Maneiro: calidad revolucionaria

El pasado 24 de octubre se cumplieron 30 años de la desaparición física de Alfredo Maneiro, quien legó a la humanidad entera un patrimonio político de incalculable trascendencia, filósofo de la praxis, discípulo del florentino Maquiavelo, y principal impulsor de un proyecto político que se deba a los movimientos populares, como movimiento de movimientos.

Decía Maneiro que cualquier organización política con no importa qué ideología puede llegar a ser eficaz políticamente, es decir, alcanzar posiciones de gobierno o de poder. Sin embargo, ello no es una condición suficiente para calificar la calidad de un proyecto de cambio revolucionario, si se entiende como tal, la capacidad para transformar realmente a la sociedad y los miembros de la organización como sujetos de cambio.

Como quiera que, en su concepto, tal realización sólo podría ejecutarse desde una posición de gobierno, en su tiempo, la única vía era diferenciar el análisis y el estudio de las organizaciones existentes las características no deseables para una organización revolucionaria. Y así lo hizo. Criticó acerbamente aquellas organizaciones que se constituían en unos aparatos concebidos como un fin en sí mismos, convirtiendo el ejercicio de la militancia en una pesada obediencia burocrática, limitando severamente las capacidades creadoras de ella, a la vez que restringiendo su espíritu crítico. No se puede, señalaba, confundir obediencia con disciplina porque ello implica atrofiar el libre juego de las ideas.

El tema de la calidad revolucionaria debe ser abordado sin complejos, sin temor a traumas. Si no queremos reproducir los modelos de organizaciones que terminaron reproduciendo lo que querían cambiar éste es un tema necesario de la agenda política de hoy.

El otro tiene que ver con la calidad de la gestión de gobierno. Si el propio presidente reclama persistentemente a sus funcionarios, tanto el marcado burocratismo como la ineficacia en el cumplimiento de los objetivos, ello debe ser motivo de gran preocupación entre todos aquellos que apostamos al futuro y a la consolidación de la revolución.

Por razones de espacio no podemos analizar con detalle este asunto, sólo queremos decir que en materia de agenda política, la evaluación de la calidad de gestión del gobierno es primera prioridad. Estimamos que la creación de un ministerio para tal fin pueda contribuir a ello. Honraremos así la herencia política de Maneiro.

wladimiruiz_t@hotmail.com



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Wladimir Ruiz Tirado


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