Una vez más el presidente pone sobre el tapete la necesidad de la critica y autocrítica. Será tan solo una noticia del ayer sino pensamos en como disponer del modo y las herramientas dinámicas, eficaces, vinculantes y sistemáticas que permitan viabilizarlo. La clave, como siempre, es permitirle al pueblo que crea y decida las herramientas y su metodología.
En honor a la verdad disponemos de DECRETOS, LEYES, FORMATOS, REGLAMENTOS, PAGINAS WEB (Con números telefónicos personales y de oficinas que no responden o en el peor de las casos son atendidos por asistentes); pero con unas peculiaridades comunes: NO SON VINCULANTES, NO CREAN COMPROMISOS, SON UNIDIRECCIONAL, ELISTECO, ESTAN ATIBORRADOS DE UNA PAREFERNALIA TECNOLOGICA, ARTILUGIOS, PUNTOS DE CONTROLES Y NOS HACEN CREER QUE NOS TOMAN EN CUENTA, todo deliberadamente diseñados para morir en el intento.
Lograr cumplir el objetivo de criticar, sugerir, reclamar pasa por sortear una serie de controles, exigencias, paciencia, intentos fallidos y conocimientos de manejo de páginas web que le trasmite a uno la sensación de estar a punto de cometer un delito, una imprudencia o un agravio. El solo hecho de existir solo una ventana oficial virtual torna el proceso actual de elitesco, se margina a una proporción importante de la población como a nuestros campesinos e indígenas, que por convicción, etc. no tienen los artilugios tecnológicos para hacerse oír u entender.
En conclusión la burocracia le tiene aprensión, miedo, temor a El Pueblo soberano. Carecen de la cultura para oírlos, atenderlos, escucharlos. Lo primero que hace un burócrata a ocupar un cargo de liderazgo es cortar el vinculo con el pueblo previéndose de un anillo de guardaespaldas y reemplazar los medios de comunicación que tenia antes de ocupar el cargo dizque porque “ese” pueblo comienza a fastidiarlo planteándoles sus necesidades. En consecuencia no habrá manera de cómo hacerle llegar las críticas, sugerencias y hasta felicitaciones que hayan lugar.
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