Las caras de piedra

Durante el acto en el cual se le iba a otorgar al Presidente Chávez el permiso para salir de Venezuela a Cuba a velar por su salud, observamos la actitud de varios diputados que hacen vida en esa AN mantenida por el pueblo y para el pueblo. Dicen que Las comparaciones son ridículas y tal vez tengan razón, porque la diferencia entre un grupo de venezolanos que pedía con seriedad y honestidad por la vida del presidente y quienes solo estaban en ese lugar para mostrar sus enanismos mentales, era abismal.

Y no se trata de que en este espacio se esté tratando de ser mojigato ni bobolongo editor. El Presidente Chávez está enfermo, es un hombre que lucha por su salud. Los diputados de su tolda evidentemente hablaron de las razones para respaldarlo, para mostrarle fidelidad y apego a un concepto político que ha cambiado a Venezuela en los últimos catorce años.

En esa AN deambula la oposición sin alma, la oposición Drácula, la oposición que anda encendiendo velas y artilugios para que Chávez Muera. La oposición dirigida por espantos y sayona, la oposición más estúpidas de país alguno.

Pertenecen a esa oposición maligna, cruel despiadada, atrapada por el odio, la injuria la mentira y la ambición, María Corina Machado y Julio Borges. Ellos movieron sus labios de ladrillo.

Los sonidos que salían por entre la ranura fría y babosa de éstos dos cara de piedra sin espíritu, moles de granito, paredes de hormigón en cuya biología humana no vive una molécula de respeto por nadie ni por nada, salieron convertidas en vómitos fecales. Dos fantasmas pica piedra, dos moles refugiadas en la isla de la maldad y la ambición, dos esperpentos desubicados, fuera de orden humano, alejados de la inteligencia, atrapados por el brillo del odio, de la bajeza, dijeron de todo menos de lo que se estaba tratando, que era la salida a Cuba del Presidente venezolano. Una vez más se demostró la indigencia mental de una casta que ha debido estar desaparecida del país desde hace algunos años. Provocaba salir a ese lugar y gritarle a estos caras de piedra, que fuera de ese recinto existe un pueblo que puede sufrir una verdadera metamorfosis para acudir a aquello que se llama “la justicia personal”

María Corina citó algunos capítulos de la Constitución y nada dijo del humanismo, del apoyo al hombre que se bate en una terrible lucha. Lo de ella fue citar los espacios que les permitieran a la oposición la GUERRA, la victoria del mal sobre el bien. Vimos en esa mujer la cicuta que mata, la malformación espiritual de los FASCISTAS y entendimos entonces porque ella se comporta de tal manera rompiendo los moldes de la naturaleza que la creó para generar amor entre los seres vivos; María Corina no es humana; es de cualquier país menos de Venezuela; la mujer venezolana no es así.

En su enfermo pensamiento se imagina que su actitud le gana adeptos; es ignorante y desalmada. Supimos con razón por qué tildó de meretrices a las niñas venezolanas de la clase popular. Es la cara de piedra que produce frío, el rostro del demonio, la representación glacial de alguien que, sin duda alguna, debió de haber sufrido desgarrados momentos en sus días pasados. Es una cara de piedra a la que nadie le dará una mano sin tener que contarse los dedos después. No da lástima, da repulsión.

El otro cara de piedra, Julio Borges es un pobre diablo. Un hombre que sin duda alguna debe llorar cada vez que se mira al espejo, porque su cinismo raya en lo descomunal. Un hombre que tiene el tupé de pedir respeto cuando irrespetó, un infeliz que habla de democracia pero la violó en 2002, un perendengue marchito por el odio y la envidia que siente hacia el Presidente Chávez, una cuota inicial de hombre mediocre.

Dos cara de piedra miserables, grotescos, personajes demoníacos a los que no podemos obviar, pues son capaces de envenenar el agua del río adonde van los niños a beber en su inocencia. A ellos les pedimos no despertar la caballería de combatientes que una vez fue capaz de enfrenta al imperio español y derrotarlo arrasándoles sus carpas sin piedad. La historia suele devolverse y aunque en estos días existan mecanismos que controlan con bombardeos la furia de los sublevados, igualmente para la guerra no existe nada más positivo que la rapidez en la acción. ESTA ES UNA LUCHA DE CLASES y en el amor y en la guerra todo es válido.

hdiderot@gmail.com


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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