Yo no sé leer pero me escriben -lo que agradezco infinito-; y, dada esa razón es por lo que supe de ese bicho que me parece bien bueno, tan del carajo es tal y qué se yo y etc que, a mi modo de ver ese bicho es francamente una de las publicaciones mejor concebidas por ese periodismo serio que insurge de entre las entrañas del pueblo venezolano y marca pautas que, analizadas en seco, tú te percatas de que esas pautas guían pasos importantes hacia otras maneras de hacer periodismo no sedicente.
No obstante, puesto que la única constante es el cambio, camarón dormido es presa de la corriente.
Sí Carola Chávez quiere avanzar por buen camino con El Especulador Precoz debe hacerle algunos cambios a el bicho -pienso yo-; modestamente acá en mi ignorancia, estimo que si ella despide a su segundo -el tal Malaver- y me concede ese puestico de ser su mano derecha, es seguro que le presento un plan “B” y otro “C”, así:
Cambiar el nombre del bicho para que se denomine “Especulador Petkoff” o, en su defecto, “Especulador Procaz”.
Designarme como plenipotenciario de ese importante bicho, ante la santa curia episcopal escuálida anti venezolana -sceeav- (también conocida como ceev- conferencia episcopal escuálida venezolana-) y, de paso, designarme como su represent, ante la MUD.
Aspiro que a Carola Chávez no le tiemble el pulso para designarme como su mano derecha ya que de tal manifiesto depende que tal bicho ande con sus propios pies y, no encartado en otros tales.
Ella, Carola Chávez, daría un jonrón o, en su defecto un home round, en vez de sólo un hit, de asentar cabeza.
