Jaimito lo tiene claro

Los resultados electorales han producido una generalizada, intensa y apasionada discusión sobre diferentes aspectos de la actividad política, el país está discutiendo de política en espacios en que no era habitual que ocurriese así. Dentro de esa discusión, que se refiere a una gran diversidad de temas, conviene tener presente que aquí están enfrentados dos modelos, el neoliberal y el socialista.

El primero, cuyo paradigma es The american way of life, estilo de vida de la población norteamericana blanca de clase media, renovado superficialmente con la asimilación de elementos de la contracultura de los 60 y caracterizado por el individualismo, lacompetencia, el consumismo y en sus relaciones internacionales por el aprovechamiento de los recursos de otros países.

El socialista del siglo XXI es un modelo en construcción, que si bien se nutre de una tradición histórica de varios siglos, incorpora aspectos culturales de los sectores que hacen resistencia a la expansión del sistema capitalista, como indígenas y afrodescendientes, y que tiene como objetivos inmediato aportar beneficios básicos como salud y educación a la población hasta ahora excluida y como objetivo final cambiar las relaciones de producción y construir la sociedad basada en principios de solidaridad, justicia e inclusión. Es un modelo que se construye bajo la presión de dar respuesta inmediata a la población y enfrentar retos políticos complejos frente a un enemigo que cuenta con recursos económicos, tecnología y apoyo de poderosos aliados internacionales. Se construye con elementos teóricos, pero sobretodo con mucha intuición, un trabajo que tiene más de arte que de ciencia. Es más parecido a una buena sopa que a un producto químico de laboratorio.

Las consecuencias de la aplicación del modelo neoliberal las vivimos en el país en el pasado reciente, con sus ciclos de abundancia y derroche, seguidos de miseria y represión, recordemos la Venezuela Saudita y el Caracazo. Ahora la parte del ciclo de pobreza la están comenzando a vivir en los países europeos con su dosis inicial de represión, que por ser poco selectiva y televisada, causa alarma en esa buena gente que no está acostumbrada a tales cosas.

La dirigencia de la oposición venezolana no la tiene fácil electoralmente con un sistema en el que cada persona tiene derecho a un voto y todos los votos valen igual. Hace algunos años se quejaban públicamente, ahora sólo lo hacen en privado, acerca de lo injusto que significa que sus votos valgan igual que los de aquellos que no tienen sus méritos intelectuales. Para ellos un sistema como el que se usa en la UCV para elegir a sus autoridades sería ideal: el voto de un profesor equivale al de 40 estudiantes, y adicionalmente ni empleados ni obreros votan.

Asumiendo que es la vía electoral la que está disponible para cambiar el gobierno, aunque no hay duda que preferirían una en la cual otros pusieran los muertos. ¿Cómo pueden lograr los dirigentes de esos partidos políticos neoliberales que la mayoría de la población vote por un modelo que no le conviene?. Los verbos que estos dirigentes tienen que conjugar en primera persona son: ocultar, engañar, mentir, manipular. Eso es lo que han estado haciendo.

Afortunadamente la mayoría de la población venezolana está cada vez más consciente de la situación y así se lo ha manifestado en la votación del 7 de Octubre y también se expresa en el imaginario popular como ejemplo, el chiste de Jaimito que ha circulado recientemente.

Jaimito ¿Qué nombre le vas a poner a tu hija?

Como ganó Chávez la voy a poner Victoria.

¿Y si hubiera ganado Capriles?

Socorrooo!

teodoroherrera@yahoo.com



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