Aún nos falta mucho por aprender…

Escribo estas líneas invadida por un torbellino que agita un coctel de sentimientos y emociones indescriptibles, escribo por necesidad, porque el sueño no llega, el sueño necesario para dormir, pero tampoco el sueño necesario para vivir.

Hasta hace unos pocos minutos, antes del pronunciamiento del CNE, estaba convencida que aún nos faltaba mucho por hacer, en este momento me preocupa que nos falta mucho, pero mucho por aprender.

Hasta hace pocos minutos era capaz de poner mi cabeza en la guillotina asegurando que nuestro pueblo, mi pueblo, que como pueblo habíamos aprendido la lección más importante, la lección de la autodeterminación, de la libertad, de la solidaridad, esa que vino a enseñarnos Bolívar y todos aquellos que derramaron su sangre en la gesta independentista, pero que el divisionismo y la traición de los caudillos, que buscaban un protagonismo mezquino, nos arrebataron de las manos y de las mentes, para sumirnos en otra forma de dependencia.

Estaba convencida que esta vez sí habíamos aprendido la lección, que el liderazgo de Hugo Rafael Chávez Frías nos había dado la oportunidad de releer los sueños de libertad y que ahora si los habíamos asumido como nuestros, que a pesar de las divisiones propias de los procesos de cambio, la mayoría, pero la mayoría inmensa, estábamos dispuesto a echar el resto para consolidar nuestra independencia, que de verdad mi patria, nuestra patria pariría a la América verdadera, unida, libre, solidaria, que era verdad otro mundo posible, donde las diferencias fuesen de culturas, gustos y lenguajes, pero no de condición de humanidad, una América sin hambrientos y explotadores, soñé tanto que hoy no aguanto el dolor ni las lágrimas.

Hoy he visto una realidad cruel y perversa, no votamos por el proyecto, votamos por el personaje. No aprehendimos las ideas libertarias de Chávez, solo nos dejamos llevar por su personalidad arrolladora y es que estar cerca de un grande no es tan fácil.

No son traidores los que dejaron de votar por Maduro, como dicen algunos por el twitter; no son brutos, y aclaro esto porque cuando converse parte de estas ideas con mis compañeros de grupo, todos chavistas por cierto, me recriminaron que yo insinuaba que ahora “el pueblo” era bruto, muy lejos estoy de pensar eso, solo creo que aún no hemos aprehendido la libertad, el otro mundo posible.

En otros escritos anteriores (publicados por aporrea) he explicado la diferencia de proyectos y de estrategias que representan Nicolás Maduro y Henrique Capriles, hoy no quiero entrar en discusión con los opositores, hoy no estoy de ánimos para hacer de Willie Colón, que escribió una canción para hablar mal del otro y no para hablar bien del suyo. Hoy no escribo sino para los que se asumían chavistas, y que no sumaron por omisión o por oposición, tal vez solo escribo para mí, para buscar el equilibro en mi cosmovivencia, pero lo compartiré con quienes lo quieran leer.

200 años después, Chávez vino a decirnos lo que el universo creyó que no habíamos aprendido durante la gesta independentista, vino a decirnos que somos capaces de hacer, de transformar, vino a decirnos que hay otra forma de ver el mundo y que aquel que está a nuestro lado a veces necesita una ayuda para arrancar, vino a decirnos que es posible dar aunque a nosotros a veces nos falte, como lo hizo con otras naciones que no tienen la riqueza petrolera que tenemos nosotros. Vino a decirnos que somos grandes.

Su capacidad para romper el protocolo, para hacer lo que ningún otro presidente se habría atrevido a hacer, era solo una clase práctica para decirnos que no hay que temer al ridículo si el corazón, la razón y la pasión nos acompañan. Su capacidad para cambiar el nombre y el orden de las cosas solo era una clase práctica para decirnos que no tenemos que ser copia de otros, que es en nuestro propio estilo que encontraríamos el crecimiento y la felicidad que tanto buscamos. Solo eran clases compañeros, solo clases, pero al parecer pensamos que era “un amo, un dueño, un patrón” y no un maestro generoso. Nos quedamos en el cuerpo, en el estilo y no alcanzamos el alma, la esencia. Tal vez hoy entiendo mejor porque al igual que Bolívar murió tan joven.

Nos dio una ñapa como dicen, antes de irse nos señaló a Maduro y algunas de las cualidades que le veía, las cualidades que puede tener cualquiera de nosotros que cumple con su trabajo y que se esfuerza por ser cada día mejor, fue al chofer al que escogió, no al militar ni al universitario, sino al chofer, al más común, al más parecido a cualquiera de los venezolanos que no creció en un familia pudiente, al que según su historia personal se podía parecer a la mayor cantidad de venezolanos, de esos venezolanos que a veces creemos que no marcan la diferencia, pero que al ser capaces de entender el momento y el lugar donde se encuentran definitivamente hacen la diferencia. ¿Entendimos el mensaje? A tan pocos días de su muerte a penas nos alcanzó para llegar al llegadero. Y quizás aquí está la otra lección, la que no debemos perder.

No hay que buscar el “gendarme necesario”, como decían mis viejos libros de historia, no hay que buscar al jefe que nos diga a cada momento que es lo que tenemos que hacer, somos libres y somos grandes en cada cosa que hacemos por muy insignificante que a veces nos parezca, es tan libre y tan grande el que barre una oficina con dignidad, claridad y compromiso como el que dirige un ministerio, el chofer como el presidente, o es que no nos hemos dado cuenta que hoy se puede estar en un lado y mañana en el otro. Solo hay que cumplir con lo que el universo nos ha asignado, pero cumplir con creatividad, con deseos de ser mejores cada día, con deseos de enseñar a los otros, con entrega y sin mezquindad. Viendo el pedacito de mundo o de realidad en la cual nos movemos, pero entendiendo que forma parte de una totalidad que no existiría como tal si nosotros no estuviésemos allí.

Esa diferencia de votos, entre Maduro y Capriles, es el reflejo de que seguimos anclados en el bigote puesto en nuestra fotografía, en los cambures de fieltro para la caravana, en la franela, los chistes creativos, todas esas cosas propias de los venezolanos que nos divierten y nos ayudan a sobrellevar el cansancio y la necesidad, pero que son solo eso una diversión, una expresión como los letreros en los cumpleaños, en las graduaciones, en los bautizos. Son divertidos, son creativos y creo que todos los hemos compartidos, pero debemos trascender al hecho externo e interiorizar nuestro rol en la no-fiesta, en la lucha cotidiana de la construcción de ese mundo mejor y propio.

Todos, toditos, desde los que tiene el poder para tomar decisiones pasando por el último que debe ejecutarlas hasta el trabajador independiente que no recibe órdenes de nadie, tenemos que entender que lo que viene es duro y nos jugamos lo que hemos conquistado.

Los estigmas que pretenden endilgarnos a los que soñamos con este mundo mejor se van a profundizar. No hay que dejarse convencer de que somos “pata en el suelo”, “hordas chavistas”, “ignorantes que votan por un incapaz para complacer un muerto”, “enchufaos”, “practicantes de una religión civil o pagana que es irracional, manipulable, alienante”, o cualquier otra que se les ocurra. No debemos dejarnos convencer de que no valemos, que el mundo como esta “es perfecto” y que a aquellos que no les va bien es porque no trabajan lo suficiente.

Este otro mundo posible, debe ser construido sobre las bases de la solidaridad, la equidad, la fortaleza está en que sigamos creyendo que somos capaces de contribuir un mundo más justo para todos. Que seamos capaces de demostrar que no estamos equivocados, que también podemos resolver las pequeñas cosas que los aun individualistas ven como prioridad. Que podemos resolver el acaparamiento o la escasez de alimentos en esta ciudad sin dejar de creer y de hacer para que se acabe el hambre en el mundo. Que podemos resolver los cortes de electricidad sin dejar de creer y hacer para que las políticas energéticas mundiales sean más ecológicas, o cualquier otro ejemplo que se les ocurra.

Sumar y Vencer la adversidad es ahora una lucha de todos…



@zaidy_Fernandez


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