A lo largo de toda la campaña y durante esas horas previas y sucesivas a
las elecciones presidenciales del siete de octubre mi cerebro se
paseaba una y otra y otra vez por las diversas posibilidades que
arrojaría un proceso democrático, un juego (como le dije a Capriles) en
el que las reglas estaban bastante claras.
De mi parte fueron noventa días de lucha y trabajo para elevar mi auto
control. Cubrir la campaña del candidato de la derecha era desde el
inicio una tarea bastante complicada. Noventa días en los que fuimos, mi
equipo y yo, víctimas de insultos, golpes, gritos, maldiciones y hasta logré soportar que un desconocido me escupiera la cara.
Si alguna vez pude haber dudado de mi convicción revolucionaria, cada
una de esas vejaciones lo que hicieron fue fortalecer mi forma de ver
las cosas. No hay duda de que la hipocresía y el odio son los
principales sentimientos que uno puede encontrar en medio del frenesí de
una concentración opositora.
El siete de octubre fue sin embargo el día en el que mas odio vi
destilar desde lo más granado de la derecha y desde amigos, familiares y
conocidos que lamentablemente perdieron su voto.
Estamos claros ya de nuestra mayoría, estamos claros que mientras otros
maldicen y escupen, nosotros sonreimos y sembramos. El asunto es qué
viene ahora?.. Por un momento pensé que los llamados a tomar la calle
por parte de pequeños grupos radicales lograría su cometido, debo decir,
que la única vez en la que escuche a un Henrique Capriles que valiera
la pena escuchar fue esa noche en la que reconoció la derrota.
Ahora lo que viene es un país en el que cada falla será achacada a los
mas de ocho millones y medio de ignorantes y "chabestias" que votamos
por el socialismo bolivariano. Si falla la luz, es culpa de Chavez y
nosotros, si asaltan, secuestran o matan a alguien es nuestra culpa
también. Si un CDI está cerrado, si el metro tiene retraso, si hay cola,
si se cae un puente, si explota algo o si el Caracas o Magallanes
pierden en la liga profesional del beisbol.; todo será producto de haber
apostado a este proyecto.
Ante esta realidad y ante el hecho de que el odio y la frustración se
han elevado a la enésima potencia entre quienes creen que un gobierno de
la derecha sería el "camino" a la salvación debemos ser autocríticos y
eficiente, es más que un deber es el momento. Recuerdo al Comandante
Chávez diciendo en el 98: "Todo lo que va a suceder tiene su hora. Es el
momento!" Hoy asumo esas palabras y exijo su cumplimiento.
El Comandante debe entender que la mayoría está de su lado y que no hay
mafia, ni jalabolas que puedan romper esa relación ideológica y
sentimental que nos une. Que llegó el momento de enfrentar nuestras
fallas con fuerza, caiga quien caiga. De quitarle a los tontos útiles la
excusa de la inseguridad como argumento político. Es el momento de
limpiar las instituciones revolucionarias de quienes sabotean y además
tienen el derecho de ofenderse ante el sonido de una diana o el canto
del Alí.
Compañeros llegó la hora de ser protagonistas de esta revolución,
Comandante llegó la hora de que como dijo en el CNE renovemos y demos
nuevo aliento al proyecto más hermoso de nuestra historia como nación.
No hay excusas, no deben existir más fallas, nunca más ningún
representante de la burguesía podrá hacer campaña con nuestras
debilidades.
Tengo fe en la designación de nuevos ministros, pero tengo más fe en la
capacidad de nuestro pueblo como creador y defensor del nuevo sistema,
hunos, de justicia social. Un sistema capaz no sólo de señalar las
fallas, un sitema capaz de prevenirlas y reprar las existentes. Hoy más
que nunca tengo fe y la certeza de que la Patria de Bolívar, Miranda,
Rodríguez, Bello y Zamora debe y puede ser una...
Patria socialista y eficiente! Venceremos!