Recorro
las calles y paseos de nuestra renovada Caracas y algunos pueblos cercanos a la
capital; vuelvo con otra mirada al barrio de mi infancia sin añoranzas del
pasado, al contrario, respiro un presente con aires de futuro y dejo de ser o pretender ser quien defina el
momento. Soy parte de él. Ando sin fueros con mi alegría y pesares caminando
hacia mis entrañas para sentirme uno más del “Nosotros” que deambula con sus
esperanzas a flor de piel. Siento profundamente mío el pensamiento del panita
Argimiro: “Somos la Vida y la Alegría en tremenda lucha contra la tristeza y la
muerte”. Observo la propaganda electoral y siento el viento del sur que
anuncia, más que otra victoria, nuevos caminos que se abren para lograr la
mayor suma de felicidad, pero eso sí, transitando el duro camino de desterrar
la vieja cultura; la cultura hegemónica del capital que yace hasta en los
tuétanos y, cada día vemos su reproducción, cada día sentimos su maligna
presencia y cada día sabemos que en el andar del nosotros depende su extinción.
Andamos a pie haciendo el camino siempre mirando el de al lado. Nadie nos quita
la solidaridad y el ímpetu de vivir bien. Nos quejamos y criticamos lo
malo, nos reímos de lo absurdo de
quienes ostentan el mando y no la guía, de quienes gritan consignas para ser
oídos y solo hacen ejercicios de respiración. Hacemos camino a la verdad,
nuestra verdad, la bicentenaria, la ancestral, la que derrumba al egoísmo y
recibe en su seno a los hombres y mujeres de buena voluntad.
Somos
lo que anda en el metro, en la camionetica, en los peñeros, burros, caballos,
bicicletas, somos lo que anda a pie, calzados de firmeza necesaria para
garantizar la gran victoria que apenas comienza el 7 de octubre.
Hacemos
camino al andar, que nadie se equivoque, el Socialismo anda a pie y nosotros somos
lo que anda.
Solo el
pueblo salva al pueblo
bladimirquintana69@gmail.com