Camaradas: son responsabilidades, no premios

“Es la verdad
Una antorcha que enciende la paz” (*)

¿Con qué finalidad participamos, desde junio a diciembre, en las campañas electorales?

Recordemos que fueron dos campañas electorales, una y otra sucedidas casi inmediatamente. Ambas insertas
en un mismo marco histórico-político y con la particular circunstancia atinente a la situación de la salud del
Comandante Hugo Chávez.

La continuidad del proyecto revolucionario bolivariano estaba comprometida en ambas campañas; los
resultados eran determinantes. Las victorias electorales el 07 de octubre y el 16 de diciembre definieron
el escenario donde se puede garantizar no solo la continuidad del proyecto bolivariano, sino también,
su hegemonía, construyéndola sobre la base de una gestión de gobierno en la cual predomine
–se haga notoria-, la eficiencia y eficacia gubernamental, la moral revolucionaria de los hombres y
mujeres que se pongan al frente de la gestión; así mismo será importante- y determinante-, la
calidad de las respuestas que se den a las necesidades de la sociedad, en general, y del pueblo
trabajador, en particular.

Se participa en la campaña- con disciplina militante, ajena al idealismo-, para legitimar y legalizar
la continuidad del mandato del presidente Hugo Chávez y para obtener la victoria del candidato
designado por la Dirección Nacional del PSUV quien acompañaría desde la gestión estadal.

La primera victoria (el 07 de octubre) preservaría el proyecto que nos ha devuelto la soberanía
e independencia nacional y permitirá continuar el proceso de reconstrucción de la patria en el
marco de un nuevo modelo socialista bolivariano. La segunda victoria (el 16 de diciembre)
preservaría el espacio socio-político que ocupa en el estado y permitirá ampliarlo al tiempo
que se rectifica y mejora la gestión que corresponde hacer desde la gobernación.

La victoria del 16 de diciembre se construyó sobre la base de una propuesta de renovación
de esperanzas en el proyecto socialista bolivariano, reemplazando a la figura que identificó una
gestión fallida y desintegrada de la gestión nacional; esto se percibió como autocrítica,
reconocimiento de errores y disposición a rectificar, a corregir y reimpulsar el proyecto que
mantiene la conexión Pueblo-Chávez.

Entonces quienes asumen el compromiso militante participaron en las dos etapas de la campaña
electoral entendiéndolas y asumiéndolas como un proceso ineludible para la defensa de la
Revolución bolivariana.

Pero es bien cierto que muchas de las personas incorporadas a la campaña esperan una
retribución luego de la victoria. Quienes fungen de líderes, si es que la campaña no los
premia por anticipado, son las primeras personas en reclamar recompensa. He aquí el núcleo
de las fallas; de los errores de la anterior gestión en la gobernación del estado y de los errores
que se ciernen para la futura gestión, ahora bajo la responsabilidad (y autoridad) del profesor
Luís Acuña Cedeño. Con esta visión- crematística-, en quienes asumen ser líderes y se apropian
de la vanguardia política, se conservará el aparato de gobernar que ha resultado eficiente
y eficaz para consumir improductivamente los recursos financieros que percibe el estado Sucre;
y se mantendrán intactos los escollos que impiden los cambios y transformaciones contenidos en
el clamor popular.

En las circunstancias bien conocidas que atravesamos, ningún esfuerzo, aún cuando se le
considere muy importante, otorga derechos a exigencias individuales; y ningún esfuerzo, aún
cuando se considere mínimo, debe ser subestimado. Las victorias del 07 de octubre y del
16 de diciembre se midieron al final por la mayoría de votos obtenidos.

En esa sumatoria cada voto es una unidad de igual valor; ningún voto tiene o tuvo mayor valor que otro.
La sumatoria de votos a favor de las opciones bolivarianas resultó ser mayoritaria por dos cuestiones
indiscutibles: la primera, los candidatos (sin pretensión de hacer equivalencia entre el presidente
y los candidatos y candidatas a las gobernaciones); y la segunda: el programa (oferta electoral); el resto es mecanicismos, maquinaria, recursos, propaganda.

En toda maquinaria cada una de las piezas es indispensable; si falla la pieza más insignificante a la maquinaria falla.

Mejorando la argumentación sobre el tema que se está proponiendo a modo de reflexión, basta
preguntar: ¿Cuantos recursos aportaron de su peculio quienes se abrogan, acá en el estado Sucre, el mando en el PSUV?

¿Cuántos electores pueden identificar-cuantificar que fueron persuadidos-organizados-movilizados por su ejemplo y labor individual?

¿Quién se atreve a adjudicar a sí mismo los 124.380 votos con la tarjeta del PSUV? ¿Quién se atreve a adjudicarse individualmente ó por organización política los 32.964 votos restantes, que sumados junto a los del PSUV dieron el total de 157.344?

Las expectativas de avance, de sincera rectificación, las esperanzas renovadas por cambios y transformaciones
que el pueblo elector alberga no pueden supeditarse a un reparto del caduco aparato de gobierno-
cuyos defectos conocemos-, con base a ejercicios numerológicos. Responsabilidades y compromisos
es a lo que debe someterse nuestra actuación a partir de ahora; y no a exigir premios individuales por
un esfuerzo que fue colectivo.

Tenemos -a riesgo de parecer pesimistas-, poca inclinación a ilusionarnos en materia de ejercicio político, puesto
que tenemos conciencia sobre experiencias de más de 50 años de desenvolvimiento de la política nacional
y sus expresiones a nivel estadal y local. Nos atrevemos a advertir a quienes no perciben aún los fundamentos
de la conducta política de los venezolanos y venezolanas de hoy día bajo la emulación del presidente Hugo
Chávez; es decir, Hoy todo ciudadano y ciudadana, todo venezolano y venezolana es un actor
político cuya potencialidad se pone de manifiesto en las circunstancias más inesperadas.

Lo dicho esta imbricado en la expresión de Carlos Marx, que como credo político recordamos
frecuentemente: “Los hombres han sido siempre y seguirán siendo, en política, víctimas necias
del engaño de los demás y del propio, mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases,
declaraciones y promesas morales, políticas, religiosas y sociales, los intereses de tales o cuales
clases sociales”.

Y haciendo votos al compromiso bolivariano, recordemos también del amplio credo del Libertador
Simón Bolívar las siguientes oraciones:

“…un gobierno que no posee cuanto constituye su moralidad debe llamarse nulo”.

“¿Quién puede resistirse al amor que inspira un Gobierno inteligente que liga a un mismo tiempo
los derechos particulares a los generales; que forma de la voluntad común la Ley Suprema de la voluntad
individual? ¿Quién puede resistir el imperio de un Gobierno bienhechor que con mano hábil activa y
poderosa dirige, siempre y en todas partes, todos sus resortes hacia la perfección social que es
el fin único de las instituciones humanas?

Inicia el año 2013, un nuevo año; inicia un nuevo gobierno estadal y continúa con nuevas perspectivas el gobierno del presidente Hugo Chávez. Y aquí sigue un pueblo que jamás pierde su fe y sus esperanzas, ni abandona a sus bienhechores, un pueblo con tradición heroica, ¡Vivo y dispuesto para el próximo llamado de la Patria!

¡Hasta la Victoria Siempre!


(*) Parte de la II estrofa del himno del PSUV


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