Espacio crítico para la construcción socialista #120

Del 23 de Enero al 4 de Febrero sólo hay un 27 y un 2 de febrero posible

Enero y febrero para nuestro país en los últimos 14 años se ha convertido en la época de encuentro permanente con la historia contemporánea de Venezuela. A partir del 23 de Enero de 1958 se pretendió llamar "democracia" al Pacto de Conciliación de Élites, como lo denominó Juan Carlos Rey, y lo peor es que parte del pueblo se lo creyó.

La traición al Partido Comunista, y la persecusión y exterminio que se inició con los gobiernos adecos en manos de Rómulo Betancourt, y acompañados de su prótesis histórica: Copei; signó la etapa de la "democracia representativa", que según el politólogo Pedro Guevara, es un concepto contradictorio ya que etimológicamente el gobierno del pueblo no se delega ni se transfiere, así también lo dijo Rousseau.

La verdadera democracia es la "democracia participativa", que aunque tautológica, es la reafirmación del real valor de la democracia: gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo, como lo expresó un día Abraham Lincoln, y eso es lo que reclamó el pueblo el 27 de febrero de 1989, cuando al lanzarse a la calle gritó con furia no querer más ese pacto de conciliación de los poderosos, donde los pobres y los que pensaban distinto no sólo no importaban, sino que debían ser literalmente exterminados.

Pero los pobres fuimos nuevamente reprimidos y algunos compatriotas exterminados, sin embargo ese febrero de 1989 no desapareció la esperanza, sino por el contrario se irradió y generó la fuerza necesaria para que en 1992 naciera una insurgencia militar que con el tiempo confluyó con una encendida llama civil que consagró una rebelión cívico militar a través de las mismas herramientas representativas, las elecciones.

El 23 de enero fue traicionado, pero no se perdió, ya que encontró un nuevo impulso para sumar las fuerzas del pueblo el 4 de febrero. Pero para ello se derramó mucha sangre inocente, aunque al final, el 2 de febrero de 1999 encontró un juramento inalterable, el juramento de Chávez, que decía: "Juro delante de Dios, juro delante de la Patria, juro delante de mi pueblo que sobre esta moribunda Constitución impulsaré las transformaciones democráticas necesarias para que la República nueva tenga una Carta magna adecuada a los nuevos tiempos. Lo juro". Y así lo volvimos a jurar el 10 de enero de 2013.

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Nicmer Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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