Para entender y valorar este triunfo del socialismo venezolano es
importante entonces reconocer los logros de la revolución bolivariana
desde 1998, los cuales constituyen un modelo de transformaciones y
mejoras sociales, a diferencia de
Europa, Estados Unidos (pre Obama) y otros países latinoamericanos de
corte neoliberal, que están sufriendo las consecuencias de las políticas
en defensa del capital financiero a costa de las clases trabajadoras.
Venezuela por el contrario, entre expropiaciones,
presupuestos participativos, emprendimientos cooperativos, programas
sociales, grandes obras de infraestructura y transporte y acuerdos
internacionales que fomentan la unidad latinoamericana y desafían la
hegemonía de las corporaciones transnacionales, se
ha transformado profundamente hacia un modelo de mayor justicia social,
lo cual no son capaces de entender los Montaneres del periodismo ni los
sectores golpistas antidemocráticos imbuidos en sus egoístas intereses.
Con la recuperación del manejo de Pdvsa después del boicot de
2002-3, se pasó a un período de tasas de crecimiento promedio del 15 por
ciento anual entre 2004 y 2007 y aún mayor a la fecha con el desarrollo
de la faja del Orinoco con la
cual se espera duplicar la producción en cinco años a 6 millones de
barriles diarios. Si bien Venezuela siempre ha sido una potencia
petrolera es hasta ahora que el pueblo participa de su renta, calculada
en más de 380,000 millones de dólares en los últimos
12 años. Esta renta petrolera ha financiado a las distintas “misiones
bolivarianas” como Barrio Adentro (salud), Mercal (protección
alimenticia), Robinson y Rivas (educación), Habitat (acceso a tierra y
reordenamiento urbano), Agrovenezuela, Vivienda, Saber
y Trabajo (empleo), y muchas otras que han calado en los sectores
populares. Se mejoraron así las condiciones de vida de la mayoría de los
venezolanos dando acceso a agua potable, reinsertando en el sistema
escolar primario a casi 20.000 niños, erradicando
el analfabetismo y reduciendo a solo el 5 por ciento de los hogares sin
acceso a los servicios básicos. Respecto de los servicios de salud, la
misión Barrio Adentro por ejemplo, implicó la instalación en los barrios
más humildes del país de 6700 consultorios,
550 centros de diagnóstico, 578 salas de rehabilitación y 33 centros de
alta tecnología. Entre 1999 y el 2011, la esperanza de vida se
incrementó en 2 años, la mortalidad infantil de los menores de 5 años se
redujo del 21 al 16 por mil y la desnutrición bajó
del 5,3 al 2,9 por ciento.
El cambio de un modelo que solo favorecía el consumo de una pequeña
minoría, hacia uno de consumo de masas, se refleja en la creciente
participación del consumo y la inversión en el producto interno. El
consumo público y privado crece un
91 por ciento durante la era Chávez, pasando a representar el 88 por
ciento del producto interno en 2011 (22 puntos porcentuales más que en
1999, medidos a precios constantes de 1997). La inversión en capital
fijo creció un 80 por ciento en el mismo período,
alcanzando a representar casi el 30 por ciento del producto interno. La
actividad económica creció un 47% entre 1999 y 2011 debido
exclusivamente a las actividades no petroleras (la actividad del sector
petróleo decreció un 13 por ciento en ese período, medida
a precios constantes). O sea, que más de un tercio del crecimiento lo
explican las manufacturas, la construcción y las comunicaciones lo cual
representa una significativa diversificación productiva.
Las exportaciones de hidrocarburos permitieron que entre 1999 y
2011 que se duplicaran las reservas internacionales, se eliminara la
deuda externa, se sostuvieran fuertes préstamos a países de la región,
todo ello a pesar de la fuga de
capitales de los sectores empresariales y medios que representó la
pérdida de unos 9700 millones de dólares anuales promedio, por lo que se
optó por fijar y controlar el tipo de cambio como medida preventiva. La
inflación se ha venido reduciendo de niveles
de más del 80% en el período de Caldera a 18% en el 2011. A pesar de la
moderada inflación y restricciones de divisas, el incremento en la
actividad económica permitió crear unos tres millones y medio de empleos
durante los 14 años de gobierno bolivariano,
disminuyendo a 6% la tasa de desempleo en el 2012. El incremento del
empleo junto con las políticas públicas redistributivas sacaron de la
pobreza y la indigencia a millones de venezolanos. En 1999 el 49% de la
población era pobre y el 21% indigente. En 2012,
la pobreza se redujo a un 27% y la indigencia al 7%. La distribución
del ingreso ha pasado a ser la más equitativa de América Latina;
mientras que en 1999 el 20% más rico de la población ganaba 14 veces los
ingresos del 20 por ciento más pobre, esa diferencia
se había reducido ocho veces en el año 2011. El coeficiente de Gini que
mide la desigualdad pasó de .49 a .39 para el mismo período.
Aunque no se han resuelto todos los problemas, estas cifras dan
cuenta de la mejoría en las condiciones de vida de los venezolanos más
necesitados por lo que se comprende la amplia base de apoyo popular que
tuvo el presidente Hugo Chávez.
Sin embargo, los sectores más privilegiados, acostumbrados al modelo
neoliberal del pasado y a las políticas clientelares favorables a la
minorías en el poder, siempre estarán descontentos y desacreditando los
logros de Chavez.