El problema comunicacional

En un Consejo de Ministros celebrado recientemente, el Presidente, en un tono fuertemente critico, se refirió al problema comunicacional que confronta el Proceso. Y atribuyó esa grave falla a la poca coordinación que presuntamente existe entre los distintos componentes que integran el Sistema Nacional de Medios Públicos. Lo que permite, según él, que esos medios actúen cada cual por su lado, es decir, separadamente.

La verdad es que para quien esto escribe lo planteado por el jefe de estado no está muy claro que se diga, pues pareciera que esa coordinación a la que él aludió fuera un fin en sí mismo; que fuera algo que por sí solo sería suficiente para que el problema comunicacional del que adolece al chavismo se resolviera automática y satisfactoriamente. En este sentido, diera la impresión que se le estuviera atribuyendo a la “coordinación” virtudes y propiedades que desde luego está muy lejos de poseer.

Lo primero que habría que decir en relación con este tema, sería que la audiencia con la que cuentan estos medios es muy escasa si la comparamos con el total nacional. En este sentido, el canal que goza de una mayor sintonía es VTV que cuenta con apenas un 16 por ciento del rating, lo que por supuesto representa una cifra sumamente modesta, en comparación con la magnitud del trabajo que debería realizar. En cuanto a los otros, habría que decir como lo hacía Alí Khan al referirse a los caballos que tenían perdida la carrera. Este narrador decía de esos caballos: y los otros, francamente, creo que no cuentan”. Porque debido a la mala calidad de sus imágenes y a su tediosa programación, son, atendiendo al número de usuarios que los sintonizan y como una vez dijéramos, unos canales semi-clandestinos. De lo cual se desprende que si no hay un sistema nacional de medios públicos, no es porque no haya coordinación entre ellos, sino porque de hecho esos medios no existen. Lo que obviamente hace absolutamente irrelevante que los órganos audiovisuales del gobierno trabajen conjunta o separadamente.

De todo lo dicho se desprende que lo que hay que hacer, como primer paso para lograr la efectividad de esos medios, trabajen o no coordinadamente, es aumentar el nivel de su sintonía. Entendemos que no se trata de una tarea fácil. Sobre todo, si están obligados a mantener una tónica de altura, ajena por completo a la chabacanería y la vulgaridad que caracteriza a los medios comerciales, pero hay que poner el máximo empeño en hacerlo, porque de otro modo no se justificaría su existencia, o peor, no se justificaría las inversiones que se están haciendo para mantenerlos en funcionamiento.

Pero, además, en relación con este problema de la comunicación, surge una pregunta inevitable: ¿lograr la coordinación de esos medios para qué? A esto se podría responder: para hacer más efectivo el mensaje. Lo que de inmediato daría lugar a otra pregunta más: ¿cuál mensaje? ¿Si por lo que se ha caracterizado este Proceso ha sido precisamente por carecer de eso, es decir de mensajes? En su lugar, lo único que se ha hecho, casi exclusivamente y de una manera epiléptica, es responder a los ataques de sus enemigos, fuera de eso, prácticamente, no se ha hecho nada más. Lo cual responde a otra característica fuertemente arraigada en el chavismo: la improvisación. Prueba de eso ha sido justamente haberle dado más importancia a la coordinación de unos medios de precaria existencia, que a la necesidad de elaborar una estrategia que permita, entre otras cosas, convencer a la gente de la enorme superioridad del modelo propuesto por el chavismo sobre el otro, o sea, al propuesto por los agentes a sueldo de la oposición. Y hacerlo, apelando a todos los medios verbales y no verbales, a videos y documentales, en fin, a todo lo que pueda ayudar a la población a adquirir una conciencia política que le permita defenderse de los demagogos y charlatanes.

Y a propósito de videos y documentales, Mario Silva –que ahora la ha cogido contra los apellidos de origen extranjero, transmitió no recuerdo si fue este mismo año un documental en español de Michael Moore, que constituye una fuerte e implacable requisitoria contra el capitalismo. Tan implacable son las imágenes de ese documental, que dudo que quien las vea no reaccione airadamente contra ese nefasto sistema. Sin embargo, en vista de que esa transmisión se hizo sin anunciarse previamente, es decir, sin ninguna clase de promoción, fue vista, lamentablemente, por muy poca gente, y entre ellos yo, suponiendo que yo sea gente. Ahora, en vista del carácter pedagógico que ese documental sin duda tiene, me he dirigido repetidas veces por este medio y por correos personales a este xenófobo para que lo transmita de nuevo, pero no como lo hizo la primera vez, que resultó en que muy pocas personas lo vieron o lo vieron incompleto, como fue mi caso, sino promoviéndolo previamente por todos los medios. No obstante y a pesar de esta insistencia, nuestro pedido ha sido totalmente ignorado, tal vez porque provenga de una persona de apellido extranjero.

Pero por qué mencionamos a este señor. Sencillamente, porque se ha hecho recaer fundamentalmente en él la defensa, en el plano ideológico y político, del Proceso. Pero estará realmente preparado Mario para realizar eficientemente este trabajo. A mi juicio, desde luego que no. Y prueba de eso –una entre centenares- fue la retransmisión que hizo de unas declaraciones que un conocido economista de la oposición –un verdadero panegirista del neoliberalismo- le ofreciera a Globovisión. Y después de haberle permitido hablar por más de 20 minutos sobre las inigualables excelencias de este modelo, ¿qué le respondió el conductor de La hojilla? Nada, así como lo leen, nada. Por lo que lo expresado por el inefable Emeterio Gómez, que así es el nombre del economista, pudo haber quedado en el ánimo de quienes presenciaban el programa como verdades absolutas e irrefutables, como verdaderos dogmas.

Lo otro fue la transmisión en diferido de un “Aló ciudadano” en el que se criticaba al gobierno por haber importado desde China unos kits de franelas, gorras, etc. Tampoco en esta oportunidad, como ha sucedido también en otras múltiples ocasiones, el llamado “señor de la noche” pudo refutar los mal intencionados comentarios del asesino de curas, o sea, del “matacuras”. No pudo decir, por ejemplo, que el intercambio comercial entre las naciones es una práctica perfectamente normal entre las mismas. Entre otras cosas, porque hoy día resulta imposible la autarquía, es decir, que un país pueda vivir y desarrollarse sólo mediante la utilización de sus propios recursos. Y en cuanto a la calidad de la mercancía, que también fue criticada por el sujeto de marras, cómo sería de mala que los consumidores norteamericanos prefieren las manufacturas chinas que las de su propio país. De esto se desprende que para tener éxito en el debate político, no es tan importante ser simpático ni gracioso, sino tener un mínimo de cultura general, y Mario, lamentablemente, no la tiene.

Como se ve, pues, una enorme cantidad de errores y omisiones que, debido a la improvisación y el empirismo, dificultan seriamente la defensa del Proceso. Entre estas últimas, podría citarse, por su entidad e importancia, los graves acontecimientos que, debido a la crisis que actualmente azota a Europa, han venido ocurriendo en ese continente, acontecimientos que, con particular crueldad y sevicia, están afectando a la clase media de esos territorios. En este sentido, aunque el chavismo no ha hecho un estudio serio sobre la estructura de clase de la sociedad venezolana, podría calcularse empíricamente al ojo por ciento que mucho más de una tercera parte de nuestra sociedad está compuesta por los sectores medios. Y sin embargo, pese al peso político que este segmento tiene entre nosotros, jamás se diseñó una política destinada exclusivamente a este sector. Es más, jamás se llegó a mencionar. Y si alguna vez se ha hecho, ha sido ahora y con motivo de las recientes elecciones en las que se les está ofreciendo, con una clara y manifiesta intención, imposible de ocultar, hasta viviendas.

Pero ¿qué tiene que ver lo que está ocurriendo en Europa con la clase media venezolana? Tiene que ver y mucho, porque a quienes más está afectando la crisis que tiene lugar en esa parte del mundo, son a sus sectores medios. Bueno, por ahí hay un dicho que dice “cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo”. Lo que quiere decir que a la clase media de este país se le ha debido alertar, mediante una campaña sistemática y permanente, utilizando para ello las impactantes imágenes del drama europeo, acerca de la terrible situación por la que sus compañeros de clase están pasando en estos momentos. Y explicarles, además, utilizando para ello toda clase de recursos audiovisuales y otros medios de comunicación, las causas de esa catástrofe que no es otra que el criminal modelo neo-liberal que se les está imponiendo a sangre y fuego; modelo que los sectores de la oposición no dudarían en aplicar en nuestro país de apoderarse del aparato del estado.

Para terminar, no quiero dejar de mencionar el hecho de que, con el fin de llamar la atención sobre esta inexplicable y absurda omisión, publicamos por este mismo medio algunos artículos sobre el tema. Entre los que recuerdo están “Europa en llamas”, y “Mensaje a la clase media”, pero como casi siempre ocurre con los burócratas, no fueron tomados en cuenta.

Notas: Igualitarismo no es lo mismo que igualdad. Esto lo decimos a propósito de la decisión de las autoridades educativas de incorporar a los Consejos Educativos el personal administrativo y laboral de las escuelas. Lo primero que habría que hacer al respecto es preguntar: ¿contribuye esta decisión a mejorar la calidad de la enseñanza, es decir, al logro de lo que debiera ser el leitmotiv de todas las medidas y resoluciones que se tomen en torno de la educación? Lo dudo. Por otra parte, en una sociedad bien organizada cada quien debe ocupar el lugar que en virtud de sus méritos, capacidades y preparación le corresponda. Hacer lo contrario, entregar prebendas, reconocimientos y honores gratuitamente a quienes no se han hecho acreedores a los mismos, es fomentar el parasitismo en unos, y el desdén y el desprecio por prepararse en otros.

Nuevamente, Miguel Angel, estúdiate el verbo “recordar”, porque lo estás utilizando muy, pero muy mal. Este verbo no es reflexivo sino transitivo, que tiene incluso un complemento directo. Pero, además, tampoco es un verbo pronominal, es decir, que no necesita de un pronombre para expresar lo que con él se quiere decir.

alfredoschmilinsky@hotmail.com




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Alfredo Schmilinsky Ochoa


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