Un cuento que realmente no es un cuento

En una cadena farmacéutica privada, esa que parece un supermercado, una señora que compraba, algunos medicamentos, criticaba y ofendía impunemente a las misiones, a los médicos cubanos y, a las medicinas cubanas y genéricas, con los cuales el gobierno revolucionario ofrece un valioso servicio al pueblo venezolano. Argumentaba airadamente la señora, que esos remedios de Chávez no sirven, porque no tienen la tecnología de los gringos y que nosotros los que votamos por Chávez éramos unos monos incultos y malagradecidos de las bondades de los “americanos” quienes nos habían salvado de todas las enfermedades, que teníamos en el tercer mundo.

Ante el salivoso atropello solo atiné decirle a la señora, -disculpe señora pero el cuento no es así, como usted lo dice. De inmediato me lanzó una mirada asesina, -bueno, dime como es el cuento. Bien el cuento es este.

En la patria venezolana, también en la patria latinoamericana, padecemos unas enfermedades diabólicas, que generosamente nos ha regalado el Imperio Gringo, son unos males, reales, tangibles, sufribles. No son mortales de por si, no actúan, con efectividad contra la vida, aun cuando, si matan a algunos. Es que, ese ciertamente, es el propósito principal, del regalo pernicioso, enfermarnos hasta el límite, para realizar sus negocios, con la medicación.

Ello es así, porque el generoso y dadivoso tío Sam, también nos obsequió los fármacos que nos permiten seguir viviendo, a pesar de la misma enfermedad. Pero, contrario al “regalo” representado por la enfermedad. Los fármacos, si debemos pagarlos. Claro, es un “privilegio” para nosotros humanos desechables: darle una generosa contribución a las arcas del Tío Sam, de lo contrario indefectiblemente, moriremos.

El imperial Tío Sam, siempre tan pendiente de los negocios humanitarios, direccionados hacia nosotros, sus adorados, protegidos y súbditos; es realmente admirable, esa actitud. Trabaja arduamente, para dotarnos de otras enfermedades, que aunque, virtuales, no son menos ofensivas y mortales.

En consecuencia, mediante esas enfermedades virtuales, nos tiene enfermos de alienación, nos tiene enfermos de consumistas, de todo lo que el imperio produce. Y, cuando digo todo, es todo. Desde artefactos y peroles varios, ideologización mediante sus programas televisivos y, el cine, hasta la aceptación como justo, el asesinato de ciudadanos libios, Sirios, palestinos, afganos iraquíes, haitianos, bolivianos, colombianos, puertorriqueños, y un largo etcétera. Solo, que a estas otras enfermedades no les fabrica antídotos, porque su mayor y mejor provecho lo obtiene el imperio, de quienes padecemos sus enfermedades virtuales, con las cuales, nos hace el honor de ser los destinatarios de su bondad.

Pero, contra todas las enfermedades, que nos provee generosamente – no tengo otro sinónimo- el querido Tío Sam. Nuestra querida y abandonada Pachamama, nos ha provisto de un formidable antídoto. Es un factor contra enfermedad, tan poderoso, pero tan poderoso, que bien aplicado tiene la fuerza, la potencia, la eficiencia suficiente para exterminar todas las enfermedades, físicas y virtuales, que el Imperio depredador nos ha inoculado. Ese antídoto, es El Socialismo del siglo 21.

Ahora cuando la revolución bolivariana, socialista y chavista, arranca otra campaña electoral, con un lineamiento totalmente revolucionario: la participación protagónica del pueblo en el diseño y estructuración de la campaña, partiendo de las 5 premisas del plan de gobierno 2013-2019, que el presidente Hugo Chávez propuso en la campaña presidencial. Se vislumbra, que estamos más cerca de la concreción del Socialismo del siglo 21, como forma de vida y de gobierno, para el pueblo venezolano.

wiliancastillop@gmail.com


¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOBERANA Y SOCIALISTA!

¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!


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William Castillo Pérez


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