Trincheras de Ideas

Miranda: el gran reto de la revolución bolivariana

La revolución no pudo arrebatarle el estado Miranda a la ultraderecha. Cuatro años han pasado desde que los errores y desaciertos políticos de la revolución le permitieran a un personaje tan gris y pueril como lo es Capriles Radonski ganar –para nada– la Gobernación mirandina a Diosdado Cabello y poner su territorio al servicio de la contrarrevolución, la conspiración, la subversión y el hamponato. Desde entonces todos los males se han cebado sobre sus pobladores, pobres y ricos, y destaca esa entidad por las 7 plagas de Egipto que la azotan y amenazan seguir haciéndolo los próximos cuatro años si el pueblo –sobre todo ese que absurdamente se abstuvo de votar por Elías Jaua– le permite durar un tan largo período de sufrimiento y no le hace un referéndum revocatorio a mitad de período.

¿Por qué no se ganó Miranda como lo hicimos en el Zulia, Carabobo, Táchira, Nueva Esparta o Monagas? Podemos aproximar lo que a nuestro juicio fueron elementos para la derrota.

Si tomamos en cuenta el trabajo que hizo el actual gobernador del Zulia, Arias Cárdenas, quien literalmente se mudó dos años completos a esa entidad y le montó un gobierno de sombra al ex gobernador Pablo Pérez. Las grandes obras del gobierno nacional para el fortalecimiento de la entidad y su pueblo, misiones como la Gran Misión Vivienda Venezuela o Barrio Adentro que contaron con Arias para las entregas de viviendas. El esmero, la dedicación, el trabajo con un equipo político del Psuv, del GPP, los aliados y el

pueblo organizado en sus organizaciones de masas, elementos éstos que rompieron el secular divisionismo y personalismo entre las fuerzas revolucionarias que llevaron a la permanente pérdida del control político del Zulia. Se hizo un trabajo político de un largo plazo que rindió sus frutos. Se comienza a conjurar la traición, el secesionismo y separatismo como el mayor plan estratégico del imperialismo yanqui y sectores de la oligarquía colombiana y “zuliana” contra Venezuela para poner al servicio de una potencia extranjera la inmensa riqueza petrolera y energética de esa entidad.

Las peculiaridades económicas, políticas y sociales del estado Miranda difieren en muchos aspectos de las del Zulia. No es un estado fronterizo, no es rico en minerales y energía (petróleo, gas, etc.), su potencial agrícola es modesto si se lo compara con la riqueza del campo en los estados Lara, Yaracuy, Carabobo o Aragua. Un sector industrial de significación ubicado en el Este de Caracas y otro en los Valles del Tuy impulsado en gran escala por el gobierno revolucionario.

Miranda expresa quizás como ningún otro estado las tremendas y profundas desigualdades sociales y económicas entre sus habitantes. Su conformación arquitectónica y demográfica así lo expresa de una manera grotesca y grosera. En los Municipios Chacao, Baruta, El Hatillo y parte del Municipio Sucre es el más alto volumen residencial de la burguesía y la alta y media pequeña burguesía. Allí están las principales familias oligarcas, algunas nacidas en Venezuela y otras en naciones europeas (Italia, España, Portugal) o sus descendientes que no se asumen la mayoría como venezolanos; son las de mayor poder económico y riqueza financiera y propietarias de los mayores bienes e instrumentos de producción, de bancos y entidades financieras, de comercios de todo género, de medios de comunicación… Son los que controlan el estado Miranda y le dieron el triunfo a Capriles.

De Petare y las restantes parroquias del municipio más poblado de Venezuela se levanta la enorme muralla de la pobreza, es el hábitat de los marginados y excluidos, el rescoldo de masivos emigrados sociales o políticos colombianos y de otras nacionalidades, beneficiados no pocos por la revolución, hasta incluir la de nacionalidad venezolana o poder sufragar aquellos con más de 10 años de residencia en el país. Muchos de aquellos habitantes le dieron el apoyo al candidato revolucionario, otros lamentablemente se abstuvieron o votaron incomprensiblemente por la derecha y eso incidió poderosamente en la derrota de Elías Jaua.

Al candidato de la revolución evidentemente le faltó tiempo para hacer un mejor trabajo político. Siendo como es Miranda el segundo estado más poblado de Venezuela y de una enorme y compleja extensión geográfica, materialmente no tenía capacidad para abarcar todo el complejo social y humano de los sectores más humildes del estado, por eso el ejemplo de Arias en el Zulia, que estimo debe ser el ejemplo a seguir por Jaua si no es apartado por el nuevo mandato del presidente Chávez a altas funciones gubernamentales.

Pero no era solamente el escaso tiempo que tenía el candidato para la campaña política lo que determinó la derrota. Un elemento negativo que se viene arrastrando desde hace años es el deficiente trabajo político del Psuv, el burocratismo reinante. No es necesario que venga un candidato a la gobernación para realizar el trabajo político y social que le corresponde a un partido revolucionario y a su militancia y a un gobierno revolucionario. No se aprendieron las lecciones de la derrota electoral regional de 2008. A mi juicio faltó un mayor y más profundo análisis y diagnóstico de la realidad socio política y se dejó que el desgobierno o el anti gobierno de Capriles se impusiera, por ejemplo en lo referente a la seguridad. El gobernador fascista prácticamente desmontó el sistema policial y de seguridad en Miranda. No hubo una respuesta lo suficientemente contundente que contrarrestara la creciente delincuencia y criminalidad. Falló el trabajo político del partido y del gobierno.

Todas las gravísimas denuncias que durante la campaña se hicieron del desgobierno de Radonski fueron su práctica política gubernamental durante sus 4 años de desadministración. Esa eran armas políticas a utilizar no sólo durante la campaña sino cada vez que ocurrieran en ese período. Él contaba con un aparato mediático muy poderoso para mentir o hacer ver que realizaba obras en Miranda. Pero incluso las grandes obras de la revolución: viviendas, fábricas e industrias de gran envergadura, carreteras, autopistas, sistema de tren, metro cable, tren aéreo, hospitales, CDI, no se les dio el tratamiento mediático y publicitario suficiente y sostenido de difusión y promoción que quedara por encima de los magros resultados del desgobierno fascista de Primero (In) justicia.

Cuando la extrema derecha burguesa, vanidosa y fanfarrona, habla de que no se perdió lo que ellos llaman “La Joya de la Corona”, se refieren a “su estado Miranda”, es decir, a esa inmensa propiedad geográfica donde están sus costosísimas viviendas del Este de Caracas, sus empresas, sus bancos y comercios. Esa joya no es que sea Miranda como tal, en su imaginario de clase esa es Venezuela, el país virtual donde se concentra prácticamente todo su poder. Y el oligarca Radonski es, al fin y al cabo, uno de ellos, así sea medio bobo, consuma drogas, sea homosexual o psicópata; por ello lo apoyan porque son ellos quienes en verdad allí gobiernan, él es su empleado. ¿Económicamente es más importante el estado Miranda al estado Zulia como lo piensa la oligarquía? ¡Jamás! Para la revolución ambos tienen un enorme valor estratégico y jugarán un rol estelar en el futuro.

Miranda sigue siendo el gran reto para la revolución, aprendamos de una vez las lecciones que nos dejan los errores y desaciertos políticos.

(humbertocaracola@gmail.com)


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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

 humbertocaracola@gmail.com      @hgcaracola

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