La verdadera cara de la Iglesia

La Iglesia Católica ha manifestado su “preocupación” por los derechos humanos, la libertad y la democracia en nuestro país. Después de haber leído cuidadosamente esta cadena de documentos emitidos por la Conferencia Episcopal Venezolana en contra del presidente Hugo Chávez y su gestión de gobierno, parece que existen algunos pequeñísimos detalles que la Conferencia Episcopal ha olvidado mencionar en sus reiterativos mensajes de “exhortación”.

Esta Iglesia Católica que hoy ataca al presidente Hugo Chávez y a nuestro proceso revolucionario en nombre de la libertad y la democracia es la misma organización que firmó un pacto con Hitler apoyándole en su genocidio sistemático contra los judíos y en su guerra contra la Unión Soviética, que bendijo al “caudillo” Franco, dictador de España durante el desarrollo de una guerra civil que dejó como saldo 1.000.000 de fallecidos y por su puesto durante todo el resto de su despótico régimen, que a través del pacto de Letran aplaudió al nefasto régimen de Mussolini a cambio de un titulo de propiedad y de unas cuantas liras, y que sin el mas mínimo descaro legitimó la sanguinaria dictadura militar en Argentina convirtiéndose una vez mas en cómplice de desapariciones y torturas.

Esta Iglesia Católica que hoy se llena la boca hablando de libertad es la misma Iglesia que condeno al Libertador Simón Bolívar y al precursor Francisco de Miranda, la misma que incluso a través de pronunciamientos oficiales del Papa como la Etsi Longissimo de Pío VII o la Etsi Iam Diu de León XII lucho denodadamente por evitar la independencia de nuestra patria.

También fue la Iglesia Católica la que bendijo al dictador Juan Vicente Gómez con la Gran Cruz de la Orden Piana y la que durante el régimen de Marcos Pérez Jiménez colocaba una estatua de la virgen Maria sobre un tanque de guerra para celebrar pomposamente el aniversario de la dictadura.

Una organización que exige al gobierno que le de dinero supuestamente para mantener obras de caridad, pero que omite mencionar que año tras año genera miles de millones de dólares como resultado de sus transacciones en Wall Street, a través de las cuales se ha convertido en accionista de corporaciones trasnacionales tan significativas como IBM, Shell, General Motors, General Electric o como la General Dinamycs fabricante de los aviones F 16. Que además de esto es propietaria de uno de los museos más suntuosos del planeta, valorado en una suma de dinero tan exorbitante que seguramente serviría para aplacar el hambre de millones, y cuyo máximo Jerarca viste con atavíos tan cargados de oro que casi ni puede caminar con ellos.

La Jerarquía eclesiástica Venezolana es digna heredera de este sacro linaje de asesinos y manipuladores de oficio, que han vivido durante siglos rodeados de lujo y opulencia valiéndose de la falacia de que fueron fundados por Cristo, cuando en realidad fueron creados por el emperador Romano Constantino en el año 313.

La cúpula eclesiástica venezolana dice hoy preocuparse por la libertad, una libertad que poco le importó durante el gobierno de Rómulo Betancourt inventor de la consigna “dispare primero y averigüe después”, una libertad de la cual renegaron el día que Carlos Andrés Pérez ordenó el asesinato de miles de venezolanos en menos de 48 horas.

La Conferencia Episcopal mintió cuando condicionó “la paz y la reconciliación” de la republica a la realización del referendo ratificatorio. Hoy olvidan sus palabras y se dedican nuevamente a crear la división, el odio y el rencor.

Debemos comprender que el problema no es Castillo Lara, Baltasar Porras o cualquier otro sacerdote, el problema es la Iglesia Católica como factor de poder político. La iglesia ha mantenido desde siempre una actitud hostil hacia todo movimiento de reivindicación social, incluso contra los movimientos surgidos dentro de su propio seno. Pero esta actitud hostil se ha multiplicado de manera enfermiza con la aparición de la izquierda, condenada desde su nacimiento por el Vaticano y su alta jerarquía.

No importa lo que hagamos la Jerarquía Eclesiástica Católica siempre vendrá a la carga contra nuestro proceso, por la sencilla razón de que esa ha sido precisamente su función a lo largo de la historia: manipular a las mayorías en función de los intereses de la minoría que ha controlado el poder establecido, pero así como de forma inédita nuestro pueblo aguanto el lavadito de cerebro de los medios de “comunicación” privada así mismo de forma inédita estamos derrotando la conspiración de aquellos a quienes el Libertador Simón Bolívar llamó “nuestros charlatanes sagrados”...

Castillo Lara, Porras y compañía no importa lo que hagan o digan... ustedes no volverán.


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Ronald Muñoz

Comunicador y escritor.

 el_iniciado@yahoo.com      @ronaldmcaracas

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