Yo no soy politólogo ni nada que se parezca, pero los dimes y diretes en Aporrea org. No tienen desperdicio, algunos comentarios son risibles, sobre todo los de las personas que se ofenden por cualquier irreverencia, en este caso las de Nicmer Evans y la forma de tratar la candidatura de Nicolás Maduro, por lo demás, tengo mi posición y la voy a explicar si me lo permiten.
Creo que estamos en una guerra de cuarta generación implacable, sangrienta y tenaz, estamos recibiendo el peor bombardeo mediático y del otro, por diversos flancos, como nunca se había visto en tiempos de paz en cualquier nación del mundo, obvio, no estamos en tiempos de paz, desde hace muchísimos años estamos en guerra; desde que desembarcó en las prístinas costas de nuestra tierra el primer hediondo español( no se habían bañado en meses) y le echó el ojo a ese vergel edénico que ya tenía dueño, desde ese día estamos en guerra.
Ha sido una guerra solapada y coñoemadre, primero por la fuerza y luego por la fuerza, siempre por la fuerza, se nos implantó el germen de la obediencia, ayudado por la iglesia católica, que siempre ha estado del lado de los poderosos, así se exterminó naciones enteras con las “sagradas” armas del látigo, los arcabuces, las bulas y la cruz, que como dice Galeano, estaba en las empuñaduras de sus espadas, y nuestro pueblo originario y los que vinieron del África, pagaron el pato, o le qué es lo mismo, se jodieron.
Luego apareció otra nación que aprovechándose del ablandamiento perpetrado por los europeos, colonizó de nuevo nuestros países y a la vez que nos chupaba nuestras riquezas, nos trasmitía las peores taras de una cultura guerrerista y consumista, trastocando un socialismo primitivo en un egoísmo perverso, del que ya habíamos visto la prueba con la pérdida de las luchas independentistas en manos de una oligarquía nacional, que se entronizó en nuestro país hasta, afortunadamente, la llegada de nuestro comandante Hugo Chávez a la palestra política.
Hugo Chávez, según mi apreciación, el hombre más prominente del siglo XX y XXI, avatar de la nueva era, cambió nuestro paradigma de ver las cosas, con una visión futurista que no tuvo parangón, vislumbró el futuro de nuestra patria y buscó, en el poco tiempo que tuvo, de enseñarnos a pescar, de enseñarnos a pensar y de enseñarnos, con toda la conciencia revolucionaria de que dispuso, a ver al enemigo que siempre nos acecha, el maldito imperio norteamericano. Un imperio que tiene sus defensores, sus armas y sus dólares devaluados, para tratar de imponer de nuevo en nuestro país, un dominio ofensivo en todos los niveles, queriendo volver a llevarnos a un atraso cultural, social, tecnológico y político que tuvimos en el pasado, y para eso cuenta con un puñado de compatriotas que movidos por sus propios intereses crematísticos, viles intereses, no dudan en mentir, en plagiar, en engañar a los débiles mentales que los siguen, para lograr algo que están muy lejos de obtener, pero que, lamentablemente, ha dejado y dejará secuelas en nuestra sociedad, el control de nuestra patria.
Para ello cuentan con un hombre ligado a la alta burguesía nacional, Henrique Capriles Radosnky, rico, poderoso, joven e iletrado, con todos los cursos que haya hecho, nunca le llegará a las suelas de nuestro comandante Chávez, pero que envalentonado por la ausencia física de nuestro líder cree que sí, que ahora si tiene chance para ser presidente, sin respetar, como siempre, la idiosincrasia del pueblo venezolano, que ven, vemos en Nicolás Maduro el seguidor de los sueños, pensamientos y planes de nuestro Comandante Inmortal.
Capriles Radonsky tiene entre su ascendencia a judíos sefarditas multimillonarios ligados al sionismo israelí y en sus genes toda la maldad de Anás y Caifás, victimarios de Jesús, por ende, tiene la rapacidad milenaria de su raza, la misma que copió el holocausto judío y ahora lo aplica, con toda su saña, al pueblo palestino, y yo me pregunto: ¿Sería un buen presidente si llegara a la presidencia de la república? ¡Por supuesto que no! Este individuo, antiguo miembro de Tradición, Familia y Propiedad, entregaría al país en un dos por tres al capital internacional, este personaje sin conciencia, borraría de un plumazo la Misión Barrio Adentro y sacaría, ¡Alá no lo permita!, a los cubanos apersogados rumbo a Cuba, rodeados de una cáfila de seguidores, remedando el golpe de estado de 1992; este hombre quitaría las pensiones a los ancianos y vendería las Canaimitas a los hijos de los ricos, privatizaría los Centros de Diagnósticos Integrales y se los entregaría a los médicos burgueses, los mismos que roban los insumos en los hospitales, los mismos que celebraron la muerte de Chávez en el principal hospital de Ciudad Bolívar. Privatizaría además la educación y la Universidad Bolivariana de Venezuela, que hoy lleva con orgullo el nombre de Hugo Chávez Frías, así como los institutos y colegios universitarios, fundados por un decreto del mismísimo comandante, quién sabía que un pueblo sin estudios es presa fácil del imperio.
Además este hombre, con todos los vicios de una clase que remeda a la antigua Roma, drogadicto y proxeneta, le pondría la mano a PDVSA, llamaría a Luís Giusti, Juan Fernández y los demás traidores de la patria, a volver a envilecer a la principal industria del país, la misma que la visión de nuestro comandante Chávez transformó en benefactora de las clases más pobres de Venezuela, transformándola de industria improductiva que sólo enriquecía a la “meritocracia” pitiyanqui en lo que hoy es.
Por lo tanto, considero que todos nuestros esfuerzos deben ir en desmontar el mensaje embustero y falaz de Henrique Capriles Radosnky y el Departamento de Estado norteamericano, quienes son los enemigos a vencer, por eso amigos míos, las peleas estériles no deben tener cabida en nuestros pensamientos, unidad y más unidad es lo que debemos pregonar, ganemos con un amplísimo margen estas venideras elecciones y démosle así el mejor regalo a nuestro Comandante Inmortal y al pueblo venezolano.
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