Carola y Chavez

La isla de Margarita tuvo la suerte del periodismo entretenido –desde la veta radial y escrita— inspirado e inspirador de los duos Augusto Hernández-José Lira Sosa, a mediados de los noventa; y de Augusto Hernández-Carola Chávez en esos años nuevos de revolución, socialismo y algo más. Del amigo periodista, talentoso, ocurrente, inteligente y sagaz Augusto Hernández admiré también su fortaleza para soportar embestidas traicioneras, vilipendios, mentadas de progenitora, cohetazos de malos espíritus y otras refriegas políticas y hasta culturales, y su muy personal manera de brindar el afecto cálido, la gracia del lenguaje intelectual, el estímulo creador y esos otras cosas que él tan sutilmente llamaba “pendejadas de poetas”. De Lira Sosa aprendimos a admirarlo todo. Genio, ingenio y bohemia. Padre risueño y explosivo en su locura verbal, con un muy singular talento para regalar caramelos y andarse en el trópico agarrando libros de otros espacios infinitos de la moral universal, de la política comprometida, de la historia, de la razón y la sinrazón combatiente. Hombre de trincheras y niño grande para los soñadores de libertades. Tal era Lira Sosa. Por eso sufrí con pesar, en este silencio que nos arranca la mudez del alma, las partidas –distantes la una de la otra- de estos dos amigos. Dos periodistas de acción, por decir lo menos. Valga, pues, este preámbulo para referirme a Carola Chávez.

Esta mujer tiene una mente poderosa y una extraordinaria capacidad de creación literaria, pues escribir el pensamiento es literatura pura. Siempre celebro leerla y admirarla por su franqueza y su valentía. Su voz en la radio pone gracia y ternura justo donde va a caer la bala. Es honesto que ella insista en la auto crítica, en la defensa de este proceso revolucionario como impulso para acomodar, remendar, para reparar entuertos y evitar desviaciones.

El Comandante Chávez trataba de adoctrinar en sus reflexiones sobre esta necesidad primaria del pensamiento para canalizar los sentimientos de compromiso, de pertenencia, de identidad y de sacrificio. Su postura de mujer, de madre, de hija, de joven parte de esta integridad e esa integralidad. Todos sabemos que nos cuesta a los venezolanos tener que estrujarles en la cara a otros venezolanos su anti patriotismo, su aberración oposicionista destructiva, su empeño en desconocer la propia jerarquía del Estado, sus leyes, sus normas y sus fines. Por ello, hermana amiga, tu voluntad de ofrecer tu voz de lucha la celebramos con alegría, por ser la periodista que eres, reflejar verdades, develar las miserias de esa oligarquía que juega a destruir el presente, negar el pasado e intentar robarse el futuro de esta nación nuestra, bella y única, poderosa y estratégica para ofrendarla al imperio como un botín. De Augusto Hernández y de Lira Sosa queda una estela brillante que inspira y que nutre. Tú lo has percibido así y por esa senda transitamos. También nuestro Comandante Eterno señaló el rumbo para donde habrá que coger. “¿Y pa´dónde va ser?”… Alí Primera ya lo cantó y nosotros los sabemos.

Los drones norteamericanos destruyen a Afganistán y a Siria a costa del hambre de su propia ciudadanía negra y de nuestros latinos emigrantes y acá nos matan de hambre los hambreadores de siempre, pero voces como la tuya y corazones como el tuyo elevan su grito de rebeldía y ese gesto de rebeldía se convierte en conciencia más allá de nuestras fronteras. Aunque otros tiren la toalla y tal vez ni siquiera suban al ruedo para intentar pelear, tú en cambio inspiras y motivas, combates y escribes. En esa senda andamos y a tu lado nos tendrás para forjar ese destino que soñamos para esta Patria Grande de Bolívar, de Zamora, de Sucre, de Simón Rodríguez, del maestro Prieto Figueroa. Patria de Chávez, por siempre.

 



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José del Carmen Pérez


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