Crítica en la revolución

La crítica nos permite penetrar en las características de una revolución. El pueblo tiene una mayor comprensión del proceso que carece de triunfos científicos y culturales, sin embargo, esta más honda la hermandad revolucionaria que reclama una nueva afirmación de los propósitos de la revolución.

Revolución franca, vital y sin temores capaz de proporcionar metas sociales mejores así como satisfacciones personales en base a una ruptura con el anterior sistema político-económico y su modelo de repartición.

Nosotros hemos llegado a un estado que reclama la verdad con el fin de garantizar claridad en el proceso revolucionario y esto no se puede lograr limitándonos a explicar lo que significa crítica y autocrítica o lamentarnos porque el ejecutivo no lee Aporrea, déjenme decirles que si leen Aporrea los asistentes de los ministros, gobernadores, alcaldes, la misma presidencia realiza un seguimiento especial de los escritos del blog, otra cosa es, que manifiesten que no tienen tiempo por el re unionismo, conformismo o pobreza mental porque no les gusta leer las críticas o las sugerencias de que ya no es suficiente ser eficientes. Quienes aportamos con crítica o soluciones al proceso, que Aporrea muy gentilmente las publica, reclamamos eficacia en la gestión revolucionaria.

Este y otros motivos hacen de la página una valiosa escuela ideológica dentro de los medios revolucionarios, además, Aporrea está muy metida en el corazón del pueblo porque la crítica es conocimiento, convicción, hasta se la podría llamar proposición verdadera cuando se considera que proporciona conocimiento, de aquí que sostenga que, el conocimiento es básico para fundamentar la crítica y, en base los criterios y las pruebas surge una realidad crítica que empieza a tener dificultades no solo porque a nadie le gusta que lo critiquen o por la trascendencia de la ideología sino porque la duda es motivada y especifica.

En la relación pueblo- gobierno el asunto de la lealtad hace dudar a los confundidos y a los ignorantes sobre la crítica puntual, de no ser puntual no hacemos sino dudar de la capacidad de los poderes en el proceso. Poner en tela de juicio la gestión del gobierno no confirma el buen resultado de nuestro pensar critico porque el pensamiento se cura a si mismo de sus dificultades cuando las nuevas soluciones remedian los problemas anteriores.

Un pensar crítico es el único remedio para una duda originada por la confluencia de hechos establecidos. La crítica debe tener coherencia de ideas que no afecten la orientación del proceso por la convicción de que, la revolución nos ayudara a mejorar la situación cultural y socio económica del país.

La crítica reclama un conocimiento independiente o la verdad necesaria de la entregada por los gobiernos, porque, los conceptos empleados hasta ahora han servido en parte, también, nos han demostrado ser insostenibles.

Ya no es posible creer que podamos seguir con la ineficacia pública y política, con el sectarismo y la indiferencia que frenan la transición. El porvenir de la inmediatez fuera de los principios legislativos se impone para que la solución natural por las ideas innatas del pueblo sirva para mejorar los asuntos que atañen por su responsabilidad al pueblo.

La crítica acepta que no hay una verdad indiscutible o que con ella se establezcan principios porque esta depende de la revolución cultural. Es necesario entender que la crítica pertenece a los diversos juicios y proposiciones para poder establecer una verdad.

Una verdad porque toda revolución tiene una considerable deuda con las revoluciones pasadas y la tesis comunista; no es menos evidente que el socialismo del siglo XXI debe ya abrigar esperanzas de ser una fuerza más dinámica adaptadas a las necesidades del presente.


rcpuma061@yahoo.com



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Raúl Crespo


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