Letra Desatada

Problema de salud pública

Un foro especialísimo, por el lugar donde se celebró y por el tema tratado, se realizó el pasado jueves 22 de noviembre en el auditorio del Tribunal Supremo de Justicia. Seis mujeres: las magistradas del Tribunal Supremo de Justicia Carmen Zuleta de Merchán y Yolanda Jaimes Guerrero, la socióloga Maryclen Stelling, la jueza coordinadora del Circuito Judicial con competencia en delitos de violencia contra la Mujer en el Área Metropolitana de Caracas, abogada Rosa Margiotta, la directora regional de la ONU-SIDA en Venezuela, Alejandra Corao Castés, y quien escribe, disertamos sobre “La valoración de la mujer en el medio social”.

Los enfoques de las ponencias versaron sobre sus especialidades como profesionales. Merchán, Jaimes y Margiotta ilustraron a la audiencia sobre el espíritu y los resultados de la aplicación de la Ley Orgánica sobre el Derecho de la Mujer a una Vida Libre de Violencia.

Corao Castés, desde su perspectiva de médica, divulgó cifras escalofriantes sobre las “consecuencias” que tiene ser mujer en un planeta machista y en el que hasta los hombres usen condón es visto como una disminución de su masculinidad.

Stelling explicó cómo ser hombre o ser mujer en el medio social tiene que ver con las lógicas culturales y cómo, en esa lógica, “el estatus secundario de la mujer constituye una verdad universal”. Las culturas como formas de dominación y de opresión.

El foro, convocado en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra la mujer conmemorado ayer, coincidió con el trágico desenlace de la vida de dos mujeres: Ninoska Queipo y Karina Sánchez, quienes acudieron en distintos tiempos y en distintos lugares a practicarse la misma cirugía cosmética, una liposucción. La primera murió por una complicación postoperatoria, debido a una infección. La segunda ni siquiera llegó a ser intervenida.

Ambas eran profesionales destacadas, exitosas, reconocidas y eficientes. Ambas bellas y queridas. Pero ellas aun con todos sus logros optaron por una intervención estética. ¿Qué hace que no queramos vernos como somos? ¿Que no nos aceptemos?

Los distintos tipos de cirugías estéticas, el uso irresponsable de los biopolímeros, las intervenciones del cuerpo para cumplir con patrones estéticos importados o necesidades “reparadoras de la autoestima” y otros desenlaces contrarios a los buscados, hicieron reaccionar al Estado. Luisa Ortega Díaz, fiscal general de la República, considera que las cirugías estéticas se han convertido en un problema de salud pública. Y vaya que estamos de acuerdo.

Pero antes de eso está la discusión de la valoración de las mujeres en el medio social, tema del foro mencionado. Cómo nos ven, cómo nos vemos, cómo queremos ser vistas, cómo “tenemos” que ser vistas, cómo debemos ser vistas. Ese día encontramos algunas respuestas. Por eso celebro el especialísimo foro, celebro la reacción del Estado, y sobre todo celebro y convoco a que este debate se abra. Sigamos…


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Mercedes Chacín


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