La tramoya, el circo y los payasos

La mejor definición encontrada para el desarrollo de la política de la derecha venezolana no puede ser otra que la tramoya.  Según el diccionario de la real academia de la lengua española: “enredo dispuesto con ingenio, disimulo y maña”.

La Mesa de la Ultra Derecha hila, teje y cose una política llena de artificios y vericuetos leguleyos: sin pérdida de tiempo pasan de un escenario a otro cual número circense.

De acuerdo a sus intereses rebuscan entre viejos libretos novelescos la parodia del día. Si no es la Constitución de los EE.UU. o de Francia, consultan la de 1811, indagan la de 1819 u hojean la de 1830 a ver que decía sobre la falta del Libertador.  Se pasean por la de 1864 con escalofrío federalista, miran de reojo la de 1874 y relinchan ante el bienio, quinquenio y séptenio de Guzmán Blanco, pasan las hojas rápidamente en la de 1881, 1891 y 1893 y suspiran por el caracter transitorio de las mismas.  Llegan a la de 1901 y le temen al caracter nacionalista que le propició Cipriano Castro, brincan del trapecio a la de 1925 y no les convence que Gómez haya centralizado todo.  La de 1936 le da prurito anal por aquello de los beneficios laborales conquistados por las huelgas obreras, la de 1947 se comienza a parecer a ellos: mimos de blancas caras (adecos de siempre) que tumbaron a Médina, escalofríos severos con la del dictador en el año de 1953 y orgasmos múltiples convulsivos con la de 1961.

Había que romper el caracter elitesco, clasista, antidemocrático que ordenó el reparto de la nación, donde las grandes mayorias silenciadas no gozaban de derecho alguno. Todas las constituciones del Régimen Republicano hasta 1998 eran contrato social de derecho para ricos y letra muerta para los pobres.

La lucha histórica del Pueblo Bolivariano irumpe en Febrero de 1989 con el régimen de dominación, quebrando su soporte institucional, su estructura de gobierno, el dominio político adeco-copeyano se tambalea y deviene en 4 de Febrero 1992. El pueblo uniformado se manifestó, aumentaron las esperanzas de un cambio revolucionario contenidos en un Por Ahora... 1998 sella una importante victoria del movimiento popular cuando lleva al poder al Presidente Chávez.  La moribunda de 1961 es enterrada y da paso a un Proceso Constituyente Refrendario de la Constitución de 1999 que se traduce en una nueva hegemonía política de caracter popular y revolucionario. Por primera vez el pueblo, ahora poder originario y soberano, es protagonista de su propio devenir, se hace visible, se hace sujeto histórico.

Los tramoyeros de la coordinadora democratica de ayer, hoy mesa de la ultra derecha, son los mismos cirqueros de siempre, solo han cambiado de carpas, carruajes y pertrechos. Se desplazan electoralmente captando el voto incauto de quienes compran sus falsas funciones y boletos, sueñan con ser parte del espectaculo. Es la idea dominante. El circo con todos sus fieras siempre será de cuidado. Enfrentaron con todas sus fuerzas el proceso refrendario constituyente. Cuando menos lo esperamos a través de una puerta, hendija o una bizagra mal ajustada se escapan, su esencia es violenta, deben saciar sus instintos cueste lo que cueste y así lo demostraron con el Golpe de Estado del 2002.

La MUD es un circo donde convergen coreografías, malabarismos y trucos que atentan contra todos, incluso contra sus propios fanáticos y seguidores. Los payasos y payasas con sus mascaras, caretas y disfraces están por todos lados, ventrilocuos como el que asistía a Radonski en la campaña donde resultó derrotado por el Pueblo Bolivariano, trapecistas, ciclistas, enanos de la estatura de Albornoz, Ismael García, Gaviria, Marquina, Borges y Caldera siempre se venderán al mejor postor: son maromeros y payasos de las multinacionales y de los intereses de los engañadores de oficio.

La MUD con sus payasos y payasas no cesan en la búsqueda de nuevos artificios: el truco, la baraja bajo la manga o tirar la piedra para decir: “yo no fui”.   Apelan a lo que tengan a la mano, constitución de 1961, constitución de 1999, articulos 350, 233, 231, corte suprema, corte penal internacional, derechos humanos, OEA, ONU, Corte Celestial, adivinos, presdigitadores, curas, matacuras y matamonjas. El objetivo siempre es el mismo: colarse como las aguas negras para filtrar su veneno en la Revolución Bolivariana.

El 10 de Enero no se equivoquen tramoyeros, cirqueros, payasos y payasas. Hay mucho pueblo dispuesto a pelear por defender los logros de la revolución venezolana, no hay pueblo vencido quedó demostrado el 13 de Abril de 2002.  No se atrevan a recorrer los caminos del engaño, la manipulación, el paro y la violencia guarimbera.  Frente a esto, nuevamente se encontrarán de pie a todo un pueblo civil y uniformado arrecho, jirajara, caribe y libertario que les dará la pelea en el terreno que ustedes escojan.  Y, como siempre, el circo se tendrá que ir con su música a otra parte.



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Jairo Hernández


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