6.4 millones de razones para reflexionar

Ante todo quiero felicitar de todo corazón a todos los que contribuyeron a la victoria de la patria en estas elecciones, que como siempre en Venezuela, estuvo signada por un alto grado de polarización y donde las redes sociales jugaron un rol importante en la expresión popular.

Fue un triunfo de la democracia. La gente expresó sus preferencias y se marcó el día 7 de octubre de 2012 como un hito en la historia política del continente y del mundo. De eso no cabe duda.

La mayoría, quienes elegimos votar por el candidato de la patria para que continuara dirigiendo el destino de nuestro país, estamos de júbilo, sin embargo, después de la celebración conviene hacer una reflexión.

Voy a intentar abarcar toda la cuestión en una simple pregunta:

¿Cómo es posible que aun cuando el gobierno dirigido por el comandante Hugo Chávez Frías ha llevado a cabo el esfuerzo en materia social más grande de toda la historia política de nuestro país, existan 6.4 millones de personas que lo adversan?

La respuesta no puede ser tan simple. No me conformo con un “Es culpa del veneno de Globovisión”.

Aunque soy el primero en resaltar que esta es una razón de mucho peso, pienso que el tema debe debatirse en las entrañas de la militancia de los partidos que conforman el polo patriótico, incluyendo a los comunicadores sociales del sistema nacional de medios públicos, quienes deberán asumir la tarea de llevar estas reflexiones a nuestro pueblo.

El triunfalismo no es dañino solo antes, sino también después de una elección. Antes porque puede hacer que no se genere la movilización necesaria para ganar y después porque en la alegría y el júbilo por el triunfo se olvida de analizar con cabeza fría los resultados.

Creo que la estrategia comunicacional de la derecha, basada en un laboratorio-fábrica de mentiras y entuertos mezclados con medias verdades, ha dado mejores resultados que el esfuerzo llevado a cabo por los comunicadores del sistema nacional de medios públicos.

La razón, a mi entender, es que se gastan horas y horas de televisión pública desmintiendo y desmontando matrices de opinión generadas desde el nefasto laboratorio comunicacional de la derecha y se dedica muy poco tiempo a mostrar el trabajo que viene haciendo el estado en materia de salud, educación, cultura, alimentación, vivienda, tecnología, infraestructura y muchos otros.

Conozco gente que aun piensa que los médicos cubanos no son médicos, que a los privados de libertad se les paga sueldo mínimo, que el cable submarino Venezuela- Cuba se utiliza para cambiar los resultados electorales desde el país caribeño (de la mano del propio Fidel Castro), que ocurrió una masacre de Yanomamis en el Amazonas Venezolano, que el satélite Miranda se usará para la persecución política y que el gobierno forjó el documento de la FANB publicado por Capriles en su cuenta Twitter. Esa es una prueba de que algo no se está haciendo bien en el aspecto comunicacional.

La avalancha de mentiras de la maquinaria comunicacional de la derecha, repetidas miles de veces en televisión (regional, nacional e internacional), en los diarios (impresos y en la web), y en la red de emisoras privadas de radio, se convierte en un pantano del que nuestro, aun modesto, sistema nacional de medios públicos no logra salir siempre con éxito. Siempre tiene más repercusión la falsa noticia que su desmontaje.

Los logros de la revolución, que son muchos, son totalmente invisibilizados por los medios privados y el sistema nacional de medios públicos está tan ocupado desmontando falsas matrices que no logra mostrar todas las bondades de esta revolución, muy especialmente en los horarios estelares de mayor audiencia.

No es mi intención en absoluto menospreciar el esfuerzo hecho por los medios públicos. De hecho, pienso que si no existiesen programas como La Hojilla, Cayendo y Corriendo y Zurda Konducta, la derecha hubiese estado peligrosamente más cerca de ganar las elecciones, sin embargo debemos comenzar por reconocer que estamos en una desventaja comunicacional tremenda y esto ha incidido notablemente en el crecimiento electoral de la revolución. Si comparamos los resultados obtenidos en el 2006, la opción revolucionaria ha pasado de 7.309.080 votos en 2006 a 8.062.056 en 2012, lo que representa cerca de 10%, mientras que la oposición pasó de 4.292.466 en 2006 a 6.468.450, es decir, cerca de 50% de crecimiento. De continuar esta tendencia con toda seguridad perderemos las elecciones en 2019 y la derecha echará por tierra lo logrado en 20 años de revolución.

No pretendo en este artículo dar soluciones. Es sólo una humilde invitación a reflexionar y a discutir para aportar puntos de vista que nos permitan construir una solución a este problema.


luisvasquez@cantv.net

(@luisvasquez1965)


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