¡Llegó la hora de la autocrítica!

Afortunadamente el presidente Hugo Chávez, dio carta blanca a la autocrítica, promesa de su campaña electoral y demanda por demás legítima que el pueblo ha hecho desde inicios del proceso, cuando le exigía al MVR, partidos y organizaciones aliadas, esfuerzos y espacios para definir los aciertos y los errores de la Revolución que comenzaba a dibujarse en 1999, petición que fue lamentablemente desdeñada por muchos.

Decimos afortunadamente, porque viniendo del líder de esta Revolución, siendo una directriz de él, aquellos sectores que por alguna razón han soslayado el derecho de otros y el suyo propio de evidenciar las fallas para poder corregirlas, no lo verán como un acto de “escualidismo”. No podrán acusar a quienes la ejerzan de agentes de la CIA o del MOSSAD o aplicarles la “ley del hielo”, para no usar un término más apropiado.

La autocrítica es el juicio crítico que hacemos de nosotros mismos y de nuestras acciones, es decir, la autocrítica es de adentro hacia adentro, por lo que un acto de inteligencia es valorarla y más, exigirla.

Negar las fallas y los errores que como humanos podemos cometer y cometemos, es una expresión de arrogancia, de poca humildad y del temor que sentimos a enfrentarnos con un resultado negativo provocado por nosotros mismos, que nos aleja del objetivo deseado. Pocas veces estamos en la capacidad de esgrimir explicaciones coherentes que nos liberen de la responsabilidad.

Es además un método para evidenciar y resolver las contradicciones que se generan naturalmente en un proceso dinámico, que tiende a la transformación profunda de la realidad. Que puede ser aplicado a cualquier sistema y éste que se construye en la Venezuela del Siglo XXI no puede ser susceptible a la revisión y rectificación constantes. Mantenernos a espaldas de los errores, de las fallas, de las omisiones, sí es un acto de alta traición.

No hay formato para ejercerla

Lo que deben tener claros quienes ostentan alguna responsabilidad en la administración pública y en los espacios políticos decisorios, sea en los rangos medios o altos, es que no hay un formato simpático, divertido, antipático, irreverente, tierno, apasionado, lánguido, etc., para ejercerla. La autocrítica es y debería ser bienvenida venga de donde venga, pues tiene como finalidad detectar las debilidades para convertirlas en fortalezas.

Pero no es la primera vez que el presidente Chávez ha hecho el llamado. Los medios escritos y audiovisuales, el 4 de enero del año 2011, reseñaron el exhortó a los canales del Estado a abrir un programa diario para que la contraloría del pueblo tuviera espacio. No se hizo, salvo algún tímido segmento o un espacio semanal en la ancha parrilla del Canal del Estado. Chávez dijo en ese momento, “No le dejemos eso a canales de la oposición…hagamos la crítica nosotros mismos, no tengamos ningún complejo…la autocrítica no le hace daño al proceso le hace bien…ahora hagámosla con lealtad al proceso…el Correo del Orinoco, el Diario Vea, Ciudad Caracas, deben tener paginas enteras dedicadas a la autocrítica…ah y que nosotros los leamos”.

Durante un acto en Petare, el 28 de julio fecha en la cual cumplió 58 años, el candidato a la reelección dijo "Estaba hablando de algo muy importante que es la autocrítica, cómo es que nosotros perdimos la gobernación de Miranda hace cuatro años habiéndola tenido, cómo es que nosotros perdimos la alcaldía de Sucre habiéndola tenido, después de ocho años, eso es para hacernos la autocrítica".

El 22 de agosto de este año señaló “Es una revolución lo que estamos haciendo aquí, una revolución. Yo no puedo evitar la autocrítica, porque me golpea el rostro (la situación)…Hago estas observaciones y esta autocrítica para seguir dando mi aporte a estos tiempos que me ha tocado vivir”, refiriéndose a la situación difícil que observó en familias que viven en la zona de la Faja Petrolífera del Orinoco.

Durante su campaña electoral prometió mayor eficiencia en la gestión pública, para lo cual iba a asumir la autocrítica. Así lo expresó el 28 de septiembre en su recorrido por Maturín, estado Monagas.

La autocrítica ha sido entonces un llamado constante que hoy tiene – desde la institucionalidad- todas las puertas abiertas. La transformación del Ministerio de la Secretaría en un despacho para el Seguimiento de la Gestión del gobierno responde a la necesidad de contar con un canal que reporte las fallas que son encubiertas por los interesados, bien sea por sabotear la gestión pública o por “proteger” temporalmente sus cargos.

CRUZADA POR LOS NO CONVENCIDOS

La autocrítica tiene además del objetivo de detectar los errores para corregirlos, la tarea de convencer a quienes aún están bloqueados por el muro de manipulación y omisión, que han construido los medios de comunicación enemigos del proceso.

Se trata de mostrar a todo el país, sin exclusión, un proceso que no tiene cabida en canales como Globovisión, donde todo lo que se informa es negativo y devastador y que en otras ocasiones es dibujado color de rosa por los canales del estado, negando la posibilidad a la población de observar una realidad mucho más cercana. Y lo más grave, éstos últimos convirtiéndose en los primeros propagandistas de medios contrarrevolucionarios que no tienen el alcance nacional que logran a través de Venezolana de Televisión, por citar un ejemplo.

En tal sentido, instrumentos de comunicación y argumentos para convencer, a quienes se niegan a ver las bondades del proceso, solicitó el presidente Hugo Chávez -en su más reciente Consejo de ministros- al nuevo titular del Ministerio de Comunicación e Información, el periodista, Ernesto Villegas, quien debe afrontar una tarea nada fácil. Pero más, le pidió convertirse en el líder de la creación definitiva de un Sistema Nacional de Medios Públicos, que a su juicio y el de otros sectores del país, no existe.

Y reiteramos que la tarea de Villegas no es sencilla, porque en momentos de confrontación política, de polarización subrayada “la pelea es peleando”, pero cuando baja la marea, con la mente fresca nos topamos con una cruda realidad que debe ser transformada radicalmente con armas mucho más inteligentes.

Esta contienda por dar un “viraje” a la política comunicacional del país debe enfrentarse paralelamente a dos batallas electorales no poco complicadas como son las campañas para gobernadores y alcaldes.

Bueno para el pavo y la pava

Pero la autocrítica no sólo debe tocar a las instituciones u organismos del gobierno bolivariano. Debe alcanzar también al resto de poderes y extenderse a todas las organizaciones.

Efectivamente los medios del Estado son los llamados fundamentalmente a revisarse y a permitir la expresión de la crítica en sus espacios, pero el resto de los actores políticos debe pasar por el mismo examen.

Los medios comunitarios y alternativos, que si bien no nacieron todos con la Revolución, sí fueron potenciados por ella, luego de visibilizarse en abril de 2002, además de someterse a un proceso de revisión y rectificación, también están llamados a ser altavoces para que las comunidades puedan difundir sus diagnósticos críticos acerca de cómo se desarrollan los procesos en aquellas instancias comunitarias que tienen responsabilidades de manejo de recursos como los consejos comunales.

Se trata de generar una especie de cruzada nacional por la autocrítica, que nos toque a todos y que nos confronte con nuestras deficiencias. Además de un acierto político, sería un acto de amor para con la Revolución Bolivariana.

Terminamos invocando estas frases del presidente Hugo Chávez “Aquí se dice lo que se quiera, cada quien dice lo que quiera, no hay ningún tipo de restricción al pensamiento, a la palabra hablada, impresa, graficada, dibujada…humorizada…la palabra, la discusión, ¡qué viva el debate, que viva la inteligencia, que vivan las ideas!”.

  hindu.anderi@gmail.com



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Hindu Anderi


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