacer un desmedido ego. Ojalá el reino de Chepa Candela IV tenga suficiente espacio físico donde alojar, con todo y su ego superdesarrollado, a toda esta gentecita. Ojalá tenga la bondad de
darles algún trabajo decente para no verlos mendigar.

Licencia para fastidiar, que algo queda...


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Manuel Brito


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