Por primera vez sentí que podíamos perder

A lo largo de estos 14 años del gobierno revolucionario, la cultura política del venezolano se acrecentó por la gran cantidad de procesos electorales; se votaba no solo para elegir a nuestro Presidente sino también para elegir Gobernadores, Alcaldes, Concejales, Concejos Comunales y hasta la reina del colegio de mis hijas. En todas esas elecciones siempre se respiraba el olor a la victoria, no solo por la presencia de un líder emblemático, carismático y popular como Hugo Chávez, quien siempre estaba de una u otra manera motorizando esa elección, sino porque el mismo pueblo entendía que a pesar de las dificultades, ese líder los escuchaba y en la medida de lo posible, trataba de solucionar sus penurias, depositando en consecuencia, su confianza y su voto por él.

La temprana pérdida física del líder fundamental, generó al principio en las masas una especie de incredulidad por lo sucedido, para después pasar a una dolorosa conformidad ante la realidad: perdimos el líder esencial. A pesar de la extraordinaria actitud observada durante la campaña electoral por el camarada Nicolás Maduro (el propio Presidente lo designó como su sucesor), definitivamente la ausencia de Chávez marcó esa campaña, que se vio finalmente coronada por el innegable triunfo, aunque por pequeño margen, de su heredero político.

Si a lo anterior, le agregamos lo que el propio presidente Chávez pregonaba insistentemente en cada acto público, primero con su propuesta de las 3 R (aplicar en las ejecutorias del gobierno la revisión, rectificación y reimpulso) y después con el “golpe de timón”, con lo cual se comprende que entendía las deficiencias y debilidades de sus colaboradores (ministros, gobernadores, alcaldes, etc.), podemos entonces entender la magnitud y complejidad de la campaña para convencer a la población por la opción revolucionaria, felizmente conquistada, por ahora.

Para ejemplificar lo anterior, durante esos 14 años de elecciones siempre logré que los vecinos de un sector popular que conozco, salieran a votar por la opción revolucionaria; esta vez algunos de ellos me increpaban y preguntaban el porqué después de 14 años, todavía no se había arreglado el problema de aguas blancas y negras, todavía no se había engranzonado (asfaltado sería lo ideal) la vía de acceso al barrio, todavía permanecía la basura en la esquina sin recoger, entre muchos otros requerimientos no satisfechos; debo confesar que ante esas preguntas, quedé desarmado y por primera vez pensé que podíamos perder.!

Aquí es conveniente reflexionar como se han perdido experiencias revolucionarias importantes como el caso del Sandinismo de Nicaragua, que perdió en las urnas, lo ganado por las armas ante el dictador Somoza. Ellos mismos (los Sandinistas), años mas tarde, en su reflexión, afirmaron que perdieron el contacto con el pueblo llano, se aburguesaron y no escucharon los reclamos mas elementales de ese pueblo que los acompañó en la guerra y que finalmente apoyó a una candidata anti popular como Violeta Chamorro.

Por eso celebro el planteamiento central del Presidente Maduro del gobierno de calle, tal como él personalmente lo está haciendo y ha dado instrucciones a sus ministros. Ojalá ese planteamiento sea secundado también por Gobernadores, Alcaldes, Concejales, Gerentes, etc. A patear las calles y escuchar los reclamos de ese pueblo llano, en quien, en definitiva, recae la soberanía y el futuro.

rejesof@gmail.com


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