Sobre el asunto de la Crítica y la Autocrítica

El tema de la crítica y la autocrítica desborda emociones en quienes las emiten, en quienes las reciben y en quienes las aprovechan. Pero, ¿cuándo la crítica y la autocrítica es contrarrevolucionaria y cuando es revolucionaria? La crítica es revolucionaria cuando señala desviaciones que se producen dentro del proceso que impiden o dificultan el logro de la construcción de socialismo. La crítica aborda el tema de las estrategias, las tácticas, las aptitudes y las actuaciones que atentan contra los intereses de los trabajadores y campesinos: contra los intereses del Pueblo. La crítica revolucionaria tiene destinatario porque va dirigida a quienes tienen responsabilidad en la permanencia de la desviación o en su corrección. Pero, acaso el que emite la crítica no es también responsable de su crítica y hasta cierto punto no es responsable de hacer todo lo necesario por corregir la situación. La crítica revolucionaria tiene un fin y este no es otro que transformar la realidad, corregir las desviaciones, cambiar las estrategias, y/o tácticas cuando son equivocadas; así como, cambiar aptitudes y/o actuaciones que no permiten, dificultan o entorpecen el camino que nos lleven a la sociedad añorada en la que impere el socialismo. La crítica es revolucionaria cuando compromete a los revolucionarios con su misión, cuando suma e incorpora, cuando devela las trampas de la contrarrevolución y cuando propone una acción transformadora de manera oportuna para la clase trabajadora y campesina.

Por su parte, la crítica es contrarrevolucionaria cuando sirve para profundizar las desviaciones, cuando se usa con fines personales y no de clase, cuando paraliza la acción de los revolucionarios y permite que la contrarrevolución tome la dirección del proceso revolucionario. La crítica es contrarrevolucionaria cuando no permite que se identifiquen las desviaciones y se cae en planos personales que la mayoría de las veces atornillan y fortalecen las posiciones de quienes dirigen o acentúan esas desviaciones. Esa crítica es la que excluye o auto excluye a los revolucionarios, la que divide a los revolucionarios, la que no traza estrategia de acción, ni educa. La crítica contrarrevolucionaria complica grandemente la actuación de los revolucionarios en el seno de la lucha interna que es su escenario natural. La crítica es contrarrevolucionaria cuando es irresponsable o tremendista. En general, la crítica es contrarrevolucionaria cuando no tiene por objeto construir el socialismo ni producir los cambios que permitan superar los errores ni las desviaciones.

Finalmente, la crítica sirve para educar a los revolucionarios; así como, para establecer lo que nos diferencia de la contrarrevolución dentro y fuera del país; pero, también dentro y fuera del proceso revolucionario. La crítica les permite a la clase trabajadora y campesina visualizar la ruta que mejor sirva a la construcción del socialismo. Porque, la crítica es una acción reflexiva profunda del ser humano frente a su realidad y sus intereses, que lo distingue de los otros y que dirige su actuación.

En otro punto, está la autocrítica, que puede ser o no revolucionaria. La autocrítica es revolucionaria cuando contribuye a que el propio revolucionario revise y valore desde la perspectiva de la construcción del socialismo las decisiones, actuaciones y aptitudes que se tengan o se hayan tenido y sus consecuencias en esa construcción. La autocrítica revolucionaria se alimenta de la crítica revolucionaria y se complementa con ella. La crítica da pie para que el sujeto realice la auto reflexión y es esa auto- reflexión la única vía y forma para que el sujeto logre su auto- transformación. En ese sentido, la autocrítica tiene un destino y esto no es otro que la auto-transformación que libera su mente, rompe las cadenas de la explotación y le permite la maduración política y espiritual del ser humano. Es esa auto crítica la que corrige desviaciones; pero, también la que permite adquirir mayor conocimiento o mayor firmeza sobre las tareas que requiere la construcción del socialismo.

Cuáles son los elementos contrarrevolucionarios de la autocrítica. Uno de esos elementos contrarrevolucionario se refiere a la autocrítica que niega la misma autocrítica; esto es, el dogmatismo o el culto a la personalidad. Estos elementos son dañinos a la revolución porque confunde disciplina con sumisión; con entregarle, la tarea y las cargas de la construcción del socialismo a otro, al jefe, al “papá”. Esta posición infantil es contrarrevolucionaria por cuanto niega su propio pensamiento transformador, su propia reflexión sobre la realidad; pero, lo más contrarrevolucionario es que limita la revolución (la construcción del socialismo) a la existencia y a la voluntad de una sola persona. La construcción del socialismo deja de ser un elemento colectivo para ser un tema individual. No se niegan los aportes individuales, por el contrario se reivindican y reconocen pero el socialismo lo construimos todos, desde los puestos o roles más humildes. Esta autocrítica es contrarrevolucionaria por que pretende negar la creatividad revolucionaria y sustituirla con la “mordaza o el chantaje de la disciplina”: con una reinterpretación contrarrevolucionaria del hecho disciplinario. Disciplina revolucionaria es realizar actos que permitan construir el socialismo, es liberar del yugo capitalista las mentes de los trabajadores y campesinos. Y esto solo podemos lograrlo a través de una crítica que permita a estas clases su autocrítica liberadora y transformadora. Son las clases trabajadoras y campesinas las que se auto liberan; los revolucionarios son apenas una avanzada en la búsqueda de nuestro destino. De allí, que se es disciplinado cuando se hace socialismo todos los días desde el hogar, el puesto de trabajo y la amistad.

Finalmente, en la autocrítica revolucionaria se asume responsablemente las decisiones y sus consecuencias más allá de que en algunos casos pueda no ser entendida; pero, tratar de matar la crítica por un interés personal o para evitar explicaciones es contrarrevolucionario. La crítica y la autocrítica son las bases del Socialismo, viviremos y venceremos, que viva el socialismo, Carajo.


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Néstor Aponte


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