Los morrales de la historia

En la historia de la humanidad cuantos morrales se han quedado con la carga de sueños en el camino y que están a la espera de alguien que los recoja y se los eche a cuesta para continuar haciendo historia y construyendo patria.

Muchos de esos morrales fueron profanados por manos traidoras que los utilizaron como señuelo para engañar pueblos y someterlos en nombre del progreso y la libertad, mientras los oligarcas engordan y se llena los bolsillos.

Tal es el caso de los morrales de Grimau y la Pasionaria en España, que todavía esperan porque alguien se los cuelgue, hoy cuando el neoliberalismo está acabando con la dignidad que brilló durante la república.

Porque el llamado progreso, no es más que un eufemismo del capitalismo para justificar y santificar el desarrollismo que acabó la vida sana del planeta, cuya existencia ahora con el neoliberalismo pende de un hilo.

Pudiéramos sostener en esta reflexión, que el Generalísimo Francisco de Miranda y el Libertador Simón Bolívar, con todo y la desgracia en que los sumió la traición de que fueron victimas tuvieron mejor suerte que otros, porque al menos en este caso Bolívar se montó a cuesta el morral de Miranda y en la faena de realizar esos sueños, que se fundieron con los propios dejó la vida. Ambos no pudieron culminar su obra, ni siquiera ver el fruto de sus sacrificios. Luego vendría Ezequiel Zamora, el General del pueblo con su lema Tierra y hombres libres”, que fue sembrado en San Carlos Estado Cojedes. La traición truncó los sueños de Zamora y junto con ellos enterró momentáneamente los de Miranda y Bolívar, en el mismo morral

Frente a esta mala jugada de la vida, después de casi dos siglos de las entrañas mismas del estamento militar prusiano, que hasta la IV República representó la fuerza armada nacional o las fuerzas armadas, como la llamaron, para mantenerla fragmentada, dividida y utilizada, surge el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, quien con su “Por ahora de aquel 4 de febrero de 1992” recoge el histórico morral de la independencia nacional, que había quedado en el olvido, empolvado a la vera del camino

con los sueños ya no solamente de Bolívar y Miranda, sino también de Zamora, Cipriano Castro, Mai Santa y Arévalo Cedeño de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. De la segunda mitad del siglo XX, de Fabricio Ojeda, Algimiro Gabaldón, Shema Saher, Livia Guvernel, Alberto Lovera, Luis Emiro Arrieta, Salvador de la Plaza, Gustavo Machado, Cruz Villegas, Alí Primera y otros tantos que murieron con el sabor amargo en la boca de no poder ver los sueños por los que tanto lucharon, hechos realidad.

Esos morrales se fueron fusionando hasta quedar en uno solo ,pesado, difícil cargado de llanto y dolor de los familiares y amigos de las víctimas que tuvieron la osadía, de frente a la Venezuela portátil, ideada por los oligarcas que de siempre la manosearon y disfrutaron, soñar con una Venezuela libre y soberana, como la idealizada por nuestros libertadores, como columna vertebral para la construcción de la patria grande y bonita.

Allí permaneció ese morral con su refulgente luz y cuando estaba casi por extinguirse vino la rebelión armada de los 60, que como la de Zamora, también sucumbió producto de la traición y de la intervención militar directa del imperio a través de sus serviles inquilinos de Miraflores, para desatar el mckartismo en Venezuela y emprender una guerra de exterminio contra todo lo que oliera a marxismo leninismo o simplemente que fuese disidente del modelo capitalista espoliador impuesto por AD, COPEI y derivados que hoy pretenden engañar al pueblo con nuevos nombres, con una fuerza armada castrada, mediante la formación que recibía en la Escuela de las Américas, que tenía el pentágono en Panamá, un proyecto para formar matones con uniforme de cuya influencia escaparon honrosamente pocos oficiales, muchos de ellos rindieron su vida junto a los civiles rebeldes.

Si bien es cierto y necesario es reconocer que hubo una derrota militar, la victoria política desde las cenizas del fracaso militar, se irguió y sembró la semilla de la revolución en los maltratados compatriotas de los barrios pobres caraqueños y de las principales ciudades del país, en los campos, liceos y en las universidades. Semilla que al germinar y florecer dejó como fruto la rebelión popular del 27 de febrero de 1989 que aceleró el proyecto del MBR 200, de los jóvenes oficiales y tropa que el 4 de febrero 1992, inusrgieron contra la ignominia y las tropelías del un gobierno burgués, corrupto, hambreador y asesino del pueblo, acción liderada por el Comandante invicto y eterno Hugo Chávez Frías, que partió en dos la historia, para dejar atarás los desmanes de la IV República y abrir las puertas del socialismo indoamericano y bolivariano, que se ha hecho irreversible en Venezuela y los países de la América Hispanoparlante y el Caribe, que han sido tocados por la llama bolivariana, que prendió en las fecundas praderas de la libertad americana y en otras latitudes del planeta.

El Comandante eterno, como Bolívar y otros soñadores emprendió el viaje a temprana edad, pero con mayor satisfacción que sus antecesores, porque tuvo la suerte de poder dirigir el proceso de cambios y para el momento de su partida ya teníamos patria. Patria que ahora nos corresponde a todos fortalecer, cuidar y consolidar con la radicalización de la revolución, para que el morral de Chávez, que fue recogido por el pueblo venezolano en el cual se multiplicó por millones nunca más sea enterrado y mucho menos abandonado y polvoriento a la vera del camino.

Luego 14 años de victoriosas batallas el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, nos ha puesto en nuestras manos, la patria, para que bajo su celosa mirada, junto a las de Miranda y Bolívar, sigamos de victoria en victoria hasta erigir, la Colombeia del Generalísimo Sebastían Francisco de Miranda y la Gran Colombia de Bolívar, para que Martí, Alfaro, Sandino, Zapata, Morazan, Arnulfo Romero, Jacobo Arvenz, Don Pedro Alvizú Campos y otros tantos que dejaron su vida en el empeño de construir la patria de todos, libre y soberana, observen desde donde estén, que hemos recogido los morrales de la historia.

Periodista

CNP 2414 cd2620@gmail.com


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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

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