Alí Primera, jamás muere tu canto porque para tu gente no consigue morir quien da vida al embate de la Resistencia.

Las diferentes vías y convexidades que nos regalan aquellos personajes comprometidos con una causa multitudinaria social y cultural, que mas allá de producciones artísticas dejan un legado de cambio con sonetos de libertad y emancipación, se han encargado también de transcurrir y brindar nuevas tesituras de inspiración al arte, pues la poesía, la música y sus interpretaciones no pueden concebirse dentro de un campo apolítico y apático frente a las realidades de injusticia, desigualdad e inconformismo que viven a diario los países irrumpidos e invadidos por aquel Vecino del norte. Así pues, las diferentes formas de Expresión tienen que convertirse en armas que legitimen, construyan y alimenten los rugidos de quienes gritan en la indiferencia, de quienes caminan en la clandestinidad de las ideas, de quienes labran con rasguños su dignidad y de quienes siguen avanzando a pesar de los obstáculos y las amenazas imperialistas.

No me cabe duda que Ali, su intérprete, mi compositor y nuestro militante de la inspiración popular, confió plenamente no solo en sus letras y en su carrera musical sino en el pueblo que conquisto sus entrañas envueltas de sentimientos de justicia y liberación, ese mismo pueblo que amplio y mitigo su seguridad para asfixiar el discurso lacerante de los imperios capitalistas.

De esta manera señor Ali primera, quiero retomar algunas frases de sus canciones y explicarle porque su canto trascendió no solo pensamientos sino que traspaso fronteras, épocas y sentires de protesta e insurrecciones de tierras, de aquellas tierras nacientes del maíz del petróleo y del café.

Usted no se alcanza a imaginar la cantidad de hijos que están agradecidos por aquellas palabras que pronunció para que la sublevación entrara de golpe en nuestras casas y de allí se aglomerara en las plazas; hablo de lo que alguna vez escribió para la mujer que le dio la vida, eso que decía así: “Quiero que comprendas que la lucha de los hombres no se hace por caridad… Madre déjame luchar!" .

Le comento, que no solo La señora Carmen Adela comprendió que las luchas son necesarias sino que toda Latinoamérica entendió el sentido que tienen cuando la explotación y la opresión se hacen legales para el obrero o en el momento en el que la pobreza y la violencia se explican bajo la naturaleza exótica de nuestra gente. Sin más que decir, usted lo resumió muy bien, pues si hay que hacer la guerra, la guerra se hará, y yo me atrevo a agregar que si la paz precisa hacer y ganar la guerra pues esta se ambicionará.

Puedo asegurarle que no solo los que aun estamos escuchando su aliento envestido de rebeldía le retribuimos su empuje caribeño, pues aquellos que han caído bajo la bota militarizada y bajo la represión del sistema criminal le reconocen su complicidad popular y siguen latentes tras la certeza de que quienes seguimos en el combate vamos gritando entre utopías y realidades aquellos versos que dan esperanza entre tanta impunidad…. Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos y a partir de este momento es prohibirlos llorarlos, que tanta razón tiene porque quien combate por la vida no lo mata ni la muerte, por nuestros muertos ni un minuto de silencio!!...

Fíjese que cuando un campesino, un estudiante, un indígena, un obrero, un compañero suyo y mío se da la batalla de pelear por lo que le pertenece y de concederle la vida misma a los movimientos de resistencia, puedo ratificar que sus ritmos e ideas prolongadas unificaron los matices de revoluciones pendientes y quizá reunió en su canto el amor sincero por la patria de Bolívar, el sentido humano y noble de la insurrección del Che, las utopías bajo el pasamontañas de Marcos, la seducción de libertad y firmeza de Frida y los sueños de todos aquellos que tras la historia han accionado bajo la idea de un pueblo que se viste de valentía y se desnuda del miedo. Al sentir esta consolidación de ideales anhelando una misma victoria comprendo su pregunta, “¿por qué no unirnos y porque si ya se unieron el fusil y el evangelio en las manos de Camilo?”.

Para terminar cabe decirle que la tranquilidad de su canto ha permitido el estruendo de la reflexión, la criticidad y la franquicia de aquellas miradas analíticas que idealizan una Latinoamérica que se levante con el pie izquierdo y se acueste con satisfacciones teñidas de rojo.

Desde Colombia, celebramos tu natalicio realzando la alborada en huelgas y marchas, tejiendo miradas de niños hombres y mujeres, desempolvando pasos de oprimidos e indignados; pero sobretodo caminando al son de la esperanza, “Porque dejando de ser pendejo esa esperanza será verdad!”.

Por mi parte le digo que mi piel huele a caramelo,

Porque es su propia piel porque es piel de mi pueblo.

yerkogh@gmail.com

COORDINADORA SIMÓN BOLÌVAR

http://www.coordinadorasimonbolivar.org



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